7 diciembre, 2024

Las medidas anticrisis: un golpe económico contra los trabajadores, el pueblo y la revolución

El 21 de marzo de 2009 pasará a la historia como la fecha en que el gobierno del presidente Chávez marcó un punto de quiebre en su creciente alejamiento de la perspectiva de transformación social que alentó en sus primeros años. El paquete que ya se venía aplicando desde hace un año, a cuenta gotas, se profundizó con una serie de medidas que golpearán el nivel de vida de los trabajadores y el pueblo.

El 21 de marzo de 2009 pasará a la historia como la fecha en que el gobierno del presidente Chávez marcó un punto de quiebre en su creciente alejamiento de la perspectiva de transformación social que alentó en sus primeros años. El paquete que ya se venía aplicando desde hace un año, a cuenta gotas, se profundizó con una serie de medidas que golpearán el nivel de vida de los trabajadores y el pueblo.

Ni una sola de las medidas anunciadas afecta los negocios de los capitalistas, de los propietarios de los medios de producción, de los industriales, de los banqueros, de los terratenientes, de la burocracia de gobierno, y menos que menos a los nuevos ricos, esa poderosa boliburguesía que crece con los millonarios recursos del Estado. Por el contrario, todas las medidas van dirigidas a que sean los trabajadores y el pueblo los que carguemos con la pesada cruz de la crisis capitalista mundial. Poniendo en evidencia el carácter de clase procapitalista del actual gobierno.

Ese es el contenido de fondo de las medidas adoptadas por el gobierno, que hoy en forma miserable se empeñan en encubrir quienes se favorecen de la gestión del Estado burgués, comenzando por sus funcionarios, los banqueros, los “empresarios socialistas”, los boliburgueses, y por los sindicalistas rojos, rojitos que le defienden.

El 21 de marzo como afirmamos anteriormente pasará a la historia como la fecha en que el proceso revolucionario sufrió un poderoso golpe, ya no de manos del imperialismo y de los empresarios y multinacionales que siempre estuvieron empeñados en tumbar al presidente Chávez y detener el proceso revolucionario. En esta ocasión el golpe contra los trabajadores, contra el pueblo y contra la revolución, proviene del mismo Presidente, del gobierno, que en un momento de grandes definiciones, prefiere no tomar el camino del socialismo, y opta por defender el orden capitalista, cobrándole la crisis a los trabajadores y al pueblo antes que a los explotadores y sus negocios. Esa es la verdad verdadera.

Las medidas anticrisis son un punto de inflexión en el proceso revolucionario bolivariano

El pasado 21 de marzo el gobierno del presidente Chávez anunció unas pocas pero importantes medidas económicas. No podemos subestimar la significación de ese día, que pasará a la historia, como la fecha en que el gobierno terminó de quitarse la careta y mostró su talante antiobrero y antipopular.

Pese a que todos los días escuchamos a los voceros gubernamentales decir que esta crisis no puede superarse con el recetario neoliberal, las medidas anunciadas poco se distancian de las aplicadas previamente en momentos de crisis por los gobiernos burgueses puntofijistas, pues en definitiva apuntan a descargar sobre los hombros de los trabajadores y los sectores populares las consecuencias nefastas de la crisis. Todo el discurso “obrerista” y “socialista” se derrumbó en pocos minutos, por obra de unas medidas destinadas a recuperar el equilibrio fiscal y rescatar las ganancias de los banqueros, las transnacionales y los capitalistas, en otras palabras, los causantes de esta crisis.

El paquete de ajuste se viene aplicando desde el año pasado

Desde el pasado año, nuestro partido ha planteado que el gobierno del presidente Chávez viene aplicando un paquete de medidas de ajuste, sin anunciarlo y sin ponerle un nombre, como tradicionalmente hicieron en el pasado reciente los gobiernos puntofijistas y otros gobiernos burgueses en América Latina.

