3 octubre, 2024

La Revolución Árabe

«Todas las revoluciones son imposibles hasta que se tornan inevitables». León Trotsky

Las revoluciones en Túnez y Egipto confirman la magnífica definición de Trotsky. Comenzó la revolución árabe, un verdadero terremoto de consecuencias aún imprevisibles. La caída del Mubarak es un primer gran triunfo del movimiento de masas y una grave derrota del imperialismo yanqui y europeo, así como su agente, el Estado de Israel.

«Todas las revoluciones son imposibles hasta que se tornan inevitables». León Trotsky

Las revoluciones en Túnez y Egipto confirman la magnífica definición de Trotsky. Comenzó la revolución árabe, un verdadero terremoto de consecuencias aún imprevisibles. La caída del Mubarak es un primer gran triunfo del movimiento de masas y una grave derrota del imperialismo yanqui y europeo, así como su agente, el Estado de Israel.

Toda revolución nos exige seguir los acontecimientos a la luz de la teoría y la experiencia anterior. Junto a la solidaridad y al entusiasmo, surgen los necesarios análisis y propuestas políticas presentadas por intelectuales, organizaciones y activistas de todas partes, con el objetivo de aportar al proceso revolucionario. Nuestras reflexiones se suman a las contribuciones ya realizadas en el PSOL por Pedro Fuentes e Israel Dutra (Túnez y Egipto: una revolución democrática recorre los países árabes) con el cual realizaron un curso de formación. Vamos a detenernos, especialmente en el carácter de la revolución y el programa, ya que, en la proposición de los autores, la perspectiva del proceso revolucionario es detenerse inevitablemente en las conquistas democráticas, por lo cual defienden como única tarea y método para avanzar el de la Asamblea Constituyente, conclusión con la cual estamos en desacuerdo y sobre la cual llamamos a debatir.

1 – Marco Internacional: la hegemonía de EE.UU. en decadencia

Sólo en el contexto de la situación mundial es posible entender el proceso revolucionario abierto en el norte de África. Estamos de acuerdo en que «los Estados Unidos atraviesan la peor etapa de su decadencia», como afirman los compañeros. Existe una profunda unidad entre ese proceso, la derrota militar en Irak, el pantano en que se convirtió en la intervención en Afganistán, la imposibilidad de derrotar a las masas palestinas. Si a esto le sumamos la crisis económica, que no consiguen superar, pues existe lucha tenaz del movimiento de masas mundial contra los planes de ajuste, tenemos el cuadro que explica la tremenda crisis de la hegemonía imperialista. Eso no quiere decir que haya surgido otro poder hegemónico. Mas lo fundamental es que este marco internacional posibilita que eclosionen procesos revolucionarios.

Estamos de acuerdo con el periodista y blogger egipcio Hossam el-Hamalawy (1), quien afirma que ha sido Túnez el «catalizador», pues había condiciones objetivas para la insurrección. Él habla de las «huelgas obreras desde el 2008, la invasión de Irak, de la intifada de al-Aqsa… Las movilizaciones del año 2000 en apoyo de los palestinos … Este es el marco que fue generando las condiciones «.

Las comparaciones han surgido con la revolución iraní de 1979 que derrocó al Shah Pahlevi Rezah, o con revoluciones en los antiguos países “comunistas” del este europeo o la caída de las dictaduras latinoamericanas. Con relación a la revolución del 79 en Irán, destacamos una diferencia importante con Egipto: mientras que aquella derrotó a las fuerzas armadas del régimen, en Egipto aún permanecen en el poder, y pretenden encabezar la transición hasta las elecciones, con el apoyo de EEUU. No es casual que su primera medida fue declarar que mantienen todos los acuerdos internacionales, especialmente con Israel. En otras palabras, no fue derrotado aparato militar del antiguo régimen, se cree que el mayor golpe cayó sobre la policía política. Además de que en Egipto el movimiento islámico tiene menos peso del que tuvo y tiene en Irán. Y lo que diferencia a Egipto de la caída de las dictaduras latinoamericanas y de los regímenes estalinistas es el contexto mundial: la crisis de la hegemonía imperialista, la derrotas sufridas en el terreno militar, político y económico a las que se añaden, ahora, la pérdida de su principal bastión en la región, después de que Israel. Concretamente, el movimiento de masas mundial y la revolución árabe en particular enfrentan a un imperialismo debilitado (aunque no menos agresivo), que posibilita el avance de las luchas antiimperialistas y anticapitalistas.

