Necesidades, sentimientos y negociación colectiva

Dice Marshall Rosenberg en su libro Comunicación No Violenta que todos los juicios, críticas y diagnósticos que emitimos, así como de las interpretaciones que hacemos de los demás, son expresiones de nuestras propias necesidades. Por desgracia no se nos ha educado para pensar en cuáles son nuestras necesidades. Afirma este experto que ha comprobado repetidamente que cuando las personas manifiestan qué necesitan, en lugar de echarse mutuamente las culpas de sus problemas, aumenta enormemente la posibilidad de que se satisfagan sus necesidades.

Dice Marshall Rosenberg en su libro Comunicación No Violenta que todos los juicios, críticas y diagnósticos que emitimos, así como de las interpretaciones que hacemos de los demás, son expresiones de nuestras propias necesidades. Por desgracia no se nos ha educado para pensar en cuáles son nuestras necesidades. Afirma este experto que ha comprobado repetidamente que cuando las personas manifiestan qué necesitan, en lugar de echarse mutuamente las culpas de sus problemas, aumenta enormemente la posibilidad de que se satisfagan sus necesidades.

De manera que en un proceso de negociación colectiva no violento debemos, en lugar de enfrascarnos en debates estériles para descalificar a los representantes de la otra parte o rebatir sus posiciones y propuestas, expresar las necesidades que tenemos y los sentimientos que nos impulsan en forma proactiva para que la otra parte registre cuál es la base de nuestras propuestas.

Del lado de los trabajadores, las necesidades de estabilidad laboral, salario suficiente y seguridad social constituye el núcleo fundamental de cualquier contrato colectivo de trabajo. La alimentación, vestido, educación, vivienda y salud son las principales motivaciones respecto de su grupo familiar. Pero, el evitar los accidentes y enfermedades ocupacionales, el orgullo de realizar bien el trabajo que se les encomiende, el organizar actividades de carácter deportivo, cultural y/o comunitario, la necesidad de aprecio y afecto por parte de quienes nos rodean, la valoración de la creatividad en la labor, la necesidad de vivir en paz, son, entre otras, necesidades socio espirituales que van más allá de lo estrictamente material. El trabajo pues es un medio para el desarrollo bio-psíquico-espiritual del ser humano, un medio para su libertad y no para su esclavitud.

De lado de los empleadores, no sólo el incentivo del lucro y el beneficio estrictamente económico constituye la única necesidad de un patrono, patrona o gerente al servicio de éstos. El propio movimiento empresarial habla hoy de la responsabilidad social de las empresas. Esta responsabilidad les lleva a tomar iniciativas voluntarias para con sus trabajadores o para con las comunidades en las cuales se encuentran insertas sus fábricas o centros de servicio. Ningún empleador organiza su centro de trabajo para perder puesto que es una necesidad establecer una productividad que le de viabilidad económica a la empresa. Pero no puede negarse la importancia que muchas empresas otorgan a la promoción de actividades tan diversas como el deporte, la cultura, la solidaridad social o el combate de enfermedades críticas o catastróficas.

De manera que el tercer componente de una Comunicación No Violenta (CNV) consiste en expresar claramente las necesidades de cada parte, factor básico en una negociación colectiva de trabajadores y patronos.

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