7 diciembre, 2024

Marruecos pierde apoyo en su intento de sustituir la independencia saharahui por una autonomía limitada

En el marco de un creciente aislamiento internacional frente al tema de la ocupación del Sáhara Occidental, la monarquía marroquí ha sufrido un cierto distanciamiento incluso de uno de sus aliados más cercanos, el gobierno imperialista de los EEUU. La población saharahui ha mantenido un levantamiento en los territorios ocupados durante años, pese a la represión y la violación sistemática de los derechos humanos, e incluso ha logrado conformar una confederación de sindicatos saharahuis, así como numerosas organizaciones de defensa de los derechos humanos, las cuales denuncian ante la opinión pública internacional los atropellos marroquíes. Esta situación ha empezado a reflejarse en el ámbito de las negociaciones para la realización de un referendum para la autodeterminación del pueblo saharahui que vive bajo la ocupación marroquí.

En el marco de un creciente aislamiento internacional frente al tema de la ocupación del Sáhara Occidental, la monarquía marroquí ha sufrido un cierto distanciamiento incluso de uno de sus aliados más cercanos, el gobierno imperialista de los EEUU. La población saharahui ha mantenido un levantamiento en los territorios ocupados durante años, pese a la represión y la violación sistemática de los derechos humanos, e incluso ha logrado conformar una confederación de sindicatos saharahuis, así como numerosas organizaciones de defensa de los derechos humanos, las cuales denuncian ante la opinión pública internacional los atropellos marroquíes. Esta situación ha empezado a reflejarse en el ámbito de las negociaciones para la realización de un referendum para la autodeterminación del pueblo saharahui que vive bajo la ocupación marroquí.

En una carta enviada recientemente por el presidente yanqui Barack Obama al Rey Mohamed VI, se revela que el gobierno imperialista deja de brindar un apoyo explícito a la propuesta marroquí de implantar en los territorios ocupados una autonomía limitada bajo la soberanía de Marruecos, sin que medie la realización de un referendum en el que los saharahuis opten entre esa propuesta y la plena independencia nacional.
En cambio, Obama se pronuncia por mantener las negociaciones en el marco trazado por la ONU. Siendo el régimen marroquí un estrecho aliado de Israel en el mundo árabe, Obama también solicita al monarca su colaboración frente al conflicto sionista-palestino. Marruecos cumple el papel de potencia colonial que niega los derechos democráticos y nacionales del pueblo saharahui, el mismo rol colonial del Estado enclave de Israel en la Palestina ocupada.

La monarquía marroquí es un régimen ultrareaccionario, un vestigio del feudalismo en pleno siglo XXI, encabezado por la dinastía alauita, que se dice descendiente directa del profeta Mahoma. Marruecos es el único país africano que no forma parte de la Unión Africana de Naciones, debido a su papel colonial en el Sáhara. Sin el apoyo económico y político de España, Francia y EEUU, principalmente, Marruecos no podría mantener la ocupación militar del Sáhara, así como el resguardo del Muro de la Verguenza que separa los territorios saharahuis liberados de los territorios ocupados.

La herencia desgraciada del colonialismo español

Ante el debilitamiento de la dictadura franquista y las victorias militares y políticas del independentismo saharahui, en 1975 Marruecos y Mauritania acordaron con el colonialismo español la repartición del Sáhara Occidental, obteniendo España a cambio ventajas económicas sobre el territorio saharahui, principalmente derivadas de la explotación de los bancos pesqueros y las minas de fosfatos. El Frente Polisario, que agrupaba a los guerrilleros independentistas saharahuis, tuvo que batallar contra los nuevos ocupantes, declarando la creación de la República Árabe Saharahui Democrática. Las potencias imperialistas vieron una amenaza en el Polisario, cuya tendencia política era de izquierda revolucionaria, y apoyaron al gobierno reaccionario de Marruecos. Mauritania se retiró en poco tiempo de la contienda, ante las contundentes victorias militares del Polisario, pero la guerra con Marruecos se prolongó hasta 1990, en virtud del apoyo imperialista a la degenerada monarquía alauita. En 1990 se acordó un alto el fuego patrocinado por la ONU, que preveía la realización de un referéndum de autodeterminación, el cual no se ha realizado hasta la fecha.

La cobardía de la comunidad internacional le hace el juego al colonialismo marroquí

Comenzando con la infame «marcha verde», y hasta nuestros días, Marruecos impulsa el asentamiento de colonos en el territorio saharahui, por lo que la elaboración de un censo ha sido un aspecto crucial para avanzar hacia la realización de un referendum para la autodeterminación saharahui. Durante la década de los 90, Marruecos bloqueó impunemente el proceso de censo. En el 2000, la ONU logró concluir el proceso de censo, al incorporar a miles de colonos marroquíes, bajo presión de la monarquía. Sin embargo, Marruecos luego se posición contra el referendum, presionando para sustituirlo por nuevas negociaciones bajo la oferta de una limitada autonomía bajo soberanía marroquí.

El Consejo de Seguridad de la ONU descartó este planteamiento en 2001, pero se abstuvo de tomar medidas contra Marruecos.

El catedrático español Carlos Ruiz Miguel, explica que en 2002, «Baker (mediador designado por la ONU para el conflicto) advirtió que nuevas negociaciones entre las partes eran inútiles. La solución tendría que ser impuesta por la ONU. Esa solución (impulsada por USA y España) fue el «Plan Baker» que el Consejo de Seguridad calificó como «solución política óptima» y apoyó por unanimidad: primero, habría una autonomía controlada por la ONU; y después, un referéndum de autodeterminación con un censo favorable a Marruecos. Marruecos rechazó cualquier tipo de referéndum». Ruiz concluye que la experiencia ha demostrado que Baker tenía razón, pues las posteriores negociaciones han fracasado, y Marruecos se muestra renuente a respetar las resoluciones de la ONU sobre el Sáhara Occidental.

La monarquía se aferra a la ocupación del Sáhara, pero pierde apoyo internacional

En 2007, Bush, Rodríguez Zapatero y Chirac apoyaron la propuesta marroquí.
Ahora, ante el fracaso de Marruecos en su intento de liquidar la intifada saharahui por medio de masivas violaciones a los derechos humanos, las potencias imperialistas lucen menos confiadas en la «solución marroquí».
Sin embargo, dada la posición pro-sionista de Marruecos, y su intervención en la mal llamada «guerra contra el terrorismo» (Marruecos fue uno de los pocos países que envió tropas de apoyo a la invasión yanqui contra Irak en 2003), el imperialismo sigue apoyando a la monarquía.

Dentro de Marruecos, el único partido que apoya una salida al conflicto que garantice la autodeterminación del pueblo saharahui es el izquierdista «Vía Democrática». Esto no es extraño en un país con severas limitaciones a las libertades democráticas, en el que la monarquía sabe que se juega la continuidad de un régimen anacrónico en el mantenimiento de la ocupación colonial de Sáhara Occidental. Los medios de comunicación, disciplinados al régimen, así como la mayoría de los partidos políticos, siguen al pie de la letra la política reaccionaria del gobierno marroquí. Fuera de Marruecos, cada vez le resulta más difícil a la monarquía mantener apoyos a su política colonialista y antidemocrática.

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