9 noviembre, 2025

«Mandela se ha mostrado más próximo a Margaret Thatcher que al socialismo»

Estamos a las puertas del mundial de fútbol. No pensarán que trataré de analizar las posibilidades campeoniles ni adentrarme en la historia, todo lo cual y mucho más están contando expertos en este y otros medios del mundo. Pero les hablaré de Suráfrica y del primer gobierno negro, de Nelson Mandela, que tan elogiado ha sido por su espíritu conciliador mostrado en la película Invictus.

Estamos a las puertas del mundial de fútbol. No pensarán que trataré de analizar las posibilidades campeoniles ni adentrarme en la historia, todo lo cual y mucho más están contando expertos en este y otros medios del mundo. Pero les hablaré de Suráfrica y del primer gobierno negro, de Nelson Mandela, que tan elogiado ha sido por su espíritu conciliador mostrado en la película Invictus.

Ocurrió que Naomi Klein, quien se hizo conocida con su libro No logo, durante cuatro años estuvo investigando sobre el capitalismo en varios países y cómo fueron obligados a aplicar las políticas impuestas por Milton Friedman. Esa investigación está resumida en su libro (708 pág) La doctrina Shock, el auge del capitalismo del desastre, donde demuestra «…que esta forma fundamental del capitalismo ha surgido en un brutal parto cuyas comadronas han sido la violencia y la coerción…».

El caso es que esos primeros años de democracia racial en Suráfrica atrajeron su atención y estuvo en ese país escuchando opiniones e informaciones, y rastreando estadísticas, informes, etc. Así se enteró cómo fueron las negociaciones entre blancos y negros después del triunfo de Mandela y de su partido el Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) en dos comisiones, y mientras los primeros hacían todas las concesiones políticas, en economía, dirigidos por F.W. de Klerk, jefe del partido Nacional que gobernó decenios, cuidaron de conservar todo el poder. Lo que buscaban, dijo Mandela, era «mantener las supremacía blanca con nuestros consentimiento». Y lo lograron.

Aunque Mandela tenía escrito: «La nacionalización de las minas, la banca y los monopolios es la política del ANC y cualquier cambio o modificación de nuestras opiniones en este sentido es del todo inconcebible. El empoderamiento económico de los negros es una meta que suscribimos… y el control estatal de ciertos sectores de la economía es inevitable».

Pero también en África tenía vigencia eso de que una cosa piensa el burro y otra el que lo va a montar, siempre un blanco. Las normas y leyes que aprobaron en las negociaciones fueron de tal naturaleza, que el gobierno negro quedó amarrado al poder blanco. No podían distribuir tierras, emitir nuevas monedas, repartir las medicinas gratuitamente, controlar la circulación de divisas, nacionalizar empresas, aumentar el salario mínimo, etc.

Como candidato, Mandela había cambiado tanto que The Wall Street Journal escribió «Aunque el ANC continúa teniendo una poderosa ala izquierda, el señor Mandela se ha mostrado en estos días mas próximo a Margaret Thatcher que al socialismo revolucionario por el que antaño se le temía».

No tenían capacidad de resistir y menos de avanzar. «Nunca nos liberaron. Lo único que hicieron fue quitarnos la cadena del cuello para ponérnosla en los tobillos», resumió Rassool Snyman, del ANC.

Naomi Klein afirma «desde que Mandela salió de la cárcel, la esperanza de vida media de los surafricanos ha descendido trece años», trece años escribió, y ofrece datos similares de la penuria del pueblo surafricano: desde que el ANC llegó al poder, en lugar de dos millones de negros con un dólar diario de ingresos, ahora son cuatro millones; en el 2002 el índice de desempleo subió de 23% a 48%; aunque el ANC construyó casi dos millones de viviendas, una cantidad igual de personas perdieron las suyas, y casi un millón de campesinos fueron desalojados de sus granjas».

Ese país es también sede del mundial de fútbol. Seguramente los estadios no los llenarán los negros.

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