La ONU da luz verde para atacar Libia
18 de marzo.- El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha aprobado a las once de la noche del jueves una resolución que permite el uso de la fuerza para imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia y para proveer asistencia y protección a la población civil de ese país. El texto aceptado por la mayoría del máximo órgano ejecutivo de la ONU sirve de base para un ataque militar sobre el territorio controlado por Muamar Gadafi y sobre las fuerzas que le apoyan y sus medios de defensa, lo que podría ocurrir de forma inminente. En Bengasi, la ciudad cercada por las tropas de Gadafi y a la espera de ser salvada por la comunidad internacional, se ha celebrado la votación con vítores de centenares de libios que se han reunido frente a la sede del Consejo Nacional de Transición libio.
18 de marzo.- El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha aprobado a las once de la noche del jueves una resolución que permite el uso de la fuerza para imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia y para proveer asistencia y protección a la población civil de ese país. El texto aceptado por la mayoría del máximo órgano ejecutivo de la ONU sirve de base para un ataque militar sobre el territorio controlado por Muamar Gadafi y sobre las fuerzas que le apoyan y sus medios de defensa, lo que podría ocurrir de forma inminente. En Bengasi, la ciudad cercada por las tropas de Gadafi y a la espera de ser salvada por la comunidad internacional, se ha celebrado la votación con vítores de centenares de libios que se han reunido frente a la sede del Consejo Nacional de Transición libio.
La resolución, que «autoriza a los estados miembros a tomar todas las medidas necesarias» para impedir el vuelo de los aviones de Gadafi y asistir a los civiles, ha sido respaldado por 10 votos a favor y cinco abstenciones, las de dos países con derecho de veto, Rusia y China, más las de Alemania, India y Brasil. Alemania ha optado por esa opción porque ve «considerables daños y riesgos» en una acción militar en contra de Gadafi, por lo que su ministro de Exteriores ha afirmado en un comunicado que las tropas alemanas «no tomarán parte en una operación militar en Libia».
Un portavoz del Pentágono manifestaba este jueves que Estados Unidos dispone ya de recursos militares en el Mediterráneo como para actuar de inmediato, lo que aún podría permitir retrasar o abortar el intento de las tropas de Gadafi de apoderarse de la ciudad de Bengasi, bastión de los rebeldes desde el comienzo de este alzamiento. También Francia parece preparar acciones rápidas. El ministro de Asuntos Exteriores francés, Alain Juppé, que ha participado personalmente en los debates del Consejo de Seguridad en Nueva York, ha declarado en la reunión que sería necesario responder «en cuestión de días o de horas porque la situación en Bengasi no admite demora».
Incluso si esta resolución llegase demasiado tarde como para impedir la caída de Bengasi, la segunda mayor ciudad de Libia, puede servir aún para debilitar enormemente la maquinaria militar del régimen libio y permitir a los rebeldes libios recuperar recursos y territorio.
La dictadura libia ha tardado poco más de una hora en reaccionar. El viceministro de Asuntos Exteriores Khaled Kaaim ha asegurado que la decisión adoptada por la ONU es una amenaza para la seguridad del país y constituye una llamada para que los «libios se maten entre ellos». En el lado contrario, el jefe militar de los rebeldes libios, Abdelfatah Yunes -que era ministro de Interior del régimen libio y dimitió para sumarse a la rebelión-, ha expresado su agradecimiento a la comunidad internacional mientras ha pedido que la exclusión aérea se aplique sólo a las zonas bajo control de las fuerzas de Muamar el Gadafi.
Pasar a la acción
Así como una anterior resolución del Consejo, que remitía la brutalidad del Gobierno libio al juicio del Tribunal Internacional de La Haya e imponía un embargo de armas y un bloqueo de fondos en el exterior, suponía el completo aislamiento de Gadafi, la de esta noche permite pasar a la acción y ayudar a la oposición de forma concreta y drástica.
Al recibir luz verde de la ONU para hacer cumplir la zona de exclusión aérea y proteger a los civiles mediante el uso de la fuerza, si es necesario, la comunidad internacional tiene la oportunidad de intervenir en Libia contundentemente, con los medios militares que se crean convenientes para cumplir esa misión.
Estados Unidos, que ya cuenta con barcos militares en la zona y es el país líder de la OTAN, se resiste esta vez a asumir el papel de principal o único protagonista. Derrotado en Irak y Afganistán, el Gobierno yanqui ha dejado claro en los últimos días que considera que esta misión debería ser cumplida, principalmente, por los países vecinos, es decir por los europeos y los árabes, que son también los que más intereses inmediatos tienen en Libia.
Francia, el Reino Unido (el primer ministro británico, David Cameron, ha convocado una reunión de su Gabinete para este viernes), Egipto, Emiratos Árabes o Qatar, entre otros, debían ser, por tanto, los países que cargasen con la principal responsabilidad militar que se desprende de la resolución discutida esta noche. Tanto la OTAN como la Liga Árabe han dado su respaldo a la imposición de una zona de exclusión aérea, por lo que se entiende que todos sus miembros están autorizados a utilizar la fuerza para hacerla cumplir.
Un funcionario del Departamento de Defensa ha adelantado este jueves que se han elaborado planes militares que incluyen acciones «más agresivas que la mera demostración de fuerza». Aunque no añadió detalles, esas acciones podrían abarcan desde el disparo de misiles de crucero desde barcos hasta el bombardeo de aviones sobre los sistemas de defensa antiaérea y las concentraciones de tropas libias. Gadafi posee modernos equipos de misiles tierra-aire de fabricación rusa que serían objetivo prioritario de un ataque extranjero. Asimismo, entre los potenciales blancos de una intervención se encuentran las unidades de tanques y la artillería que han castigado a las fuerzas rebeldes en los días anteriores.
Otras zonas de exclusión aérea establecidas anteriormente en Irak o en los Balcanes acabaron siendo una simple antesala de una intervención militar terrestre. Sin embargo, los rebeldes se han pronunciado contrarios a una invasión imperialista.