Ese paquete comenzó con el aumento de precios de distintos productos de la cesta básica de alimentos, desmontándose casi totalmente el control de precios establecido por el propio gobierno. Cada fin de semana del año pasado, el Presidente en sus alocuciones dominicales hacía público el aumento de algún producto, cediendo de esta forma a las presiones de los industriales y comerciantes que tienen como estrategia sacar los productos de los anaqueles, generando un desabastecimiento artificial. Ante esta agresión económica por parte de la burguesía, el gobierno sólo atinaba a responder premiando a los acaparadores con la liberación del precio de algún producto alimenticio.

Este aumento sostenido de precios ha llevado a que Venezuela tenga la inflación más alta en América Latina por 3 años consecutivos, llegando el año pasado a 30,9%, mientras que la inflación de los alimentos fue de 43,7%.

Por otra parte, mientras se desmontaba el control de precios, el gobierno le otorgó a los importadores todo género de beneficios, mediante la flexibilización de las normas para importar. Esta política del presidente Chávez, de acuerdos con los empresarios, que lo llevó a definirse a sí mismo el 15 de febrero como un “lanzapuentes”, fue la que posibilitó la realización del tristemente célebre acto del 11 de junio del año pasado, presentado como el lanzamiento de una “alianza estratégica con la burguesía nacional”, que no fue otra cosa que la oficialización del pacto entre el gobierno y la rancia oligarquía venezolana. Aunque en ocasiones el gobierno cuestiona a la burguesía, o la amenaza de la “boca para afuera”, lo cierto es que cada vez son más profundos los acuerdos entre el gobierno boliburgués y la burguesía tradicional.

A esto hay que agregar que el gobierno, como parte de ese paquete de ajuste encubierto, también viene liquidando y suprimiendo entes del Estado, como fue el caso del CONAC, donde 800 trabajadoras y trabajadores quedaron en la calle, o más recientemente el caso de Sasa, donde casi 3000 trabajadores quedaron cesantes; mientras se preparan nuevos procesos similares para el Inam, Fondafa y Foncrei, afectando a más de 10.000 trabajadores, que en plena crisis económica quedarán en el limbo.

Medidas contra el pueblo y los trabajadores para mantener a flote el orden capitalista en el país

El gobierno anunció el aumento de la alícuota del IVA de 9% a 12%; una reducción del gasto público de Bs.F. 11 millardos; un aumento del endeudamiento interno, que originalmente se había ubicado en Bs.F 12 millardos, elevándose posteriormente a un máximo de Bs.F. 37,32 millardos, y el aumento del salario mínimo en un 10% a partir del 1 de mayo y otro 10% en septiembre.

Expliquemos ahora por qué decimos que estas medidas son un severo golpe contra los trabajadores y el pueblo, en el contexto de la crisis capitalista mundial.

Voceros gubernamentales, y el propio Presidente de la República, han afirmado que este sería un paquete “humanista”, que se alejaría de las medidas de ajuste neoliberal aplicadas previamente en el país, ya que no incluyen el odiado aumento de la gasolina ni la devaluación de la moneda. Veamos por qué la argumentación de fondo es falsa.

En primer lugar, el aumento del IVA en 3 puntos y la reducción del gasto público, son medidas clásicas de los paquetes de ajuste neoliberal aplicados en los años 80 en América Latina, y son tradicionalmente recomendadas por el FMI y el Banco Mundial. Son típicas decisiones económicas de carácter recesivo, en la medida en que tienden a estancar el proceso productivo, y a hacer recaer en los trabajadores el peso del ajuste.

Es bueno aclarar que el aumento de la alícuota del IVA no es de 3%, en realidad es un aumento de 33,33% al monto del impuesto, que pasará del 9% al 12%, y que afectará a toda la cadena productiva, y que, combinado con la especulación de los comerciantes, tendrá un impacto brutal en el incremento de la inflación. Incluso algunos economistas cercanos al gobierno calculan dicho impacto inflacionario en aproximadamente un 30%, lo cual se concretará en una severa caída en el nivel de consumo de los sectores más pobres de la población.

