3 octubre, 2024

La receta del Fondo sin el Fondo

Los anuncios realizados el pasado 22.01.14 por el vicepresidente del Área Económica, Rafael Ramírez vienen a concretar lo que muchos habían advertido, una devaluación cercana al 100%, que aunque ya había sido anunciada por Nicolás Maduro en la presentación de su Memoria y Cuenta ante la Asamblea Nacional, de alguna forma pasó desapercibida para muchos, ante el avasallante despliegue mediático gubernamental.

Los anuncios realizados el pasado 22.01.14 por el vicepresidente del Área Económica, Rafael Ramírez vienen a concretar lo que muchos habían advertido, una devaluación cercana al 100%, que aunque ya había sido anunciada por Nicolás Maduro en la presentación de su Memoria y Cuenta ante la Asamblea Nacional, de alguna forma pasó desapercibida para muchos, ante el avasallante despliegue mediático gubernamental.

Las medidas del gobierno bolivariano, guardan mucha similitud con las adoptadas por el gobierno de Caldera II durante la aplicación de la llamada Agenda Venezuela, un plan de ajustes macroecónomicos recomendado por el FMI y comenzado a ejecutar a mediados de abril de 1996, luego de la crisis bancaria. En dicha ocasión, se efectuó una devaluación de 180%. Para el primer mes de ejecución de la Agenda Venezuela, la inflación alcanzó la cifra de 12,6% puntos mensual, y 103% puntos durante todo 1996. Con plena vigencia del sistema de bandas empleado en la Agenda Venezuela, el capital especulativo aumentó su acceso a las divisas.

El chavismo insiste en marcar una diferencia entre la práctica de los gobiernos anteriores y las actuales. Sin embargo su ejecutoria demuestra el continuismo de las políticas antipopulares. En mi opinión, hay cuatro elementos que determinan el rumbo actual del bolivarianismo y la aplicación directa de las recetas y manuales del FMI, sin que haga falta la presencia del organismo multilateral y sin que el gobierno abandone su falso discurso de condenar los paquetazos impuestos en el pasado por el órgano.

1.- Devaluación de 100% y mini devaluaciones sucesivas «crawlig peg» al mejor estilo de la Agenda Venezuela de Caldera. Total apertura al capital especulativo para la adquisición de dólares. Aumento de la gasolina y recorte del gasto social para misiones y subsidios contemplado en Ley de Presupuesto 2014.

2.- Nuevo plan de inversiones de PDVSA: apalancamiento de proyectos iniciados con transnacionales; reforma de la Ley de Contribución Especial que excluye a nuevos proyectos del pago de contribuciones especiales a PDVSA; más concesiones a Chevron, Repsol y ENI para la explotación de la Faja y créditos por más de 9000 millones de $ otorgados a PDVSA en 2013, para garantizar la participación de estos en los proyectos. Sumado al Plan Arco Minero del Orinoco, los negocios de la PDVSA bolivariana y el MIBAM hacen lucir a la Apertura Petrolera de Caldera II como una cosa de niños. Vale mencionar el compromiso de seguir cancelando la deuda externa a tiempo y el aumento de la carga por servicio de la deuda en la Ley de Presupuesto 2014, hecho celebrado por los economistas y por la Banca de Inversión norteamericana.

3.- Construcción del «consenso democrático» a través del «diálogo» con la MUD y empresarios para imponer medidas antipopulares y repotabilizar la imagen del gobierno nacional, como garante de la estabilidad «democrática» y el libre flujo de capitales en el país. Mediante el «consenso» se impondrán medidas de choque y autoritarias para atender temas sensibles como la inseguridad y el aumento de la gasolina, ya aceptados como justos por los principales líderes de la MUD y avalados por una matriz de opinión desplegada por los medios públicos y privados.

4.- El «gran hermano» bolivariano sustenta su aparato represivo en la Ley Antiterrorista, copia al calco de la Ley Patriota USA y del Manual Antiterrorista del FMI. Criminalizar a los luchadores y las formas de lucha del movimiento popular, es el objetivo de esta Ley que además está acompañada por todo el entramado legal construido en la IV y perfeccionado en la V.

Lentamente se reconstruye el consenso de los poderosos, y lentamente se destruye la ilusión de los pobres.

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