Los socialistas revolucionarios ante el fallecimiento de Hugo Chávez
Los socialistas revolucionarios, que hacemos parte de Unidad Internacional de los Trabajadores (UIT-CI), nos solidarizamos con el dolor del pueblo venezolano por la muerte del presidente Hugo Chávez. Como también compartimos esa solidaridad con sus familiares y con los miles de seguidores que Chávez y su movimiento tienen en Latinoamérica y el resto del mundo. En el mismo sentido se ha expresado nuestro partido hermano el Partido Socialismo y Libertad (PSL) de Venezuela, que encabeza Orlando Chirino.
Los socialistas revolucionarios, que hacemos parte de Unidad Internacional de los Trabajadores (UIT-CI), nos solidarizamos con el dolor del pueblo venezolano por la muerte del presidente Hugo Chávez. Como también compartimos esa solidaridad con sus familiares y con los miles de seguidores que Chávez y su movimiento tienen en Latinoamérica y el resto del mundo. En el mismo sentido se ha expresado nuestro partido hermano el Partido Socialismo y Libertad (PSL) de Venezuela, que encabeza Orlando Chirino.
El impacto de su muerte trasciende las fronteras de Venezuela, porque Chávez ha sido un líder político de masas que abrió enormes expectativas de cambio para millones de trabajadores y sectores populares. Millones que en Venezuela y en toda Latinoamérica están hartos de la entrega, del saqueo imperialista, de las multinacionales, los oligarcas y del creciente nivel de pobreza, mientras los ricos son cada vez más ricos. Millones que vienen luchando contra los planes de ajuste.
La muerte de Chávez deja planteado hasta donde su proyecto político respondió a esas expectativas y cual será el futuro de su movimiento.
Chávez surgió canalizando la crisis del Caracazo
Chávez era un militar poco conocido en los 90. Y se convierte en presidente en 1998, canalizando el rechazo de masas a los viejos líderes y partidos políticos capitalistas que habían llevado al desastre social a Venezuela. El “que se vayan todos” venezolano se dio en 1989, en la rebelión social conocida como el “Caracazo”. Miles salieron a la calle contra el ajuste. Chávez salió a cubrir ese enorme vacío político, levantando banderas nacionalistas, antiimperialistas y populares. Se terminó de consolidar cuando fracasó, por la movilización revolucionaria del pueblo venezolano, el golpe proyanqui de abril del 2002, impulsado por Bush y la vieja oligarquía del país.
Nuestra corriente socialista en Venezuela, integrada por militantes de larga trayectoria como Orlando Chirino, José Bodas, Miguel Ángel Hernández, Emilio Bastidas o Armando Guerra, entre otros, estuvieron entonces junto a la clase obrera y el pueblo impulsando la movilización para derrotar el golpe proimperialista defendiendo el derecho democrático del pueblo que había elegido a Chávez. Se ganaron la autoridad para expresar sus discrepancias con el proyecto político de Chávez y su movimiento, desde una postura consecuentemente antiimperialista y socialista.
En el año 2005, Chirino señalaba, como uno de los principales dirigentes de la central obrera UNT, que “el proyecto político del presidente Chávez se sigue cimentando en esa ilusión de que es posible desarrollar un proyecto nacionalista burgués… Allí radica nuestra diferencia estratégica con lo que hasta ahora viene planteando el presidente Chávez. La única clase social que está dispuesta a ir hasta el final, justamente es la clase obrera, los trabajadores… Eso de impulsar un proyecto basado en la supuesta “función social” del capital, ni es nuevo, ni lamentablemente es socialismo” (libro Reportajes a dirigentes de la UNT, junio 2005, páginas 65 y 67).
De esta forma se expresaban las limitaciones del proyecto del chavismo para lograr soluciones de fondo para los trabajadores y el pueblo. Efectivamente, el proyecto no era nada nuevo. Desde el primer momento el proyecto de Chávez tuvo puntos de contactos con lo que fue el peronismo en los 50, en Argentina.
También Perón tuvo roces con el imperialismo y pudo dar algunas concesiones sociales por una buena coyuntura económica de pos guerra. Pero al no romper con el capitalismo nunca logró realmente solucionar los problemas de fondo de los trabajadores y el pueblo. Chávez también aprovechó una coyuntura de precios petroleros altos para dar algunas concesiones como las Misiones. Pero al mantener la estructura capitalista del país, conviviendo con las multinacionales, los banqueros, los grandes empresarios y una nueva burguesía, la llamada “boliburguesia”, luego de 14 años de gobierno, los problemas vitales del pueblo venezolano (salario, salud, educación, vivienda) siguen sin solución.
La lucha de los trabajadores y el pueblo venezolano va a continuar
Hoy en Venezuela, el dolor por la muerte de Hugo Chávez, pondrá una pausa de duelo. Mañana el pueblo venezolano seguirá su lucha por sus reivindicaciones y los cambios sociales a los que aspira.
Sabemos que aún amplios sectores de masas tienen expectativas de que, aún sin Chávez, el gobierno del PSUV le responda a sus aspiraciones. Respetando esa opinión, seguiremos diciéndoles que con este proyecto, gobierne quien gobierne, Maduro o Diosdado Cabello, no habrá salida para los problemas del pueblo trabajador.
El pueblo seguirá padeciendo una altísima inflación y bajos salarios, a causa del ajuste que está aplicando Maduro que, según él, fue aprobado por Chávez. Basado en una devaluación del 46,5%, una medida típica de ajuste capitalista. Seguirá la lucha por la defensa del salario y contra la criminalización de la protesta, tal como se evidenció en la represión brutal de que fueron víctima nuevamente los Yukpa y el asesinato por sicarios de su dirigente Sabino Romero.
Tampoco son solución los dirigentes de la oposición burguesa proyanqui reciclados en la MUD, que ahora quieren aparecer como los adalides de la Constitución que ellos mismos pisotearon con el golpe y el paro-sabotaje petrolero en el 2002.
Por todo ello hacemos nuestra la propuesta levantada por el PSL en Venezuela, que “plantea transformaciones concretas para avanzar hacia una sociedad mucho más justa y solidaria, partiendo de que el petróleo sea 100% del Estado venezolano, sin empresas mixtas ni transnacionales, y sea gestionado directa y democráticamente por los trabajadores y técnicos de nuestra principal industria. Partiendo de la recuperación de nuestro principal recurso, se podrán enfrentar los problemas del país, convirtiéndolo en una gran palanca económica al servicio de salud y educación gratuita para todos, viviendas dignas, salario mínimo igual a la canasta básica, seguridad social y personal, jubilaciones a tiempo y retroactividad de las prestaciones sociales, trabajo digno y productivo, desarrollo industrial y reforma agraria, en el marco de un modelo sin explotación de unos seres humanos por otros, ni depredación irracional de la naturaleza.
Para nuestro partido, solo a través de la organización obrera y popular autónoma y la movilización, en la perspectiva de la lucha por conquistar un gobierno de los trabajadores y el pueblo explotado, se podrá encontrar solución para los problemas que nos aquejan. De allí que la actual coyuntura que atraviesa el país ratifique la necesidad de construir una alternativa verdaderamente de izquierda y revolucionaria, que supere el falso socialismo del siglo XXI y la falsa democracia que pregona la derecha. Una alternativa política que en la calle, en las universidades, en los portones de las fábricas, en las áreas petroleras, así como en el terreno electoral, se erija en herramienta de lucha para los trabajadores, las comunidades y la juventud” (Declaración PSL, 16 de enero 2013).