“Nos estamos desendeudando”

Deuda argentina
Por: José Castillo

Fue durante años el “caballito de batalla” del discurso kirchnerista: “pagamos, renegociamos, la deuda se reduce y así deja de ser un problema para el país”. Mentira total. Hoy lo reconoce el propio gobierno: se debían 145.000 millones de dólares, se pagaron 190.000 y ahora se deben 220.000. ¡Con los propios números oficiales se cae el discurso del desendeudamiento! Mucho más si le sumamos los otros rubros de la deuda que el gobierno no incluye en su monto total: los cupones PBI pendientes de pago, los juicios perdidos en el Ciadi, las deudas provinciales, y el propio monto que se debe a los buitres. Así, hoy tenemos una deuda de más de 320.000 millones de dólares ¿Dónde está el “desendeudamiento”?

“No vamos a negociar con los fondos buitre”.

Así se quiso mostrar el carácter “progresivo” del primer canje (en 2005). Con éste les reconoció a los tenedores de bonos en default de 2001 -que ya no eran “jubilados japoneses o italianos” o “pequeños ahorristas estafados”, sino grandes especuladores que habían comprado esos títulos al 20% del valor nominal, montos muy superiores (60% en promedio)-. Además se les “regaló” el Cupón PBI, con miles de millones de dólares a repartir entre los acreedores cada vez que la Argentina creciera más del 3,2% anual. Ahí se juró y perjuró que “una vez que se cerrara el canje”, el que se quedaba afuera (ahí se los empezó a denominar “fondos buitre”) no cobraría nunca más.

Mentira. Se cerró el canje 2005 (donde entraron el 75% de los acreedores) y al mismísimo día siguiente se empezó a negociar con los que habían quedado afuera para pagarles. Así se reabrió el canje en 2010 y se logró que entrara otro grupo, hasta totalizar el 93% del total de los acreedores. Tras ambos canjes se sancionaron leyes “cerrojo”, oportunamente anuladas por el gobierno, con el apoyo de los polìticos de la oposición patronal, para permitir la reapertura de las negociaciones con nuevos grupos de acreedores.

Quedó así este pequeño grupo concentrado que ahora parece ser el de los únicos “buitres”. Pero aún a ellos el gobierno, luego de, nuevamente, declamar en miles de discursos que “no les iba a pagar ni reconocer”, está a las puertas de abonarles, reconociéndoles capital, intereses, multas y costas de juicios.

“Pagando van a venir nuevas inversiones”.

Aclaremos: ¿qué son “nuevas inversiones”? A la Argentina vienen constantemente capitales especulativos a hacer su negocio en los mercados financieros, legales e ilegales. Hacen superganancias, impensables en otros países, y después “se fugan” los dólares. Nada de eso deja ninguna ventaja para el país.

Las otras inversiones que “vienen” son las de los saqueadores: la Barrick y los otros buitres de la megaminería, las transnacionales como Chevron que se llevan nuestro petróleo y gas. ¿Qué beneficios le han dejado al pueblo argentino?

Pero el argumento de “vendrán las inversiones” tiene una falacia mayor: porque, por un lado, el gobierno desangra al país pagando la deuda. Y por otro, aspira a que vengan inversiones. Cuando lo que hay que hacer es que esa plata no se vaya y se invierta en solucionar las necesidades populares.

“Si no pagamos volvemos al infierno de 2001”.

Es al revés. Por pagar, después de haber tirado miles de millones de dólares a la caja sin fondo de los acreedores e hipotecado los fondos de los jubilados y las reservas del Banco Central, estamos nuevamente al borde de la crisis.

Si dejamos de pagar, no “volveremos a ningún infierno”. A diciembre de 2001 llegamos por pagar, dólar sobre dólar, durante décadas. Dejar de hacerlo, bajo la presión popular del Argentinazo, fue lo que permitió que una parte de esos fondos fueran para planes sociales en 2002.

El gobierno quiere asustarnos con las “represalias” que se tomarían si no pagáramos. Primero y principal, digamos que la historia marca que, en las decenas de casos que se dejó de pagar las deudas externas, fracasaron los embargos, los bloqueos o medidas similares.

No descartamos que tomando una medida dura, de lucha, como es dejar de pagar el conjunto de la deuda, se den intentos de represalias por parte de los países imperialistas. Pero sabemos que ellos tienen más para perder que para ganar. Por dar un ejemplo, ante una amenaza de embargo, la Argentina debería proceder a expropiar los capitales extranjeros radicados en nuestro país (que son muchísimos y en casi todos los sectores de la economía). Y si hubiera un intento de “bloqueo económico”, recurriríamos a nuestros hermanos latinoamericanos, proponiendo un Club de Deudores, que enfrente de conjunto la deuda continental. E intercambiando alimentos con la industria brasileña, la minería chilena y boliviana y el petróleo venezolano seríamos imbatibles! Justamente por eso, no pagar la deuda y volcar todos esos recursos a satisfacer las más urgentes necesidades del pueblo trabajador, es el único y verdadero “camino viable” para el desarrollo económico de nuestro país.

¡El gobierno ya pagó 190.000 millones de dólares!

En una solicitada que salió en todos los diarios el pasado viernes 11, con la firma de la Presidencia de la Nación, el gobierno nacional reconoce que, de 2003 a la fecha, lleva abonados 190.000 millones de dólares en concepto de pagos de deuda externa.

La solicitada, que forma parte de la guerra mediática supuestamente “contra los fondos buitre”, se esfuerza en demostrar lo que venimos diciendo desde hace meses. Que todos los pagos desde noviembre para acá (al Ciadi, Repsol, Club de París), tuvieron como objetivo “hacer buena letra” ante los mercados financieros internacionales para conseguir nuevos créditos y reiniciar el ciclo del endeudamiento. Resulta patético el rol de “buen alumno” que quiere jugar el gobierno nacional (“yo cumplí, siempre pagué y seguiré pagando”). Lo peor es que, al final del texto, reconoce el virtual fracaso de toda la política del llamado “desendeudamiento”: afirma que, si fracasa esta negociación de julio, Argentina deberá pagarle de conjunto a los buitres un monto que ellos mismos calculan entre 6.000 y 15.000 millones de dólares. Pero eso no es lo más grave: si no logran posponer los pagos hasta más allá de diciembre, podrían reclamar “igual trato” los bonistas que entraron en los canjes 2005 y 2010. Ello aumentaría la deuda (¡con las propias palabras del gobierno!) en un monto que iría entre 120.000 y 500.000 millones de dólares más. Tremendo.

J.C.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *