Miguel Pérez Abad: “Todos los empresarios del país deberían ser chavistas”

Habla un empresario. No es un yuppie ni un IESA boy, es un ingeniero sin poses. En ocasiones ha visto aflojándose las corbatas a los magnates criollos cuando aplaude la “caída del capitalismo”. Miguel Pérez Abad, un prospecto de oveja negra de los privados que preside Fedeindustrias, cámara de pequeñas y medianas empresas y artesanos de Venezuela, está convencido de que el socialismo del presidente Hugo Chávez posiciona a la economía venezolana como una de las más sólidas de Latinoamérica.

Habla un empresario. No es un yuppie ni un IESA boy, es un ingeniero sin poses. En ocasiones ha visto aflojándose las corbatas a los magnates criollos cuando aplaude la “caída del capitalismo”. Miguel Pérez Abad, un prospecto de oveja negra de los privados que preside Fedeindustrias, cámara de pequeñas y medianas empresas y artesanos de Venezuela, está convencido de que el socialismo del presidente Hugo Chávez posiciona a la economía venezolana como una de las más sólidas de Latinoamérica.

Entre preguntas, toma un sorbo de agua mineral. De la marca regulada, por supuesto. “El empresario debe preocuparse más por generar prosperidad nacional que por enriquecerse”, afirma con Marx y Amartya Sen en la punta de la lengua. A la inseguridad jurídica la pone de elefante blanco. A los críticos liberales de oxidados.

El Movimiento Socialismo Productivo también está en sus manos. Esas lides le han permitido darse baños de masas junto al Polo Patriótico, como ocurrió recientemente en El Tigre. El grupo debate sobre el potencial agrícola y pecuario de Anzoátegui, avizorando abastecer de alimentos a la cesta básica y dejar de importar hortalizas en el futuro. “Queremos que los efectos de la revolución lleguen con más intensidad a este estado”, explica su responsable.

Usted ha alabado la apertura de 400 mil nuevas empresas en el país bajo el gobierno de Chávez y cree en el emprendimiento. ¿Esa tendencia no peligra ante la radicalización del proceso socialista, promesa electoral del Presidente?

El proceso socialista no excluye a los productores del país. Los incluye. Sobre todo a los medianos y pequeños. La cifra de las nuevas empresas es de la Escuela de Negocios de la Universidad de Londres. Venezuela, durante dos años consecutivos, ocupó entre el segundo y el tercer lugar en la región. Esto ha sido consecuencia del socialismo, basado en la diversificación económica y la desaparición progresiva de los monopolios que han secuestrado la posibilidad de emprendimiento de los venezolanos.

Una de las políticas públicas aplicadas ha sido la democratización del capital, que pasó del discurso a la realidad. Han desaparecido los problemas de financiamiento y mercado para los emprendedores porque los fondos existen. Antes, todos esos recursos estaban en manos de las corporaciones privadas. El 80% del sistema financiero público y privado estaba concentrado en el 10% de las empresas. No había manera de que un pequeño empresario obtuviera un crédito. Eso ya cambió. Por eso, nosotros ratificamos que los empresarios de este país, los que se quedaron, deberían ser chavistas.

¿Entonces el sector privado puede maridarse con el modelo socialista?

 

Carlos Marx planteó que la única manera de construir una sociedad socialista, es lograr que todas las fuerzas productivas se desarrollen. Decía que el pequeño productor agrícola debe ser dueño de su tierra y el artesano de su herramienta. Desde que el presidente Chávez impulsó el socialismo, nosotros salimos a hablar con el país en asambleas para integrar a la gente y construir una propuesta a través de Socialismo Productivo. Se trata de desarrollar las fuerzas productivas que caben en la sociedad. Además, todos los elementos del Proyecto Simón Bolívar y la Constitución Bolivariana incluyen a estas fuerzas.

 

En 10 años, el sector privado, supuestamente el más atacado, pasó de aportar de 68% a 76% al Producto Interno Bruto (PIB). Creció alrededor de 7% más que el sector público. El crecimiento ha sido mucho más rápido y mayor que el experimentado en el pasado.

 

¿Incluso cuando ocurrieron hasta 10 expropiaciones por semana en el sector industrial en 2011, según estimaciones de Conindustria?

