8 diciembre, 2024

Mario Silva, deja de ser logikón, dialectikón y jalabolas

Mario Silva, deja de ser logikón, dialectikón y jalabolas.

Carlos Rivas.

La cosa revolucionaria se ha convertido en eso, una cosa, de la cual se habla en los términos en los que se entendía la elite hegemónica puntofijista para mantenerse en el poder. Escuchando a Mario Silva, recuerdo un fragmento de la novela Fin de fiesta, de Domingo Alberto Rangel, en donde se relata, un dialogo entre algunos de los dirigentes de Acción Democrática, y en el que se manifestaba la inquietud por mantenerse en el poder, culpabilizando a unos y a otros, pero sin buscar verdaderamente la raíz del problema en el que se encontraban. Y es que Mario Silva, parece estar sufriendo de la enfermedad del buen revolucionario, juzgando a media militancia chavista, pero excluyendo su “impecable imagen”, por que según él se apega fielmente al discurso del presidente, y eso a su parecer lo hace buen revolucionario.

Mario Silva, deja de ser logikón, dialectikón y jalabolas.

Carlos Rivas.

La cosa revolucionaria se ha convertido en eso, una cosa, de la cual se habla en los términos en los que se entendía la elite hegemónica puntofijista para mantenerse en el poder. Escuchando a Mario Silva, recuerdo un fragmento de la novela Fin de fiesta, de Domingo Alberto Rangel, en donde se relata, un dialogo entre algunos de los dirigentes de Acción Democrática, y en el que se manifestaba la inquietud por mantenerse en el poder, culpabilizando a unos y a otros, pero sin buscar verdaderamente la raíz del problema en el que se encontraban. Y es que Mario Silva, parece estar sufriendo de la enfermedad del buen revolucionario, juzgando a media militancia chavista, pero excluyendo su “impecable imagen”, por que según él se apega fielmente al discurso del presidente, y eso a su parecer lo hace buen revolucionario.

No quiero con estas letras ser aguafiestas, cuestión que aprendí de un profesor en la universidad en la que estudie, pero realmente apreciaciones vacías, sin ningún tipo de contenido ideológico, como las que se ofrecen en el programa “la hojilla”, no hacen sino afianzar el pasionalismo revolucionario, que reconozco no es malo, pero que realmente no contiene en su interior ninguna orientación hacia una planificación política que contribuya a formar junto con el pueblo las bases del tan esperado socialismo del siglo XXI. Y es que no nos atrevemos a negar el liderazgo del presidente Chávez, pero ya basta de repetirnos que debemos seguir al presidente, mientras no nos dejan hacer nada, por la estructura estatal la manejan como parcelas de hacienda, donde el mayoral con la fuerza de su látigo ordena a los peones las directrices a seguir. Y, ay de aquel que no cumpla con las normas del sistema.

Pero peor aun, se asegura que en esta “revolución”, Chávez lo es todo, mientras que los camisas rojas hacen y deshacen con las esperanzas del pueblo, pero ese mismo “todo” te habla del trabajo mancomunado por la estabilidad y la gobernabilidad, esto implica que tanto los contralores sociales, que somos todos, como los gobierneros y la empresa privada, deben pactar, callar y darle curso a algo que está estancado. Ah! Pero decir, que se es revolucionario, cuando nos apegamos fielmente a un discurso, sin desnudar problemas de la práctica política, parece ser la máxima premisa de una nueva corriente de la Ciencia Política gobiernera, que enmarca los fines en la Estadolatría

Ahora bien, si usted verdaderamente se considera un radical, por qué no habla de quienes acaparan poderes políticos resguardándose dentro del PSUV, que lo están manejando dicho sea, al mejor estilo EMEVERRISTA, sentando la premisa derechosa, del “o estas conmigo o contra mí”. Pero es que para nadie es un secreto, que esto de la enmienda era una cuestión de coyuntura política, no se aumenta, en realidad, ningún derecho a la población, no repitamos el embuste: «la cuestión es la consecución del proyecto (y habrá que debatir qué proyecto), no se hizo por Chávez». Es cuestión de construir las bases para el socialismo, con un pueblo que sigue al presidente, pero que debe comenzar a discutir planes locales y regionales que agudicen contradicciones, apunten al empoderamiento real del poder popular o se comience a tomar y erradicar la propiedad privada sobre los medios de producción. Pero ojo, también veremos, gobiernos locales, que nada de revolucionarios tienen, eternizados en el poder. Pero en fin, parece que esto no se previó.

Pero lo importante, es satanizar a quienes quieren atacar los problemas desde su raíz, llamándoles saboteadores. Pero lo que más preocupa, era la interrogante con la que se dirigía Mario Silva a la tele audiencia, hace un tiempo. El mismo preguntaba: ¿hasta cuando vamos a ser subversivos? Y puede que sea verdad, dejar de ser subversivo sería ser como usted, un buen revolucionario. Lo malo es que aquí hay un poco de gente, que esta conciente de su papel histórico, y reconoce que el motivo de su existencia es ser subversivo, no un cientista político, tecnócrata o jalabolas.

Ahora, ¿cuáles serían los principales elementos a discutir para que comencemos realmente a construir el socialismo del siglo XXI?, cómo podríamos cuestionar y rediscutir los modelos de desarrollo que se han ejecutado en Venezuela durante los últimos 50 años. Todos estos temas deben comenzarse a debatir desde su programa. Pero como la contienda es larga, comencemos por cuestionarnos a nosotros mismos, y a proponernos cambiar nuestra propia realidad, como sujeto protagonistas de un tiempo histórico; de otra forma seguiremos con el “uh-ah Chávez no se va”. Reflexionemos y discutamos con un poquito más de seriedad. Es un proyecto de liberación lo que nos estamos planteando. No es pura paja demagógica populista.

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