2 – La composición social de la revolución

Como toda revolución contra una dictadura, su composición es heterogénea. Pero en todas ellas, los que se enfrentan y dan su vida en esta lucha, su motor fundamental, son los sectores populares. La clase media baja, trabajadores, desempleados, jóvenes sin futuro, junto con profesionales liberales, los hijos de clase media alta e incluso sectores burgueses. Pero la burguesía no es el protagonista porque, aunque existan sectores opuestos a la dictadura, teme ver al pueblo movilizado pues sabe que puede acabar volviéndose contra ella como clase. Sabe que en un proceso revolucionario, sabemos dónde comienza pero no dónde terminará. En Túnez y Egipto, ha sido importante la participación de la clase trabajadora. Los internacionalistas tienen la tarea de ayudar a superar las matrices de opinión de los medios de comunicación burgueses que hablan de la importancia de las redes sociales de internet, pero quieren pasar por alto o ignorar el peso y el papel de los trabajadores en estos procesos revolucionarios, precisamente porque están empeñados en que no tengan ningún papel. Hacemos hincapié en las siguientes citas extraídas de los medios de comunicación alternativos que merecen ser leídas con atención y divulgadas para combatir los limitados, y a menudo falsos, análisis burgueses. La página de Rebelion.org 10/02, con respecto a Túnez, publicó una entrevista con Hamma Hammami, portavoz y secretario general del Partido Comunista de los Trabajadores Tunecinos (Pcot), realizada por Myriam Martin y Coralie Wawrzniak del NPA … Incluso si los dirigentes sindicales UGTT colaboraban con el régimen, sus miembros eran activistas sindicales, lo que permitió que llegada la hora de las huelgas, los sindicatos se pudieran sumar… En muchas ciudades los trabajadores manifiestan frente a las sedes de la UGTT (cuyo liderazgo nacional está estrechamente vinculada con el partido gobernante) exigiendo que se declare en huelga. En otros casos la UGTT se sumó a las paralizaciones para no perder el control… ocurrió no sólo en las regiones de las históricas rebeliones obreras, como el puerto de Sfax o la región minera de Gafsa. La lucha obrera se extiende a todo el país… abarca federaciones como la de los correos y la educación… pero también la mayoría de los sindicatos. Hamma Hammami, también dijo que a pesar de que carece de un programa y una organización central, el movimiento no es verdaderamente espontánea en el sentido de» falta de organización y conciencia». No. Hay una conciencia política nacida de una acumulación de las luchas en los últimos veinte años. Por ejemplo, la sede de la UGTT en la ciudad de Redeyef es ahora el palacio de gobierno.

Nizar Amami, unión, portavoz de la liga de Izquierda de los Trabajadores de Túnez (Rebelión, 02/11/2001 – Wassim Azreg – NPA) dice que La izquierda sindical, algunas federaciones y uniones locales y regionales de la UGTT están hoy en el corazón del proceso revolucionario… No es por casualidad, pues desde hace ya varios años se ha visto a algunas federaciones convocar huelgas sin el acuerdo del secretariado general. Desde el comienzo de las manifestaciones, la acción de los militantes sindicales de las federaciones de la enseñanza primaria y secundaria, de ciertos sectores de la salud, de los sectores de correos y telecomunicaciones, de los diplomados en paro, se ha conjugado a la de los abogados y de los estudiantes de la Unión general de los estudiantes de Túnez (UGET). En Egipto, relata: Con el regreso al trabajo el 6 de febrero en varias ciudades hubo huelgas y ocupaciones de fábricas. Las protestas laborales se han intensificado el trabajo en Suez, con la participación de los trabajadores textiles… En Mahalla más de 1500 trabajadores de la empresa de Abu El-Suba protestaron bloqueando la carretera. En la ciudad de Quesne, 2000 trabajadores de la empresa farmacéutica Sigma se declararon en huelga exigiendo mejores salarios y el despido de los directores. En El Cairo, más de 1.500 trabajadores de limpieza manifestaron por aumento salarial, cargos fijos y el despido del gerente de la empresa. Están en huelga los trabajadores de telecomunicaciones… En Suez ocuparonla empresa textil Suez Trust. Miles de trabajadores de la fábrica de cemento de Lafarge en Suez están en huelga, exigiendo la formación de un sindicato y declarando su apoyo a la revolución. Trabajadores del cemento de Tora comenzaron a protestar por las condiciones de trabajo… la agencia de noticias oficial informó: «los empleados detuvieron al vicepresidente del sindicato de trabajadores egipcios y exigen su inmediata renuncia… el 8 de febrero a los docentes universitarios marcharon hasta la plaza en apoyo a la revolución… los periodistas se reunieron en la sede del sindicato para presionar por la destitución de su dirigente sindical… los trabajadores ferroviarios en huelga… por lo menos dos fábricas militares en Weleyn están en huelga. Miles de trabajadores petroleros están marchando al Ministerio de Petróleo… los trabajadores de Ghazlk Mahalla también están en huelga…