Distintos voceros gubernamentales, y ex funcionarios como Jesús Faría y Nelson Merentes, andan inventando supuestas bondades en uno de los impuestos más regresivos que existen, ya que lo pagan pobres y ricos, justos y pecadores por igual, independientemente de sus ingresos. Y siendo los sectores populares la mayor parte de la población, el aumento del IVA se constituye entonces en una extracción directa de recursos de los bolsillos del pueblo y los trabajadores, quienes terminaremos tapándole el hueco fiscal al gobierno y pagando de esta forma los costos de la crisis capitalista.

El gobierno se contradice y pretende minimizar el carácter antipopular del IVA, olvidando lo dicho por el entonces ministro de Finanzas, Rodrigo Cabezas en abril del 2007 a propósito de la reducción del IVA: «Tomamos la decisión socialista de que, en el mediano plazo, el IVA no exista en Venezuela… un impuesto que nos sembraron aquí los neoliberales, los que trajeron los paquetes del Fondo Monetario Internacional».

Bueno, ese impuesto neoliberal, que no tiene nada de “socialista” es el que ahora el gobierno incrementa en perjuicio del pueblo y para beneplácito de banqueros y capitalistas explotadores.

Por todo lo anterior es que afirmamos que el pírrico aumento del salario mínimo anunciado (10% el 1 de mayo y otro 10% en septiembre), se volverá sal y agua, tragado por la inflación desatada por el gobierno y la burguesía, que se incrementará como consecuencia del aumento del IVA.

Ese aumento otorgado por el Presidente es menor a la inflación del pasado año que llegó a 30,9%, convirtiendo a Venezuela en el país con la más alta inflación del continente durante 3 años consecutivos. De hecho, cuando comencemos a cobrar el 10% de aumento del salario mínimo en mayo, ya tendremos que restarle el impacto del incremeneto del IVA y 5% de inflación acumulada entre enero y febrero (enero: 2,3% y febrero: 1,3%).

El gobierno se ufana diciendo que en Venezuela el salario mínimo es el más alto de América Latina (calculado al valor del dólar oficial), pero lo que no dice es que el 68% de las trabajadoras y trabajadores venezolanos (7.470.572 personas), sólo ganan entre menos del salario mínimo y menos de 2 salarios. De ese total, ¡el 18% de los trabajadores y trabajadoras formales en el país (1.978.812 personas) gana menos del salario mínimo! Tampoco dice que ese salario mínimo ni siquiera cubre el monto de la canasta alimentaria. Esta es la otra cara de la realidad. La verdadera cara del “socialismo del siglo XXI”.

Socializando la crisis y privatizando la ganancia

No es casual entonces que los banqueros, a través del presidente de la Asociación Bancaria de Venezuela, Víctor Vargas Irausquin, reciban con beneplácito las medidas anunciadas por el presidente Chávez. Y no nos cabe la menor duda: si los banqueros aplauden las medidas, los trabajadores y el pueblo no podemos esperar nada bueno.

El presidente de la ABV aplaudió el endeudamiento interno anunciado por el gobierno. No es para menos, serán los bancos los principales beneficiarios de esta medida, ya que le prestarán recursos al Estado a través de los depósitos de la población, quienes seremos en definitiva los endeudados y quienes cubriremos el déficit en el presupuesto, mientras los bancos obtendrán jugosas ganancias con los intereses que cobrarán a costilla de los depósitos de los ahorristas. Mientras los trabajadores sufriremos la disminución vertiginosa de nuestros salarios. Un negocio redondo para los banqueros y capitalistas, y una vulgar estafa para el pueblo.

