Las formas extremas de lucha
En la sociedad democrática se han reconocido las llamadas formas de lucha institucional para exigir derechos así como para que se atiendan los problemas que aquejan a la comunidad local, nacional o global.
En la sociedad democrática se han reconocido las llamadas formas de lucha institucional para exigir derechos así como para que se atiendan los problemas que aquejan a la comunidad local, nacional o global.
A la lucha social y política se encuentran asociados los derechos civiles y políticos conquistados por los ciudadanos, los pueblos y la humanidad frente a los poderes económicos, religiosos y estatales que han predominado en la vida de las naciones imponiendo sus intereses particulares por sobre los colectivos.
Los derechos políticos incluyen el derecho de los ciudadanos a elegir las autoridades y ser elegidos, a participar y manifestar pacíficamente y sin armas, a organizar libremente asociaciones no gubernamentales así como partidos políticos, libertad para reunirse en sitios cerrados o públicos, libertad de prensa y de navegación en Internet (redes sociales).
En el ámbito laboral, la sociedad democrática reconoce el derecho de los trabajadores a organizar sindicatos, negociar convenios colectivos y ejercer el derecho a la huelga.
Cuando estos derechos democráticos se restringen o se suprimen criminalizando (o penalizando) la disidencia y la protesta surgen las llamadas formas extremas de lucha.
Hasta las constituciones más democráticas autorizan el derecho a la rebelión de los ciudadanos contra el poder constituido cuando éste es ilegítimo. La expresión tradicional de la rebelión es la lucha violenta en forma armada o no armada. La lucha por la independencia de Venezuela liderada por la generación libertadora, por ejemplo, es expresión del ejercicio de ese ejercicio del derecho a la rebelión.
Pero, la lucha armada no es la única forma de lucha extrema. El uso del propio cuerpo como herramienta de afirmación, resistencia o lucha es de data inmemorial.
Con Mahatma Ghandi, líder político y espiritual de la India y su proceso de independencia, se abrió el camino de la llamada resistencia civil no violenta con el ayuno a que se sometía para motivar la reflexión de sus adversarios.
Con Bobby Sand en Inglaterra se abre el período de las ahora llamadas huelgas de hambre y sed, fallecido ante la negativa del gobierno inglés y su Primera Ministro Margaret Tatcher no solo a aceptar sus peticiones sino simplemente a negociar. Caso similar es el del disidente Orlando Zapata en Cuba, fallecido recientemente.
El coserse los labios surge de las luchas de los prisioneros venezolanos en las cárceles al demandar respeto a sus derechos al debido proceso, a la justicia oportuna y a un trato humano en los centros de reclusión para reos y familiares.
Nuestros estudiantes universitarios empuñaron sus cuerpos como arma y lograron hacerse oír por la clase gobernante. Celebro que hayan levantado su forma de lucha extrema.