Ya el 06 de febrero, el mismo periodista y blogger Hossam el-Hamalawy declaraba: Hay cuatro focos de la lucha económica: una siderúrgica y una fábrica de fertilizantes en Suez, una fábrica textil Mansoura en huelga en la que el gerente renunció y funciona bajo autogestión; también un taller gráfico en el sur de El Cairo, Dar al-Matabi, donde también expulsaron al gerente y funcionan bajo autogestión… Los tres sindicatos independientes (de la recaudación de impuestos, de los técnicos de la salud y de los jubilados) manifestaron frente a la gubernamental Federación Egipcia de Sindicatos, exigiendo la imputación de su presidente por corrupción y reclamando el derecho a formar sindicatos libres… El Manifiesto de los trabajadores del Metal y Acero en Helwan, propone las siguientes demandas: – la salida inmediata de Mubarak y todos los elementos del régimen – la confiscación de la riqueza y las propiedades de todos los corruptos – la creación de sindicatos independientes y la preparación de conferencias a elegir y formar sus organizaciones – la recuperación de las empresas públicas, su nacionalización y la participación de los trabajadores y técnicos de su administración – formación de comités para asesorar a los trabajadores en el lugar de trabajo, y supervisar la producción, distribución, y los precios y los salarios – la convocatoria de una asamblea constituyente de todas las clases y tendencias, para aprobar una nueva constitución y la elección de los consejos populares, sin esperar a las negociaciones con el régimen actual.

3 – La lucha es por libertad, trabajo y pan

¿La movilización de masas que derrocó a Mubarak es solamente una revolución democrática, que se detiene con la caída del dictador, cuya perspectiva es luchar por la Asamblea Constituyente, y de esa forma se logrará la independencia nacional, estando imposibilitada de ir más allá? Creemos que no. Estamos de acuerdo: el derrocamiento de una dictadura es una tarea democrática, como lo es la independencia del imperialismo o la reforma agraria. Son tareas democráticas antiimperialistas. Pero debemos tener en cuenta que el motor de la revolución en el norte de África no es sólo la falta de libertad, sino la lucha contra el desempleo, la pobreza, por el «pan», en fin, contra de todas las consecuencias de la brutal crisis económica que castiga al pueblo trabajador y, especialmente, a su juventud. También, no podemos hablar simplemente de una revolución democrática, sin analizar que está enfrentando un enemigo capitalista e imperialista (Mubarak, EEUU, Israel, etc.), y no un enemigo feudal. Por eso es objetivamente anticapitalista. No encontramos correcto el texto de los compañeros cuando, luego de afirmar que las exigencias de trabajo y salario se combinan con la lucha contra la autocracia, define que las “principales consignas son Abajo Mubarak y Asamblea Constituyente” y por lo tanto… la revolución es democrática. Las revoluciones democráticas en esta época imperialista son revoluciones anticapitalistas objetivamente, por el enemigo que enfrentan y por las fuerzas sociales que van a la vanguardia, que no son los burgueses sino los sectores populares (clase media baja) y los trabajadores, los desempleados, la juventud. Es más correcta la definición del Manifiesto de las 28 organizaciones presentes en el Congreso del NPA: Estas revoluciones no sólo abren el camino para las reivindicaciones democráticas que acaban con las dictaduras, sino también al cuestionamiento del sistema económico capitalista que es la causa de tanta injusticia. Las reivindicaciones sociales están en el corazón de estas insurrecciones.