Hace un mes, Juan Carlos Escotet, presidente de Banesco, en una entrevista para El Nacional, había alabado la política financiera del gobierno, planteando además que el capital total de la banca era de 7 millardos de dólares, cantidad no acumulada por ningún otro sector de la economía, y que por ello, ofrecían sus buenos oficios para prestarle dinero al Estado comprando bonos de la deuda pública, hasta que pasara la crisis. A buen entendedor, pocas palabras.

Pero aún faltan otras medidas que se abatirán sobre los hombros del pueblo. El paquete de ajuste se seguirá instrumentando, de hecho, el presidente Chávez dejó abierta la posibilidad del aumento de la gasolina de alto octanaje, lo cual recaerá sobre los trabajadores y trabajadoras de los sectores de clase media y añadirá repercusiones inflacionarias. Igualmente, en una entrevista al ministro Jorge Giordani (Ultimas Noticias, 29-3-2009), este deja abierta la puerta para el aumento de los servicios públicos.

Por otra parte, aunque no se anunció una devaluación directa de la moneda, ya la devaluación se viene aplicando a través de la restricción de dólares oficiales por parte de Cadivi, sacando productos de la lista de importación, lo cual lleva a comerciantes y empresarios a adquirirlos en el mercado negro, trasladando los costos al consumidor final, convirtiéndose este mecanismo en una devaluación encubierta pero con los mismos efectos perniciosos en la inflación.

Reducción de sueldos de burocrátas: una cortina de humo para estafar a los trabajadores

Ahora bien, este golpe económico contra los trabajadores, el gobierno trata de encubrirlo lanzando el trapo rojo de los altos sueldos de los funcionarios del Estado. El Presidente propone reducirlos y la Asamblea Nacional, en medio de una gran alharaca, propone una ley para tal efecto. Ley engañosa, que en principio proponer reducir los salarios básicos de los altos jerarcas del Estado, pero mantiene intactas las bonificaciones y demás privilegios ligados a los cargos.

Nosotros decimos que por supuesto que habría que rebajar los salarios de los altos funcionarios, así como eliminar todas las prebendas, sin embargo esta es una pantomima del gobierno, presentándose como “revolucionario” y “desprendido», pero cuyo único fin es decirle después a los trabajadores: “ya los altos funcionarios se rebajaron los sueldos, ahora les toca a ustedes, y por supuesto, no hay contratos ni aumentos de sueldos, en medio de la crisis”.

Es muy fácil plantear ahora reducción de los sueldos, cuestión que aún está por verse, después que durante 10 años todos estos sinvergüenzas han obtenido ganancias groseras, y hecho toda clase de negocios, lo cual hace que ya no vivan de sus sueldos, debido a que se convirtieron en la nueva boliburguesía. Hoy poseen haciendas, empresas, medios de comunicación y cadenas comerciales, los muy “socialistas” ellos.

En este golpe económico contra la revolución, los sindicaleros «rojo-rojitos» actúan igual que Carlos Ortega y la CTV

Frente a las medidas neoliberales del gobierno, la dirigencia del Frente Socialista de Trabajadores, brazo sindical del PSUV, ha respondido al unísono en defensa de las medidas del gobierno. Tanto que criticaron, con toda razón, el sindicalismo propatronal de Carlos Ortega y la CTV, pero al igual que él, terminaron dando las gracias al gobierno por un aumento pírrico del salario mínimo, aplaudiendo el aumento del IVA.

Tanta tinta y tanta propaganda seudo-revolucionaria ha quedado al descubierto en estos mal llamados «dirigentes sindicales» que hoy se agrupan en la nueva estructura sindical que ha decidido construir el gobierno del presidente Chávez, para que le apoye en su labor de adocenar al movimiento de masas y a los trabajadores, y colocarlos como furgón de cola de la burguesía tradicional y de la nueva boliburguesía.

