9 octubre, 2024

Libertad para Samer Al-Issawi y todos los presos palestinos en huelga de hambre

La vida del palestino Samer al-Issawi, prisionero en las cárceles israelíes por más de diez años y en huelga de hambre por 200 días, corre gravísimo riesgo. Urge a la solidaridad internacional manifestarse decididamente por su libertad y la de sus compañeros, así como para poner fin a las continuas violaciones del Derecho Internacional por parte del régimen sionista.

La vida del palestino Samer al-Issawi, prisionero en las cárceles israelíes por más de diez años y en huelga de hambre por 200 días, corre gravísimo riesgo. Urge a la solidaridad internacional manifestarse decididamente por su libertad y la de sus compañeros, así como para poner fin a las continuas violaciones del Derecho Internacional por parte del régimen sionista.

Samer Tariq Issawi es un palestino de 33 años nacido en Issawiya, Jerusalén, cuya salud está deteriorándose aceleradamente en estos días a raíz de una huelga de hambre que afronta desde el 1 de agosto del año pasado para exigir su libertad. Desde 1967, el régimen sionista ha detenido a un total de 750 mil palestinos, entre ellos 23 mil mujeres y 25 mil niños, es decir el 20 por ciento de la población total de los Territorios Ocupados. Actualmente, unos 5 mil palestinos viven en condiciones infrahumanas en las prisiones israelíes, carentes de derechos tan elementales como agua, alimentos, atención médica, educación, visitas regulares, defensa jurídica, entre otros. Se les confiscan sus pertenencias, como ropa, cigarrillos y aparatos electrónicos. La mayoría de ellos no han sido sometidos a juicio ni se les imputan cargos.

Samer Issawi fue liberado el 18 de octubre de 2011 tras haber pasado más de 10 años en cárceles israelíes, acusado de formar parte de un grupo armado vinculado al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). Fue uno de los 1027 prisioneros excarcelados en el intercambio que dejó en libertad al soldado israelí Gilad Shalit. Pero nueve meses más tarde, el 7 de julio del año pasado fue arrestado nuevamente, acusado de haber violado las condiciones de su excarcelación traspasando los límites de Jerusalén. El ejército israelí lo capturó en la villa de Hizma en los alrededores de la ciudad, por más que como explica su padre: «No sabemos qué es Jerusalén para nosotros. El régimen israelí cambia las fronteras como le parece.» Actualmente, postrado en una habitación aislada en la clínica de la prisión de Ramala, a pocos kilómetros de Tel Aviv, lleva alrededor de 200 días en huelga de hambre para exigir su libertad, con una salud muy deteriorada.

Como otras veces ocurre en relación a presos palestinos en huelga de hambre, la solidaridad no se hizo esperar, numerosas manifestaciones se multiplicaron por todo el territorio y convocaron a seguidores de la causa palestina alrededor del mundo. En Gaza, por ejemplo, la activista palestina Malaka Mohammed organizó una huelga de hambre de 24 horas que fue seguida por unas 3 mil personas en todo el mundo, y en Cisjordania un grupo numeroso ayunó en solidaridad durante nueve días. Los familiares de los presos y diferentes organizaciones de apoyo se concentran cada lunes en una «jaima» (tienda de campaña) para exigir la liberación de Samer y de otros cuatro presos en huelga de hambre. En Issawya, el barrio de Samer Issawi, el ejército ha destrozado una decena de veces la «jaima» dedicada a Samer. El apoyo a los presos también es castigado por el sionismo y en los últimos días han sido detenidos algunos activistas. Shireen Issawi, su hermana, fue detenida durante 24 horas y permaneció bajo arresto domiciliario durante 10 días después de haberlo acompañado al juzgado; y denunció que su familia padeció un corte del suministro de agua en su domicilio durante dos semanas. Pese a tales intimidaciones, en los últimos quince días la lucha de los prisioneros palestinos -llamada Karameh (Dignidad) o «lucha de los estómagos vacíos»- se ha convertido en un asunto nacional: marchas, protestas y manifestaciones se suceden diariamente en toda Cisjordania y la Franja de Gaza para mostrar a los prisioneros el apoyo del pueblo palestino. Lamentable pero previsiblemente, cuando la madre de Samer fue a ver al presidente palestino Mahmoud Abbas, él se negó a reunirse con ella. Pero sus asesores le aconsejaron que convenciera a Samer para poner fin a su ayuno desnudando la pasividad de la Autoridad Palestina con respecto a la cuestión de los prisioneros, lo cual es desalentador no sólo para la familia de Samer sino para todos los que creen en la lucha por la libertad de Palestina.