 

Conindustria representa al monopolio. La verdad es que el sector privado aporta un 6% más a la producción nacional. Lo que pasa con Conindustria es que tiene una vocería muy fuerte y parece que representa a los pequeños y los medianos, pero no es así. Sólo representa a 500 empresas, mientras nosotros representamos a más de 600.000. Posiblemente algunas se hayan podido ver afectadas por expropiaciones, en el entendido de que el Estado tiene que corregir los monopolios y oligopolios, que están prohibidos en Venezuela.

 

Justo después de las primarias de la oposición, aumentaron los bonos de la deuda en los mercados internacionales. ¿No considera que esto podría ser una señal positiva para el cambio político y económico del país?

Los mercados actúan dependiendo de las circunstancias. No ha sido la primera vez que se revaloriza la deuda del país. Quizá tuvieron un repunte porque no ocurrió nada durante el proceso electoral. De cualquier manera, es una percepción de mercados que no obedece a la realidad de lo que está transitando el país.

 

En el supuesto negado de que Chávez perdiera las elecciones frente a Henrique Capriles, ¿qué posición tomará la federación ante el giro de 180 grados que propone la disidencia?

Sería muy preocupante para el país una vuelta atrás. Yo creo que nosotros vamos a seguir defendiendo los intereses de los productores nacionales, en términos del desarrollo y de una visión humana.

Realmente descarto la posibilidad de que el presidente Chávez no sea reelecto el 7 de octubre. Ese escenario ni siquiera lo planteamos porque estamos en la calle y vemos el apoyo de la gente al proceso.

¿Cree que desaparecerían los brazos comunales de la federación en un sistema distinto al actual?

Por supuesto. La política económica del país cambiaría de manera radical. Sería volver a poner el desarrollo en manos de las trasnacionales y las grandes corporaciones, que son los intereses representados por la Mesa de la Unidad (MUD).

Sobre el poder comunal, la Ley de Costos permitirá la llamada contraloría social. ¿Están preparados los consejos comunales para determinar si los márgenes de ganancia o comercialización son altos?

Lo que está planteado es que el mejor ente regulador es la propia comunidad organizada. En los países más desarrollados, el boicot al consumo lo generan las comunidades cuando ven que un servicio público se desvía de sus márgenes o cuando algún producto tiene alguna característica no sostenible en el área ambiental. Pasó con la Nike, cuando estaban produciendo calzado deportivo con mano de obra infantil. Lo planteado es un sentido de corresponsabilidad necesaria. Los ciudadanos deben participar como rectores de lo que debe ser un margen justo de comercialización.

¿Podrá el Gobierno mantener la regulación de precios a pesar de una posible escasez?

La regulación en los productos básicos la vamos a tener. Estamos planteando que se regulen y no que se congelen. Hay que identificar los elementos de la estructura de costos y determinar las variaciones de ciertos productos sobre la cadena, por ejemplo, alimenticia. Será un proceso sistemático, profesional y técnico que permitirá controlar los insumos sensibles.

Últimamente, se ha traído a colación que el control de precios generó escasez en la Unión Soviética, factor determinante en la caída del socialismo.

Lo dicen voceros corporativos que están hablando del mismo tema desde que llegó Chávez. Lo que está planteado no es regular todos los productos, sino sólo los esenciales y donde se observen desviaciones de los precios. El Gobierno ha venido controlando rubros durante estos 13 años y han sido ajustados de manera regular. Parece que hay algunos empresarios que tienen miedo de mostrar los costos.

Trabajar menos, estudiar más

Un Chávez de cabello rapado prometía el pasado noviembre “saldar la deuda de la revolución con los trabajadores”. Desde entonces, un dream team socialista crea la nueva Ley Orgánica del Trabajo (LOT). Pérez Abad es uno de sus redactores. Hasta ahora, la comisión presidencial contempla temas polémicos como la reducción de la jornada laboral de ocho a seis horas y la retroactividad de las prestaciones sociales.

La LOT en el horno, a juicio del representante del gremio de pymes, modernizará la sociedad venezolana al promover que el tiempo de ocio se transforme en estudio y aprendizaje: “Hay que reducir la jornada en el mediano y largo plazo, hasta donde el sistema productivo lo permita”.

Todo por el Polo

A Pérez Abad se le recuerda por haber presentado su nombre a la Gobernación del estado Anzoátegui en las elecciones internas del PSUV. Se muestra muy discreto y cuidadoso al referirse a una nueva postulación. “Si el equipo político y el pueblo animaran una propuesta, sin duda la aceptaríamos”, confiesa. Su agenda actual la ocupa el Polo Patriótico y la reelección de Chávez el próximo 7 de octubre.

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