2 noviembre, 2024

Mubarak designa vicepresidente por primera vez en medio del caos

El presidente egipcio Hosni Mubarak designó por primera vez en sus 30 años de gobierno a un vicepresidente, su jefe de inteligencia y hombre de confianza Omar Suleiman, informó la televisión estatal, en un evidente primer paso hacia el nombramiento de un sucesor. Tras cinco días de protestas, el caos reinaba en El Cairo. Había graves saqueos el sábado y la anarquía se extendía mientras se escuchaban ráfagas de disparos en algunos sectores. Los vecinos de barrios adinerados cubrían sus ventanas con planchas de madera para protegerse de las pandillas que vagaban por las calles armadas con cuchillos y palos.

El presidente egipcio Hosni Mubarak designó por primera vez en sus 30 años de gobierno a un vicepresidente, su jefe de inteligencia y hombre de confianza Omar Suleiman, informó la televisión estatal, en un evidente primer paso hacia el nombramiento de un sucesor. Tras cinco días de protestas, el caos reinaba en El Cairo. Había graves saqueos el sábado y la anarquía se extendía mientras se escuchaban ráfagas de disparos en algunos sectores. Los vecinos de barrios adinerados cubrían sus ventanas con planchas de madera para protegerse de las pandillas que vagaban por las calles armadas con cuchillos y palos.

Tanques y vehículos militares se desplegaron por la ciudad de 18 millones de habitantes para custodiar edificios oficiales. La televisión informó que el Ejército envió efectivos a algunos barrios para controlar el caos.

En algunos barrios los vecinos crearon grupos de vigilantes armados con pistolas, garrotes y cuchillos. Se reportó la presencia de pandillas de jóvenes, algunos en moto, que llegaron a las zonas residenciales de las afueras y penetraron en casas y apartamentos lujosos.

Las fuerzas armadas protegían los principales sitios arqueológicos y turísticos, como el Museo Egipcio, al igual que el edificio del Gabinete. El principal atractivo egipcio, las pirámides cercanas a El Cairo, estaba cerrado.

El viernes, las multitudes habían quemado la sede del partido oficial y otros edificios y se mantuvieron en las calles pese al estado de sitio que las fuerzas armadas salieron por primera vez a hacer respetar.

De nuevo la noche del sábado, miles de manifestantes desafiaron en la plaza Tahrir el intento de Mubarak de mantenerse en el poder con promesas de reforma y un nuevo gabinete.

«Queremos que Mubarak se vaya, no sólo su gobierno», dijo allí Mohamed Mahmud. «No dejaremos de protestar hasta que se vaya».

Algunos tanques estaban en la plaza, la principal de la capital, pero no se informó de ningún choque entre civiles y militares y muchos ciudadanos siente que tienen el apoyo de las fuerzas armadas. Uno de los tanques tenía una pintada que decía: «Abajo Mubarak».

Los manifestantes sí se han enfrentado con la policía, odiada por su brutalidad. El viernes, quemaron y saquearon 17 cuarteles capitalinos y liberaron a algunos presos. También quemaron vehículos policiales en El Cairo, Alejandría y Suez.

El sábado, los manifestantes atacaron un cuartel en el barrio cairota de Giza, donde bajaron las banderas nacionales y luego quemaron el edificio por completo.

Un capitán del ejército se unió a los manifestantes en Tahrir, quienes lo alzaron sobre sus hombros. El oficial rompió un retrato de Mubarak.

Miles de manifestantes intentaron tomar por asalto el ministerio del Interior y la policía respondió a balazos. Al menos tres civiles murieron y la multitud cargó sus cuerpos.

La cifra de víctimas en los últimos dos días llegaba a al menos 62 muertos y unos 2.000 heridos, según funcionarios de seguridad.

Las decenas de miles de manifestantes se muestran unidas en una meta: la salida del poder de Mubarak y su familia. La revuelta popular es el resultado de años de frustración por un gobierno considerado corrupto, represor y nada interesado en aliviar la extrema pobreza.

Mubarak intentó calmar las protestas el sábado al despedir a todo su gabinete y prometer reformas, pero esto no satisfizo a los manifestantes que volvieron a tomar las calles a exigir un cambio total del régimen.

En los últimos tiempos, se advertía que Mubarak preparaba a su hijo Gamal para sucederlo, posiblemente en las elecciones previstas para este año. Sin embargo, había una fuerte oposición a una sucesión dinástica.

La designación de Suleiman, de 74 años, sería la respuesta a uno de los interrogantes políticos más importantes cuando el país es sacudido por un desafío popular sin precedentes al régimen de Mubarak: ¿quién sucederá al presidente de 82 años?

La otra gran duda es si su designación podría calmar los disturbios.

Al igual que Mubarak, Suleiman, jefe de inteligencia por casi dos décadas, fue oficial militar. Los cuatro presidentes que ha tenido Egipto desde la caída de la monarquía hace casi 60 años provinieron de las fuerzas armadas.

Suleiman ha estado a cargo de algunos de los asuntos más delicados de la política exterior egipcia, como el proceso de paz israelí-palestino y las divisiones entre los palestinos. Además, es considerado una figura clave del régimen, lo que probablemente signifique que los disidentes lo rechacen.

Mubarak también nombró primer ministro a Ahmed Shafiq, hasta ahora ministro de aviación civil y al igual que él, un ex oficial de la fuerza aérea.

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