Ministerio de Seguimiento… ¿zamuros cuidando carne?

El cineasta Tomás Gutiérrez Alea logró uno de los momentos más memorables en el cine humorístico latinoamericano al retratar a un grupo de burócratas planificando una “marcha contra la burocracia”, en aquel extraordinario film titulado “La muerte de un burócrata”. En Venezuela llevamos años asistiendo a un espectáculo parecido, pero más deprimente. Se trata de los llamados teatrales del presidente Chávez, replicados en toda la cadena de mando militar del Psuv, a la “autocrítica”. Autocrítica dentro de los estrechísimos márgenes de la repetición del discurso presidencial, y que por lo tanto no pretende ni puede ir al fondo de las causas de la así llamada “ineficiencia” gubernamental. Ésta en realidad tiene su origen en el carácter clientelar del Estado capitalista venezolano, en el que se sigue premiando lealtades al estilo adeco, poniendo a los funcionarios incompetentes pero incondicionales, “donde haiga” recursos para los negociados y el robo.

El cineasta Tomás Gutiérrez Alea logró uno de los momentos más memorables en el cine humorístico latinoamericano al retratar a un grupo de burócratas planificando una “marcha contra la burocracia”, en aquel extraordinario film titulado “La muerte de un burócrata”. En Venezuela llevamos años asistiendo a un espectáculo parecido, pero más deprimente. Se trata de los llamados teatrales del presidente Chávez, replicados en toda la cadena de mando militar del Psuv, a la “autocrítica”. Autocrítica dentro de los estrechísimos márgenes de la repetición del discurso presidencial, y que por lo tanto no pretende ni puede ir al fondo de las causas de la así llamada “ineficiencia” gubernamental. Ésta en realidad tiene su origen en el carácter clientelar del Estado capitalista venezolano, en el que se sigue premiando lealtades al estilo adeco, poniendo a los funcionarios incompetentes pero incondicionales, “donde haiga” recursos para los negociados y el robo.

El gobierno sigue execrando a los críticos, como les ocurrió en vida a Müller Rojas y a Tascón, pero de cuando en cuando apela al discurso del combate a la corrupción y la ineptitud, procurando abrir una válvula de escape para la frustración en las filas del chavismo. En el año 2008, recién derrotada por la vía del voto popular la reforma constitucional de corte corporativo y capitalista, el presidente Chávez lanzó la consigna de las “Tres erres: Revisión, Rectificación y Reimpulso”. Aunque el reimpulso se tradujo, en el campo económico en el famoso encuentro empresarial por el “Reimpulso productivo”, en el que el gobierno lanzó una “alianza estratégica” con la burguesía nacional, de la “revisión y rectificación” poco se supo en términos de medidas concretas. En enero de 2011, vino el lanzamiento de las “Tres erres al cuadrado”, que vendrían a ser la misma consigna, pero “multiplicada por sí misma”. Y ahora, de cara a las elecciones regionales de diciembre de 2012, el presidente Chávez anuncia una especie de “Tres erres al cubo”: la creación del Ministerio de Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno. Más de lo mismo.

* Candidato a la gobernación de Mérida por el Partido Socialismo y Libertad.

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