4 – La caída de Mubarak y la dinámica de las clases

Con la caída de Mubarak se abre una nueva etapa con tareas democráticas por concluir, como derrotar la transición pactada por el imperialismo con su centro en las fuerzas armadas, y la derrota del nuevo gobierno de Ghanouchi en Túnez. Quien buen define este nuevo tiempo es nuevamente el periodista Hossam el-Hamalawy: yo supongo que si nuestro levantamiento tiene éxito y derrocamos a Mubarak aparecerán divisiones. Los pobres querrán impulsar a la revolución a una posición mucho más radical, impulsar la redistribución radical de la riqueza y combatir la corrupción, mientras que los denominados reformistas quieren poner frenos, presionar más o menos por los cambios «desde arriba» y limitar un poco los poderes pero mantener alguna esencia de Estado. No conocemos a este periodista, pero seguro que hizo un buen resumen de la dinámica de las clases formulada por Trotsky en La Revolución Permanente. No consideramos que el movimiento continuará de forma heterogénea y unificada luchando por la Asamblea Constituyente. El imperialismo busca negociar y pacificar a la región, pero no a través de una “democracia burguesa clásica”. Existe un frente objetivo el imperialismo yanqui y europeo, el Estado de Israel y los gobiernos árabes reaccionarios, los altos oficiales y la cúpula de las fuerzas armadas – fundamentales en los 30 años del régimen- las corporaciones imperialistas y grandes empresarios locales que buscan preservar a toda costa de la integridad de las fuerzas armadas a través de algún remedo de democracia burguesa. Sectores pequeño burgueses, partidos y movimientos conciliadores sin duda también buscan desmovilizar y depositar una cuota de confianza en los militares. La «división» a la que se refiere Hossam es fácil de ver en los periódicos brasileños. El 14 de febrero informan de las innumerables huelgas (entre ellas la de los policías) que se realizan en Egipto y el llamado del ejército a finalizarlas por el bien de la economía, al respecto Folha.com relata: En la mañana del lunes, el ejército de Egipto llamó a la solidaridad nacional, exhortó a los trabajadores que cumplan su papel para reactivar la economía y criticó las huelgas, después de que muchos empleados han sido alentados por las protestas que derrocaron al dictador Hosni Mubarak para exigir mejores salarios.

5 – Es necesario un programa de transición

Como militantes socialistas e internacionalistas, escribimos acerca de una revolución para abordar el debate sobre cómo podemos aportar en el terreno teórico, político y práctico con las gigantescas tareas que tiene por delante del pueblo egipcio. ¿Cuál es el programa de transición posible, ya que se trata de la combinación de las «tareas económicas y políticas,» sobre todo ahora que Mubarak cayó? Los activistas socialistas, por ejemplo, deberían intervenir en el Movimiento 6 de abril, para ayudar a desarrollar lo concerniente a las demandas del movimiento, ya que expresa un poder dual embrionario? ¿Fortalecer los sindicatos independientes que están naciendo? ¿Los comités de barrio? ¡Sin duda, deberían apoyar las huelgas de los trabajadores! ¡La lucha por la abolición de la ley de emergencia, la libertad de fundar partidos políticos y la libertad a los presos políticos! Deben reforzarse todos los organismos de masas para luchar por una alternativa de poder de los de abajo, para garantizar el salario, el pan, la expropiación de la riqueza de Mubarak y su familia, ¡renacionalización de las empresas privatizadas y la nacionalización de los sectores fundamentales de la economía! Defender la necesidad de llamar a los soldados a organizarse, exigir su derecho a la libre organización, para ganarlos al lado del pueblo, separándolos de la alta oficialidad! ¡Es decisivo llamar a impedir cualquier negociación con el antiguo régimen y sus fuerzas armadas, financiadas por los EEUU! ¡Denunciar que las Fuerzas Armadas pretenden «modificar» la Constitución ignorando al pueblo! ¡Llamar a luchar para confiscar todos los bienes del partido de gobierno! ¡Luchar por imponer las más amplias libertades democráticas, juzgar a los torturadores y asesinos, exigir que se respeten los derechos humanos! ¡Para imponer la inmediata ruptura con el Estado sionista y racista de Israel y garantizar una Asamblea Constituyente libre y democrática para reorganizar el país al servicio de la mayoría del pueblo trabajador! Para lograr estas tareas, cobran cada vez mayor importancia las huelgas de los trabajadores y las luchas de los sectores populares. ¿No sería necesario que el centro de una propuesta socialista fuese el llamado a continuar la movilización en torno a un programa con las características anteriores? La mayoría de las demandas aquí propuestas, se han desarrollado en varios textos, tales como el del Frente Democrático 14 de Enero de Túnez, o formuladas parcialmente en varias huelgas. Desde nuestro punto de vista, aquí se encuentra la mayor limitación en el texto llevado a la escuela de formación del MES (corriente del PSOL). Pues no levanta ninguna tarea que no sea la Asamblea Constituyente, aunque aparezca en el texto que la revolución combina tareas económicas y políticas. El texto afirma que la revolución sólo puede avanzar hacia una democracia radical, como en América Latina, nacionalista, o sea, un proceso similar al venezolano. Por lo tanto, la única tarea que proponen es la de impulsar elecciones para una Asamblea Constituyente, definida como objetivo y también como el camino para conseguir la independencia del imperialismo, mientras que el texto no apunta a la necesidad de continuar la movilización y las huelgas. Para que no queden dudas, el texto completo de los compañeros remata: «quien levante hoy las banderas del socialismo está descontextualizado, pues la revolución es democrática». Y dejan claro que, solamente si el proceso revolucionario cumple con la etapa de liberación nacional, en una etapa posterior si podrá entrar en una dinámica socializante.

