La protesta laboral en Guayana
El Presidente Chávez ha señalado que en Guayana se construirá el socialismo del siglo XXI partiendo del rol protagónico de la clase obrera que en la teoría marxista es la clase más revolucionaria de todas ya que sólo tiene que perder las cadenas que la atan a la explotación capitalista.
El Presidente Chávez ha señalado que en Guayana se construirá el socialismo del siglo XXI partiendo del rol protagónico de la clase obrera que en la teoría marxista es la clase más revolucionaria de todas ya que sólo tiene que perder las cadenas que la atan a la explotación capitalista.
Para viabilizar el Proyecto de la Guayana Socialista, el gobierno nacional procedió a tomar tres decisiones, llamémoslas estratégicas, en dirección a ese objetivo: 1) La nacionalización de las empresas privadas del área siderúrgica entre las cuales se cuentan SIDOR (principal acería venezolana), TAVSA ( fábrica de tubos de acero para la industria petrolera) y las llamadas briqueteras 2) El diseño de un Plan de Producción socialista cuyo objetivo es revertir la producción de materia prima (hierro y aluminio) para el mercado internacional y apalancar una industria manufacturera que use estas materias primas para satisfacer la demanda nacional (o necesidades del pueblo) en términos de diversas cadenas productivas que resuelvan el problema de la vivienda (con cabillas y perfiles para la industria de la construcción), productos para la industria petrolera y metalmecánica. Es decir, para apuntalar el llamado desarrollo endógeno aguas abajo. 3) En el orden interno de las empresas, la sustitución de la gerencia de las trasnacionales por los propios trabajadores mediante un sistema llamado control obrero.
Como plan político lucía no sólo vendible electoralmente, sino interesante como ensayo de una nueva construcción socialista de cara a la Venezuela del siglo XXI. Pero, en las relaciones laborales, el Plan suponía una redefinición de los beneficios laborales donde los salarios y demás beneficios económico-sociales establecidos en los contratos colectivos debían diferirse y algunos eliminarse como es el caso de las costosas Pólizas de Salud (HCM). Los sindicatos serían desactivados al no discutirse los contratos colectivos. En consecuencia, resultaría vano bajo la óptica oficial que los trabajadores se hagan conflicto a ellos mismos y se procedió a criminalizar la protesta laboral. Eso fue lo que ocurrió en Ferrominera del Orinoco con su dirigente Rubén González a quien se condena por dirigir la huelga legítima aunque ilegalizada de los trabajadores.
El llamado control obrero nació de un conciliábulo del PSUV con el alto gobierno que produjo los Presidentes Obreros designados por el Presidente Chávez. Es decir, no se empoderaron los trabajadores, sino la burocracia psuvista que además ha reincidido en los vicios de ineficacia y corrupción de los anteriores administradores.
Los trabajadores de Guayana, azotados por la inflación y mermados en su calidad de vida, han incrementado su protesta adversando un modelo socialista contrario a sus aspiraciones de progreso social.