Estos burócratas sindicales, “rodilla en tierra” ante las órdenes presidenciales, saludan alborozados las medidas del gobierno, y se esfuerzan por esclarecer que las medidas del presidente Chávez son menos agresivas que las de Carlos Andrés Pérez, o de los otros gobernantes adecos y copeyanos. Pero no dicen nada sobre el contenido de clase de las medidas, igual de antiobreras, igual de antipopulares, igual de neoliberales que las del puntofijismo.

Para ser sinceros no podemos esperar otra cosa de esta casta burocrática sindical ajena a los intereses de clase del proletariado y del pueblo, urgida de defender sus privilegios y prebendas obtenidas en estos últimos 10 años de “socialismo del siglo XXI”, y demostrase útil a sus jefes. Saben que deben permanecer “rodilla en tierra”, y mientras defienden las políticas antiobreras del gobierno, acusan de contrarrevolucionario a todo el que critique o cuestione el paquete de ajuste, para poder seguir disfrutando de las mieles del poder.

Por eso decimos con meridiana claridad que nuestro partido y la corriente político sindical en la que participamos no espera nada, y no tiene nada que ver con esa burocracia roja-rojita que aplaude genuflexa un mísero aumento salarial y la negación del derecho a la contratación colectiva; que apoya la coerción gubernamental a los trabajadores y sus organizaciones para que se dobleguen ante los patronos, como acaba de acontecer en Mitsubishi, donde los trabajadores tuvieron que aceptar un acuerdo con la transnacional, bajo amenaza del Ministerio del Trabajo.

Esta es la misma burocracia que no dice ni una palabra para que se esclarezcan los crímenes cometidos contra dirigentes sindicales, o contra los despidos arbitrarios que funcionarios del gobierno ejecutan contra trabajadores y luchadores sindicales clasistas y revolucionarios.

Unidad de los trabajadores para movilizarnos en defensa de nuestros derechos

Ante la debacle del gobierno y sus burócratas sindicales, la oposición burguesa y sus partidos, sus gobernadores, alcaldes, intelectuales, el empresariado y la vieja burocracia sindical cetevista, se juegan a retomar el control del movimiento sindical y a disputarle el poder al gobierno chavista. Incluso Fedecámaras y los medios de comunicación privados juegan a lanzar criticas “izquierdosas”, con el doble propósito de golpear al gobierno y arrebatarle las banderas de lucha a los trabajadores y el pueblo.

Los socialistas revolucionarios no podemos permitir que esta tragedia se desarrolle y por eso debemos ser los portavoces genuinos de una auténtica posición de clase, revolucionaria y socialista, que le muestre perspectivas a los trabajadores y al pueblo, y les demuestre que ni la oposición burguesa, ni la nueva boliburguesía, ni los funcionarios del gobierno y sus acólitos son opciones que representen nuestros intereses.

El peor error que se puede cometer es seguir engatusando a los trabajadores diciendo que este gobierno avanza hacia el socialismo y que sólo se trata de corregir tal o cual desviación burocrática o corrupta; de echarle la culpa a la supuesta “derecha endógena”, y a una conspiración ultra secreta de funcionarios, como si el Presidente, quien también es el jefe del partido de gobierno, no estuviera al tanto de lo que sucede a su alrededor y no fuera responsable de las decisiones gubernamentales.

Lo que está de presente en esta etapa que se abre a partir del 21 de marzo es la necesidad de profundizar la revolución en forma independiente hacia el verdadero socialismo, sin patronos públicos ni privados, sin “empresarios socialistas” ni boliburgueses, sin empresas mixtas ni explotadores, sean nacionales o transnacionales, así como por un gobierno de los trabajadores.