Debemos recordar que ni la revolución rusa se hizo bajo la bandera del socialismo, sino con la de PAN, PAZ Y TIERRA, así que no nos interesa entrar en esa controversia, pues no estamos argumentando que en Egipto la revolución se realice agitando esa bandera.

Dado que el texto no habla específicamente de la situación y las reivindicaciones del pueblo trabajador y de los sectores populares, de los procesos reales que se están produciendo, de la dinámica de quiénes son los verdaderos protagonistas de las luchas que están por venir después de la caída de Mubarak, nada de esto, llegamos a la conclusión que los autores confían en que la independencia nacional podrá ser realizada por los militares. ¿De ahí la comparación con la Venezuela de Chávez? La conquista de la independencia nacional no tendría nada que ver con la lucha de la clase trabajadora por su liberación, estaría completamente aislada de la lucha por el socialismo, al que se llegaría a una etapa posterior. Esta se convierte así en una etapa obligatoria, y competería a los sectores burgueses, pequeños burgueses y militares, dirigirla, dado que en el análisis, la clase obrera no se cumple ni puede cumplir un papel importante en este proceso. Se basan en el hecho real de la ausencia de una dirección socialista revolucionaria. Pero la conclusión no es que se abren condiciones extraordinarias para su construcción, sino la imposibilidad de cualquier avance para luchar por una salida de fondo desde el punto de vista de clase, utilizando un método fatalista y determinista. Como lo vemos, una salida tipo Nasser con todas las contradicciones del nacionalismo burgués. (2)

Nuevamente, volvemos al Manifiesto de las 28 organizaciones presentes en el Congreso del NPA que, en lugar de desvincular las tareas antiimperialistas de las socialistas, como hace el texto del MES, plantea: “Esto significa que los pueblos de Túnez y Egipto, las fuerzas que desean allanar el camino antiimperialista y socialista en sus propios países, necesitan de la solidaridad y el apoyo activo de los revolucionarios y de los movimientos antiimperialistas, sociales, sindicales del mundo entero».

