La muerte de Jorge Durán
Creo que el Ministerio de Interior y Justicia le debe al país y al gremio periodístico una clara explicación sobre las causas de la muerte del reportero gráfico Jorge Durán, quien perdió la vida el pasado 22 de abril en el cumplimiento de sus funciones dentro del equipo de prensa de ese despacho, durante la cobertura del desmantelamiento de un laboratorio de procesamiento de cocaína.
Creo que el Ministerio de Interior y Justicia le debe al país y al gremio periodístico una clara explicación sobre las causas de la muerte del reportero gráfico Jorge Durán, quien perdió la vida el pasado 22 de abril en el cumplimiento de sus funciones dentro del equipo de prensa de ese despacho, durante la cobertura del desmantelamiento de un laboratorio de procesamiento de cocaína.
Desde que se conoció el caso a raíz de la denuncia formulada por mi hermano y colega Mario Villegas, y asumida integralmente por el CNP y el SNTP, brilla por su ausencia una respuesta convincente a la versión según la cual Durán fue afectado por gases tóxicos y abandonado por el helicóptero que debía regresarlo a Caracas con sus compañeros del MIJ.
En la cobertura de esa operación, que tuvo una primera escala en La Fría (Táchira), y luego en el municipio Catatumbo (Zulia), participaron reporteros de diversos medios públicos y privados, y representantes de diversas instituciones públicas vinculadas a la lucha contra el delito en general y el tráfico de drogas en particular. De acuerdo con las denuncias de algunos de los trabajadores del MIJ que se vieron obligados a cubrir esa pauta, no hubo la mínima preparación de la actividad, para evitar los efectos nocivos de las sustancias tóxicas que iban a ser decomisadas o destruidas en el lugar. Algunos no llevaban la ropa ni el calzado adecuado ni las mascarillas de rigor, y en el caso de Durán, debió cargar su maletín de fotografía, razón por la cual, al momento del retorno, se retrasó en la caminata hacia el helicóptero que los traería de nuevo a Caracas.
El trecho que debieron caminar todos estuvo plagado de lodazales y era de difícil acceso, según lo refleja un informe presentado por periodistas del MIJ. Ello contribuyó a que Durán, junto con el corresponsal de Reuters Julio Uribarrí, quedara rezagado con respecto al resto. Ya él venía en muy malas condiciones y fue auxiliado por algunos efectivos militares. Ni Durán ni Uribarrí pudieron abordar el helicóptero: alguien ordenó que despegaran sin esperarlos. Esto es sumamente grave, porque se incumplió, de acuerdo con esa versión, con el sagrado deber de brindar auxilio y, sobre todo, tratándose de trabajadores que fueron llevados a cumplir con sus labores en una zona de tan delicadas características. Los colegas alertaron a la tripulación sobre el hecho de que el grupo no estaba completo. No obstante, hicieron caso omiso y despegaron.
Jorge Durán falleció y no están del todo claras las circunstancias. Entendemos que la Fiscalía General de la República abrió una investigación, pero, más allá de eso, lo justo es que este caso no se quede en el olvido ni se convierta en un cangrejo más. Es necesario investigar por qué esta actividad se llevó a cabo sin considerar los riesgos a los cuales fueron sometidos los trabajadores de la prensa que cubrieron esa pauta. Se deben establecer las responsabilidades por haber abandonado a Durán. Y, obviamente, debe determinarse quién dio la orden de despegar el helicóptero a sabiendas de que no estaba completo el grupo. Tanto el ministro Tareck El Aissami como el propio presidente Hugo Chávez pueden y deben contribuir a que este lamentable hecho se investigue a fondo y se evite que un manto de silencio deje sin respuestas a los familiares de Jorge Durán. No se trata de un caso político ni de hacerle daño al Gobierno, sino de que prevalezca la verdad por encima de la irresponsabilidad y la impunidad. Por supuesto, tanto la Fiscalía General de la República, la Defensoría del Pueblo y la propia Comisión de Ciencia, Tecnología y Medios de Comunicación de la Asamblea Nacional están en el deber de actuar, de acuerdo con sus competencias, para establecer las responsabilidades a que hubiere lugar.