Para avanzar en esa dirección, exhortamos a todas las trabajadoras y trabajadores a movilizarnos de forma unitaria, sin distingos políticos ni de procedencia sindical, para resistir la decisión política del gobierno de hacer recaer sobre los trabajadores las consecuencias de la crisis capitalista internacional. Ese debe ser el objetivo del Movimiento Solidaridad Laboral, recientemente creado como respuesta a la declaración de guerra del presidente Chávez contra el movimiento obrero y los sindicatos, proferida de forma agresiva en Guayana, y en la que no dudó ordenar a la DIM y a la Disip actuar contra los trabajadores, y amenazó con militar el Metro de Caracas si sus trabajadores se paraban defendiendo su contrato.

Desde dicho movimiento, nuestro partido, sus militantes y dirigentes sindicales llamamos a todas las trabajadoras y trabajadores a luchar por aumento de salario, para igualarlo al monto de la canasta básica, y escala móvil para que se homologue con la inflación; en defensa del derecho a la contratación colectiva, por la eliminación del IVA, por la estabilidad laboral, en defensa del derecho a huelga y contra la criminalización de la protesta obrera y popular; por el desconocimiento de la deuda externa y contra el endeudamiento interno que sólo beneficia a los banqueros.

En ese mismo espacio las corrientes clasistas y revolucionarias estamos obligadas a dar la batalla para impedir que los justos reclamos de los trabajadores sean utilizados como trampolín por la burguesía opositora para avanzar en contra de la revolución y de un genuino proyecto socialista. Debemos estar dispuestos a dar el combate hasta las últimas consecuencias para evitar las pretensiones de la burguesía opositora de retomar el control del movimiento sindical y de presentarse como alternativa política al país. Y rechazar las intenciones de personajes que quieran reciclarse para volver a maniatar a los trabajadores e hipotecar su autonomía e independencia política a los designios de los patronos.

Una política revolucionaria para luchar por nuestros derechos y el socialismo

Abogaremos por la nacionalización de la banca y la creación de un sólo banco nacional que centralice los ingresos por exportación petrolera y demás recursos, y los coloque en función de los intereses del conjunto del pueblo. Planteamos que para avanzar al socialismo, las empresas estratégicas y los principales grupos económicos deben ser expropiados y pasar a ser controlados y gestionados directamente por los trabajadores. Rechazamos el cuento de que las cooperativas, las Empresas de Producción Social y las empresas mixtas con las transnacionales, son vías para avanzar al socialismo, pues en realidad son mecanismos de colaboración de clases que impiden que avancemos. Igualmente proponemos que la crisis la deben pagar los capitalistas, y para ello se debe aumentar el Impuesto Sobre la Renta y establecer nuevos impuestos a los capitalistas, para cubrir los costos de los contratos colectivos e impulsar un Plan Económico Nacional y de Obras Públicas, así como eliminar los convenios internacionales que libran a los capitalistas y transnacionales de la doble tributación.

Esta es la única política revolucionaria correcta para disputarse la dirección del movimiento sindical, que hoy se polariza y busca una alternativa, que desde nuestra óptica no puede ser gobiernera ni muchos menos de oposición burguesa y golpista, sino clasista, unitaria, revolucionaria y autónoma.

Por todo lo anterior estamos proponiendo la necesidad de movilizarnos contra las medidas antiobreras del gobierno, contra los patronos y en defensa de nuestros derechos, y convocamos a realizar un Encuentro Nacional de Trabajadores que discuta un plan de lucha y movilización por aumento de salario, estabilidad laboral, en defensa de los contratos colectivos y por el derecho a huelga, en el mes de abril, en el que se discuta la realización de una gran Marcha Nacional en Caracas por estos derechos.

Por la construcción de un partido revolucionario de los trabajadores y el pueblo

Para alcanzar ese socialismo por el que luchamos, es más vigente que nunca la tarea propuesta por Carlos Marx desde hace más de 150 años, cuando reconoció la necesidad de los trabajadores del mundo de construir su propia herramienta política, su propio partido de clase, para luchar por el poder e instaurar una verdadera sociedad de iguales, sin explotadores ni explotados, sin oprimidos y sin opresores.

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