6 diciembre, 2024

Mijaíl Martínez: 3 años de impunidad

El 26 de noviembre de 2012 se cumplen tres años de impunidad en el asesinato del joven defensor de derechos humanos Mijaíl Martínez, hecho ocurrido en la ciudad de Barquisimeto en el año 2009. Como se recordará, ese día tres sicarios se acercaron a su hogar a tempranas horas de la mañana y le realizaron varios disparos en el pecho, los cuales le quitaron la vida. El joven era colaborador del Comité de Víctimas contra la Impunidad del estado Lara (Covicil) y, en el momento de su homicidio, realizaba un documental sobre la lucha de las personas de bajos recursos en la ciudad contra los delitos cometidos por funcionarios policiales. Diferentes organizaciones populares de la región, incluyendo al propio Covicil, han denunciado la existencia en la ciudad de escuadrones parapoliciales que actuaron bajo el presunto amparo de altos ex funcionarios en la región. Mijaíl era hijo un ex diputado de la asamblea legislativa del estado Lara, quien fiel a su activismo por las causas populares continuó, bajo su rol parlamentario y dentro del MVR, la denuncia de las irregularidades cometidas por los funcionarios policiales contra los sectores humildes. Ese año, precisamente, el diagnóstico de Provea ubicaba a PoliLara como la principal institución policial regional de mayores violaciones al derecho a la vida. Hay quien asegura, como lo hizo Heinz Dieterich en un artículo sobre el caso, que “el mensaje era para su padre, el revolucionario Víctor Martínez”.

El 26 de noviembre de 2012 se cumplen tres años de impunidad en el asesinato del joven defensor de derechos humanos Mijaíl Martínez, hecho ocurrido en la ciudad de Barquisimeto en el año 2009. Como se recordará, ese día tres sicarios se acercaron a su hogar a tempranas horas de la mañana y le realizaron varios disparos en el pecho, los cuales le quitaron la vida. El joven era colaborador del Comité de Víctimas contra la Impunidad del estado Lara (Covicil) y, en el momento de su homicidio, realizaba un documental sobre la lucha de las personas de bajos recursos en la ciudad contra los delitos cometidos por funcionarios policiales. Diferentes organizaciones populares de la región, incluyendo al propio Covicil, han denunciado la existencia en la ciudad de escuadrones parapoliciales que actuaron bajo el presunto amparo de altos ex funcionarios en la región. Mijaíl era hijo un ex diputado de la asamblea legislativa del estado Lara, quien fiel a su activismo por las causas populares continuó, bajo su rol parlamentario y dentro del MVR, la denuncia de las irregularidades cometidas por los funcionarios policiales contra los sectores humildes. Ese año, precisamente, el diagnóstico de Provea ubicaba a PoliLara como la principal institución policial regional de mayores violaciones al derecho a la vida. Hay quien asegura, como lo hizo Heinz Dieterich en un artículo sobre el caso, que “el mensaje era para su padre, el revolucionario Víctor Martínez”.

Las distorsiones del sistema de administración de justicia en el centro occidente del país se confirmaban cuando, días después del asesinato, un muchacho de nombre Jairo Salones se presentó ante un medio impreso para declarar que era el autor de los disparos contra Mijaíl. Un día después voceros del CICPC confirmaban la participación de Salones en el hecho pero, increíblemente, es liberado tras ser sentenciado a régimen de presentación en tribunales por posesión de estupefacientes. Desde el día de su liberación él y su familia se encuentran desaparecidos. Sin embargo, ante la omisión de los cuerpos de investigación y la propia Defensoría del Pueblo en el caso, las investigaciones adelantadas por la familia Martínez descartan la participación de Salones en el crimen, a quien consideran una “cortina de humo” para desviar la atención de los verdaderos responsables. En estos dos años, a pesar de estar apresados dos de los presuntos autores materiales del homicidio, por otras causas, no ha sido posible una sentencia en el caso. El 15.03.11 fue detenido en un operativo policial Carlos Alberto
Zavarce Carucí, por tener presunta responsabilidad en el asesinato. Zavarce, luego de una audiencia de presentación en la Fiscalía Segunda del Ministerio Público, fue recluido en el recinto penitenciario de Uribana, mientras se realizan las investigaciones correspondientes. Posteriormente, el 09.06.11, se detuvo a Jean Carlos Pérez, presunto autor material señalado en una prueba anticipada; fue detenido por orden de aprehensión del Juez de Control Nº 3, cuando estaba siendo atendido en el hospital Pastor Oropeza de Barquisimeto, y se ordenó su trasladado a la penitenciaría de Uribana, donde hasta la fecha se encuentra detenido.

La familia Martínez acusa al ex gobernador Luis Reyes Reyes y al antiguo jefe policial Comandante Luis Rodríguez Figueras, quien después de un quinquenio al frente de los uniformados larenses dejó una estela de violaciones a los derechos humanos que solicitan ser investigados por diferentes organizaciones populares del estado. Corresponde a los organismos competentes, luego de una investigación imparcial, expedita y transparente, corroborar si estos señalamientos tienen asidero. Como una cruel metáfora se encuentra la actual postulación de Reyes Reyes para un nuevo período como gobernador del estado Lara en las próximas elecciones del 16 de diciembre. Sobre la región se encuentra la sombra de duda si el designado por el presidente Chávez es favorecido por el voto popular, vuelvan los días sangrientos de las masacres en zonas populares.

En el libro “Impunidad y Poder” del Comité de Víctimas de Lara todo un capítulo es dedicado al asesinato del joven defensor de derechos humanos: “No sabemos cuántos capítulos faltan para conocer el desenlace de esta historia, en la que el balance final dependerá de la condena a los verdaderos criminales: quienes ordenaron y planificaron el sicariato contra Mijaíl Martínez, sólo después de que sean juzgados y condenados podrá decirse ¡se hizo justicia!, aunque justicia es hacerla pronto y sin retardo, hacerla esperar en injusticia”. En el caso de Mijaíl, se cumplen tres años de injusticia.

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