Los familiares de Samer no tienen permitido visitarlo en la cárcel, ni siquiera ahora que su estado de salud es sumamente delicado. El miércoles pasado informó a su abogado, el único autorizado a visitarlo, que dejaba de insumir agua. Su hermana ha comentado que su estado es crítico: «Su temperatura oscila entre 39 y 41 grados, su pulso es más que débil, le duelen los riñones, no ve bien, sus músculos están erosionados, su sistema nervioso ha dejado de trabajar correctamente y tiene a menudo dolor de cabeza.» Ya no puede sostenerse en pie. Incluso tiene un par de fracturas en las costillas a raíz de un brutal ataque que recibió de sus carceleros -tal es la ‘fama’ del hospital de la prisión de Ramala que muchos exdetenidos declaran: «Solamente cuando un dolor se hace intolerable los presos solicitan el traslado a Ramala. Temen la humillación y la tortura una vez que se cumple su petición tras una larga espera.» Su abogado añade: «Samer ha tomado vitaminas y azúcar, pero nunca por vía oral, por vía venosa. Desde el punto de vista médico no se considera comida, y desde el punto de vista legal, no se considera que haya roto la huelga de hambre. Ahora mismo Samer está en ayuno absoluto.»

Hasta el momento, Issawi fue trasladado dos veces al juzgado para su declaración, pero en ambas ocasiones se le negó hablar y pospusieron la fecha para la vista sin abrir siquiera su archivo. El fiscal pide 20 años de prisión para Issawi, o lo que es equivalente, que cumpla los diez años restantes de su primera condena.

Hay cuatro presos palestinos más en huelga de hambre en cárceles israelíes. Aymen Sharawna, como Issawi, fue liberado en el intercambio con Shalit, y fue arrestado otra vez el 21 de enero de 2012. Había comenzado una huelga de hambre el 1 de julio de 2012 y la abandonó después de 180 días, el 3 de enero de 2012, confiando en las promesas israelíes para resolver su caso, que no han llegado y que lo han vuelto a la huelga de hambre. Tres prisioneros más, Jafar Azzidine, Yousef Yassin y Tarek Qa’adan, llevan 65 días en ayuno voluntario después de haber sido arrestados el 22 de noviembre bajo detención administrativa, lo que significa ser encarcelado sin cargos ni juicio.

En las cárceles israelíes los palestinos han protagonizado numerosas huelgas de hambre en las que han participado miles de presos. La última huelga de hambre colectiva fue en abril de 2012, cuando ayunaron durante 77 días al menos 1.200 prisioneros políticos. La huelga terminó cuando el Servicio Israelí de Prisiones aceptó las demandas de detener las detenciones administrativas y el aislamiento, aunque según el grupo de apoyo a los prisioneros Addameer, Israel nunca cumplió con el acuerdo. Los justos reclamos de los huelguistas incluían: terminar con las medidas ilegales como la detención administrativa (sin cargos ni juicio, por tiempo indeterminado, basada simplemente en «evidencia secreta»), el aislamiento prolongado, la prohibición de visitas familiares (especialmente a las familias de Gaza, a quienes se les niega las visitas desde hace seis años), la la prohibición de estudiar y leer materiales informativos, y las requisas y revisiones humillantes para los presos y sus familiares.

Como también ha denunciado Addameer, desde 1967 más de 200 presos han muerto en cautiverio, cincuenta de ellos por una negligencia médica. Asimismo es alarmante la cantidad de presos que han muerto poco después de ser liberados como consecuencia de complicaciones médicas que no fueron bien tratadas durante su detención. La negligencia médica es en verdad una de las principales políticas brutales del Servicio de Prisiones de Israel (IPS) que deliberadamente pretende perjudicar la salud de los detenidos palestinos física y mentalmente de cualquier manera posible, generándoles discapacidades permanentes o problemas de salud que conducen a la muerte. Ashraf Abu Dhra’, por ejemplo, fue liberado el 15 de noviembre de 2012, pero diez días después, soportando terribles dolores a pesar del cuidado de su familia, cayó en coma hasta su muerte el 21 de enero. Israel es responsable por este asesinato: la falta de tratamiento médico adecuado viola las leyes internacionales de derechos humanos, específicamente los artículos 56, 91 y 92 de la Cuarta Convención de Ginebra que obliga a la autoridad de ocupación a proporcionar asistencia médica para cada detenido, la cual no debe ser inferior que la atención prestada a la población en general.

La lucha de los presos palestinos es parte fundamental de la lucha por poner fin a la continua violación del Derecho Internacional por parte de Israel. Las organizaciones de apoyo a los presos palestinos piden continuamente a la opinión pública local e internacional que apoyen la huelga de hambre y denuncien las políticas crueles y brutales de Israel hacia el pueblo palestino. Como afirma el ex preso político Abu Kabbara: «En la lucha por la liberación de Palestina, el movimiento de los prisioneros ha tenido y tiene un papel fundamental. Generaciones de palestinos han despertado dentro de las cárceles a una nueva conciencia política.»

Fuentes consultadas:

¿Quién es Samer Issawi?, Meritxell Verdaguer, www.extramurs.cat / palestinalibre.info

Will Samer Issawi be the next victim of medical neglect by the Israeli Prison Service? palestinefrommyeyes.wordpress.com

Palestinian Prisoner Samer Issawi In Critical Condition, Lisa Barron, www.mintpress.net

Prisoner Support and Human Rights Association, www.addameer.org

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