Orlando Chirino: «nuestra constitución es fiel expresión de los intereses de los explotadores»
Para Chirino, un destacado combatiente obrero con cuatro décadas de experiencia sindical y política revolucionaria, «la constitución llamada bolivariana recoge algunas de las reivindicaciones que movilizaron al pueblo en la década de los noventa, y eso es positivo. Por ejemplo, establece la retroactividad de las prestaciones sociales, que habían sido robadas por el gobierno de Rafael Caldera, Carlos Navarro, Carlos Ortega y la burocracia de la CTV, y el Congreso Nacional, incluyendo por supuesto a la entonces diputada copeyana Marcela Máspero. También establece la seguridad social universal. Es tajante en la defensa de los derechos humanos y abre ciertos espacios de participación política a través de los referendos por iniciativa popular. Establece el derecho a un salario que cubra las necesidades fundamentales del trabajador, el derecho a la vivienda, la salud, entre otros derechos sociales. Sin embargo, la Constitución no dejó de ser burguesa, porque mantuvo como premisas fundamentales, el derecho a la propiedad privada y la libre competencia capitalista».
Para Chirino, un destacado combatiente obrero con cuatro décadas de experiencia sindical y política revolucionaria, «la constitución llamada bolivariana recoge algunas de las reivindicaciones que movilizaron al pueblo en la década de los noventa, y eso es positivo. Por ejemplo, establece la retroactividad de las prestaciones sociales, que habían sido robadas por el gobierno de Rafael Caldera, Carlos Navarro, Carlos Ortega y la burocracia de la CTV, y el Congreso Nacional, incluyendo por supuesto a la entonces diputada copeyana Marcela Máspero. También establece la seguridad social universal. Es tajante en la defensa de los derechos humanos y abre ciertos espacios de participación política a través de los referendos por iniciativa popular. Establece el derecho a un salario que cubra las necesidades fundamentales del trabajador, el derecho a la vivienda, la salud, entre otros derechos sociales. Sin embargo, la Constitución no dejó de ser burguesa, porque mantuvo como premisas fundamentales, el derecho a la propiedad privada y la libre competencia capitalista».
Valencia, 15 de diciembre de 2009. (Foto Laclase.info).- Al cumplirse 10 años de la promulgación de la Constitución de 1999, el dirigente socialista revolucionario Orlando Chirino se refirió a lo que considera los aspectos más resaltantes del marco constitucional que han caracterizado este período. «Para los revolucionarios, que luchamos por construir una sociedad verdaderamente socialista, es muy importante hacer un balance de lo que ha sido esta década bajo el manto de la Constitución del 99, y particularmente el comportamiento del gobierno del presidente Chávez frente a ella».
«El gobierno ha dicho que se trata de la mejor constitución del mundo, y supuestamente un instrumento para avanzar hacia el socialismo, pero la verdad es otra. Se trata de un texto constitucional que consagra la propiedad privada sobre los medios de producción, y de pasapalo establece como uno de los fundamentos socioeconómicos de la República nada más ni nada menos que la libre competencia capitalista, en el artículo 299. Así que aclaramos de una vez por todas que se trata de una constitución burguesa, y que como tal recoje el proyecto reformista nacionalista burgues del gobierno del presidente Chávez. Dicho esto, debemos valorar en qué medida aquellos aspectos en los cuales la Constitución del 99 prometía ser un avance con respecto a la Constitución del 61».
¿Avances o estancamiento?
Expresó Chirino que «a diez años de que aprobamos esta constitución en referendo popular, podemos decir que la Asamblea Nacional no ha tenido la voluntad política para instrumentar en leyes el régimen de seguridad social universal; la retroactividad de las prestaciones aún no se ha concretado; las policías regionales siguen asesinando, torturando, y desapareciendo a personas, a través de los llamados grupos de exterminio, mientras que el asesinato político y el sicariato sigue castigando a los campesinos y a los dirigentes sindicales revolucionarios como Luis Hernández, Carlos Requena, y Richard Gallardo. Ni qué hablar del derecho a la vivienda, cuando este gobierno en diez años ha construído menos casas que los gobiernos de Caldera, Lusinchi, o Herrera Campins, en sus respectivos quinquenios, haciendo que el déficit de vivienda sea mayor que en aquel entonces, por la deuda social acumulada.
«El tema de los referendos por iniciativa popular ha sido burlado de tal forma que aún no se han reglamentado los referendos, y la tendencia es a establecer cada vez más trabas para su realización, cuando se trata de iniciativas genuinamente populares, y no iniciativas gubernamentales para legitimar agendas como la de la reelección continua, o la reforma fracasada de 2007. Y si todo esto ha quedado como letra muerta, mucho más dramático es el caso del salario, que según la Constitución debe cubrir las necesidades básicas del trabajador, pero en la práctica hacen falta cuatro salarios mínimos para cubrir la canasta básica, y lo que es peor, el salario mínimo actual ni siquiera cubre la canasta alimentaria, es decir que ni para cubrir la alimentación alcanza», sentenció el dirigente del partido marxista Unidad Socialista de Izquierda.
«Entonces ese cuentico del gobierno, de que con la nueva constitución íbamos a ser un Estado social de derecho, y no sólo de derecho, quedó demostrado que era inviable, dado que nos mantenemos en el marco de las relaciones capitalistas, y que además la política de Estado ha estado orientada estos diez años por reformistas, por nacionalistas burgueses, y por burócratas pro-capitalistas, cuyo interés supremo na ha sido atacar las desigualdades de nuestra sociedad, ni atender a las necesidades del pueblo marginado y explotado, sino que esta década la han empleado eficazmente en enriquecerse, en alimentar un nuevo sector burgués, y en pactar con el empresariado golpista, sobre todo después del pacto entre Chávez y Cisneros concertado por Jimmy Carter en 2004.»
«Por todo esto es que en el texto constitucional está plagado de promesas traicionadas por este gobierno. En justicia, también debemos decir que la derecha proimperialista, representada por los partidos tradicionales del puntofijismo y por los nuevos partidos de derecha, han sido los primeros en intentar liquidar los derechos democráticos contemplados en la Constitución por la vía del golpismo y el sabotaje patronal. Pero a estos intentos fallidos por parte de la derecha, ahora se suma el gobierno, que a través de nuevas leyes represivas y punitivas intenta liquidar esos derechos democráticos, por ejemplo al impulsar el servicio militar obligatorio, al imponer castigos severos para los trabajadores que protesten y cierren calles, penas de cárcel para los campesinos que recuperen tierras, en fin todo un andamiaje legal para intentar liquidar el proceso revolucionario y sellar un pacto de gobernabilidad con la derecha opositora».
Ante todo esto, Chirino plantea que «los revolucionarios y los verdaderos socialistas, tenemos que encabezar el llamado a profundizar la unidad de todos los sectores en lucha, para defender el proceso revolucionario que se abrió en 1989 con el Caracazo, y que no lo han podido liquidar ni la derecha ni el gobierno. Movilicémonos por un salario mínimo equivalente a la canasta básica, y con una escála móvil para homologarlo trimestralmente a la inflación. Sólo de esta manera se puede ejecutar literalmente el mandato constitucional de que el salario cubra las necesidades básicas del trabajador.»
«Movilización para exigir retroactividad de las prestaciones sociales, el pleno derecho a la salud, la vivienda, la educación de calidad, para exigir fin a la impunidad de sicarios y mafias policiales. Y empezar a visualizar en el horizonte, la necesidad de que sea una Asamblea Constituyente de organizaciones populares en lucha, la que elabore un texto constitucional de verdadera transición al socialismo, que acabe con la perversa libre competencia capitalista y la explotación del hombre por el hombre, que nacionalice la banca y el comercio exterior, coloque la industria bajo control obrero y distribuya el latifundio entre los campesinos sin tierras, que acabe con la concentración de propiedades urbanas y otorgue títulos de propiedad a los eternos inquilinos que bajo el capitalismo nunca llegarán a tener techo propio.»
«En fin, a diez años de falsa revolución, es importante que avancemos en la perspectiva del verdadero socialismo, que sólo será posible cuando el gobierno esté en manos de los trabajadores y el pueblo explotado y no de estafadores de oficio que siguen enlodando los principios revolucionarios que nos inculcaron los maestros Marx, Engels, Lenin y Trotsky».