6 – Revolución democrática y revolución permanente

El texto hace una importante referencia a las tesis de la Revolución Permanente de L. Trotsky. Esta formulación de la dinámica revolucionaria combina diversos aspectos, como el papel y la dinámica de las clases, las tareas a cumplir y el movimiento dialéctico del proceso internacional. Demostramos con varios ejemplos que hay una dinámica de clases hasta la caída de la dictadura, y que se abre una nueva cuando el viejo régimen cae. Sobre las tareas, ya vimos, por ejemplo, que el Manifiesto de los trabajadores del Metal y del Acero combina diversas reivindicaciones y consignas, lo mismo ocurre en la declaración del Frente Democrático 14 de enero de Túnez, cuyo programa es una combinación de tareas, no sólo la Asamblea Constituyente. Y si nos fijamos en las huelgas que se están realizando por salarios, por condiciones de trabajo y por la remoción de los directores de las empresas, veremos que en vez de circunscribir la lucha a la Asamblea Constituyente, éstas asumen y combinan cada vez más tareas claramente anticapitalistas y democráticas. La dinámica internacional de la revolución está más que demostrada en la lucha contra los gobiernos y contra el hambre que se extiende por los países del norte de África; las movilizaciones de muchos países de todo el mundo celebrando la caída de Mubarak, la influencia que se prevé esto tendrá sobre los inmigrantes africanos en Europa que luchan y resisten contra los planes de ajuste, todos estos procesos que se retroalimentan en la crisis económica, política y militar del imperialismo. Desafortunadamente, los autores confían en que los países del ALBA son el punto más avanzado de la solidaridad internacional y los consideran parte de los socialistas de latinoamericanos, siendo que ninguno de sus gobiernos antes de la caída de Mubarak tuvo la valentía de pronunciarse por la caída del sanguinario dictador, ni expresó su solidaridad con los heroicos pueblos africanos, y menos aún rompieron relaciones con los dictadores de Túnez y Egipto, callando de forma cobarde. La verdadera solidaridad está en los hechos siendo defendida por los pueblos árabes que luchan contra las dictaduras y sus respectivos planes de hambre; por los trabajadores y el pueblo que resisten en Palestina y vibran con los primeros triunfos de Túnez y Egipto; por las masas que en Europa enfrentan a los planes de ajuste y a los gobiernos que los aplican, por todos aquellos que luchan sin tregua contra el imperialismo los gobiernos capitalistas nacionales, sin confiar en salvadores de la patria, sino confiando cada vez más en sus propias fuerzas. Estas movilizaciones extraordinarias ciertamente no agitan la bandera del socialismo, pero en la práctica su lucha es tremendamente anticapitalista e internacionalista, es decir, con una dinámica socialista. Sólo de esta manera, el movimiento de masas podrá ir superando el actual vacío de dirección revolucionaria y creando el factor subjetivo imprescindible: un partido socialista revolucionario.

* Miembro del Ejecutivo Nacional del PSOL (Brasil).

Nota:

1.- Hossam el-Hamalawy es un periodista y bloguero de la página 3arabawy. Mark Levine, profesor de la Universidad de California en Irvine, logró contactar a Hossam a través de Skype para obtener un informe de primera mano sobre los acontecimientos ocurridos en Egipto. Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens y revisado por Caty R.

2.- Es importante revisar el origen de Mubarak y lo que pasó con el gobierno y el movimiento nacionalista burgués en Egipto. Mubarak no ha «surgido» de un desconocido proceso reaccionario. Mubarak, así como Anwar El-Sadat, su predecesor, fueron la expresión de la degeneración del movimiento nacionalista burgués liderado por Nasser. Aquél fue el inspirador del golpe de Estado de 1952 que puso fin a la monarquía, obtuvo la retirada de las tropas británicas, y fundó con Siria la República Árabe Unida. En 1956 nacionalizó el Canal de Suez, lo que provocó la invasión de Gran Bretaña, Francia e Israel para recuperarlo, pero fueron derrotados en el momento de mayor apogeo del movimiento nacionalista burgués. En la Guerra de los Seis Días de 1967, Nasser fue derrotado por el ejército sionista y murió en 1970. Todos provienen del movimiento creado por Nasser, cuyo sucesor inmediato fue Sadat, y de quien Mubarak fue vicepresidente. Sadat fue quien firmó en 1978 los acuerdos de Camp David con los EEUU, siendo el primer país árabe en reconocer al Estado de Israel. Así, el nasserismo completó su ciclo de ascenso, decadencia y caída. Nasser, como todos los regímenes de países independientes en el marco del Estado burgués, se apoyó en el movimiento de masas para enfrentar al imperialismo y a los sectores burgueses subordinados a éste. Sin embargo, ante el peligro de un movimiento de masas que lo rebasara, se apoyó en las fuerzas armadas, tanto para enfrentar al imperialismo como para frenar y controlar las movilizaciones populares. Así también, con el mismo objetivo, creó sindicatos controlados por dirigentes adictos al gobierno. Es decir, medidas progresivas como la reforma agraria, la nacionalización o la sindicalización, fueron hechas “por arriba” sin permitir iniciativas independientes de los trabajadores y campesinos. Esta es la razón estructural, de clase, que hace que los gobiernos nacionalistas burgueses que llegan a alcanzar la independencia política de su país en relación con el imperialismo, fracasen y acaben siendo derrotados o capitulen a la presión imperialista.

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