La solución de dos Estados es sólo palabras vacías

Netanyahu

Por: Joseph Croitoru (www.dw.com)
(Traducción de Mariana Morena)

6 de enero de 2016. A Occidente le gusta repetir sus críticas a la política de asentamientos de Israel, pero no hace nada para detenerla. Esa es la razón por la que la solución de dos estados es sólo una retórica vacía.

La reciente Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU ha causado un gran revuelo. Debido a que la política de asentamientos de décadas en los territorios palestinos ha sido condenada como una seria amenaza a la llamada solución de dos Estados, el gobierno israelí se ve a sí mismo como tratado injustamente.

De todos modos, no hay nada realmente nuevo en esta resolución, que repite esencialmente las críticas expresadas por la comunidad internacional en ocasiones anteriores, ni hay nada nuevo en la forma agresiva con que Israel reaccionó. El Consejo de Seguridad ha aprobado más de 200 resoluciones críticas de Israel, incluyendo muchas que condenan el trato de Israel a los palestinos. Bajo el derecho internacional, a los refugiados no se les puede impedir regresar a su patria.

Construcción sistemática de asentamientos

Hoy en día, casi se ha olvidado que después de la guerra de 1948 y hasta incluso 1966, más de 100.000 palestinos en territorio israelí fueron puestos bajo administración militar. Los métodos de represión utilizados contra los palestinos constituyeron la base para la creación del aparato de ocupación israelí en los territorios palestinos después de 1967. Desde el principio, se centraron en reducir las áreas donde los palestinos podían vivir y, siempre que fuera posible, aislándolos unos de otros.

Esta estrategia fue seguida por el asentamiento en las áreas ocupadas en la Ribera Occidental y la Franja de Gaza en violación del derecho internacional – que los israelíes comenzaron poco después de la Guerra de los Seis Días. Incluso en ese momento, varios asentamientos no sólo se fundaron en el llamado Gush Etzion, una zona palestina con relativa densidad de población al sur de Jerusalén; en el valle del Jordán también se establecieron varios asentamientos israelíes como un tipo de amortiguador para dificultar el acceso de los palestinos al río Jordán. La construcción de los primeros barrios judíos en Jerusalén oriental, que comenzó ya en 1970, tuvo un propósito similar: impedir allí el crecimiento natural de las zonas palestinas y la cohesión entre ellas.

Que estas medidas y la política de asentamientos masivos en los años setenta y ochenta sirvieron para torpedear la creación de un estado palestino hoy en día se considera una verdad obvia, pero esta perspectiva es algo anacrónica: un Estado palestino independiente estaba más allá de la imaginación de los principales políticos israelíes de ese tiempo. Las actividades de asentamiento reflejaban las aspiraciones de expansión, con el objetivo de crear un “Gran Israel”. E incluso la noción de algún tipo de autonomía palestina surgió en 1979 en el marco del tratado de paz entre israelíes y egipcios, se debió completamente a la masiva presión internacional sobre el gobierno israelí, que en última instancia torpedeó el plan bajo el liderazgo de Menachem Begin.

Condena de la política de asentamientos, pero ayuda militar

La fundación la Autoridad Palestina provino realmente del levantamiento nacional de los palestinos y del acuerdo resultante de 1993 en Oslo. El gobierno israelí argumentó que su oposición a la creación de un Estado palestino independiente se debía principalmente al terrorismo palestino. Ejecutó represalias contra el terror y avanzó aún más en la construcción de asentamientos.

La comunidad internacional ha criticado regularmente la política de asentamientos de Israel, pero la ha dejado en eso sin imponerle sanciones dolorosas. El gobierno israelí llegó a la conclusión de que la construcción de asentamientos había sido aceptada y, con el tiempo, continuó la ofensiva retórica con furiosos arrebatos y acusaciones de antisemitismo contra las Naciones Unidas e incluso contra su más fuerte aliado, Estados Unidos, que no obstante continuó con su impresionante apoyo militar a Israel sin restricciones. Bajo la presidencia de Barack Obama este apoyo fue incluso mayor. Pasó lo mismo también con Alemania, que, bajo el gobierno de Merkel, suministró a Jerusalén submarinos y buques de guerra a pesar de todas las críticas a la política israelí de asentamientos.

En Occidente, donde muchos países continúan cooperando estrechamente con Israel en materia de armamento y seguridad, uno debería preguntarse por qué todavía se pide a Jerusalén que haga realidad la solución de dos Estados mientras se ayuda a Israel directa o indirectamente con su expansionismo militar.
Esta conducta y la renuncia a sanciones efectivas sólo sirven para fortalecer a la ultraderecha en Israel, así como a los extremistas palestinos y socavar el proceso de paz en ambos lados.

La adhesión a la idea de una solución de dos Estados no es otra cosa que una retórica vacía, y eso no ha pasado desapercibido en Israel. Permite a la derecha israelí triunfar y conduce a la izquierda israelí a la desesperación – al igual que a los palestinos moderados, que, como parece, no pueden esperar nada positivo de Washington bajo la futura administración Trump. Europa, por lo tanto, tendrá que adoptar una postura más dura contra Jerusalén.

Fuente: http://www.dw.com/…/opinion-the-two-state-solut…/a-37041457…

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