La guerra económica: ¿realidad o show electoral?

El Presidente Maduro carece de liderazgo y dirige un gobierno no sólo ineficiente sino completamente errático en sus políticas económicas.

El Presidente Maduro carece de liderazgo y dirige un gobierno no sólo ineficiente sino completamente errático en sus políticas económicas. En los tres trimestres del año 2013, los venezolanos hemos sido vapuleados en nuestro nivel de vida y alterados en la normalidad de nuestra vida ciudadana.

Después de devaluar nuevamente nuestro signo monetario a 6,30 bolívares por dólar y llevar la inflación al cierre de septiembre a más del 40%, el abastecimiento de productos básicos de la dieta alimentaria y del consumo familiar tan indispensables como leche, aceite comestible, harinas pre cocidas, mantequilla, pollo, papel higiénico se viene realizando mediante largas colas que evidencian la escasez provocada por la política oficial de desestimulo a la producción nacional que el propio Presidente implícitamente reconoce al señalar que a fines de septiembre las importaciones remontan los 40 mil millones de dólares que incluyen bienes que en parte pueden producirse o antes se producían en nuestro país.

Como este desastre amenaza con socavar aún más las ya disminuidas bases de apoyo popular y electoral del gobierno de cara a un proceso de comicios municipales donde corren el riesgo de perder importantes alcaldías, diseñan y ejecutan una evidente maniobra de posicionamiento electorero que definen como contra ofensiva a una supuesta guerra económica de la burguesía tradicional y movilizan recursos propagandísticos, políticos y militares para distraer la atención y tratar de revertir el adverso cuadro electoral que se le presenta al chavismo.

Pero, el show electoral mayor es la convocatoria a vaciar los anaqueles de electro tiendas como DAKA o IVOO donde se expenden en su mayoría productos a precios envilecidos y exorbitantes por la inoperancia de la red estatal de Abastos Bicentenarios pretendiendo así tapar el sol con un dedo.

Recuerdo haber leído en un libro de León Trotsky titulado la Revolución Traicionada que al haber escasez se forma una cola y en toda cola aparece un policía. Solo que en nuestro caso la policía ha sido sustituida por la Guardia Nacional Bolivariana.
Lo más triste es que toda esta maniobra se presenta con un rimbombante cliché de medidas para proteger al pueblo.

En verdad, los trabajadores y el pueblo nos encontramos indefensos y abandonados a nuestras propias fuerzas y recursos para lidiar con la sobrevivencia cotidiana de nuestras familias hostigados además por constantes atracos y asesinatos, déficit de viviendas, deterioro del transporte y la vialidad, apagones periódicos, racionamientos del servicio de agua de uso residencial y pésima calidad de la que llega, caída constante de internet, carencia de gas doméstico. Es decir, lo más elemental para una vida moderna ya en la segunda década del siglo XXI. Involución y no revolución es lo que estamos padeciendo.

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