Perú: persiste la resistencia indígena, dos días después de la masacre de Bagua
Nuevos bloqueos de rutas tuvieron lugar el domingo en la amazonía peruana, dos días después de la cruenta represión ejercida por las fuerzas armadas peruanas contra los indígenas, en la cual murieron más de 30 civiles y unos ocho efectivos de los cuerpos represivos.
Nuevos bloqueos de rutas tuvieron lugar el domingo en la amazonía peruana, dos días después de la cruenta represión ejercida por las fuerzas armadas peruanas contra los indígenas, en la cual murieron más de 30 civiles y unos ocho efectivos de los cuerpos represivos.
La ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, reconoció en entrevista telefónica con Canal N que otro grupo de indígenas bloqueó una carretera de Yurimaguas en el departamento de Loreto, y que otro grupo intentó tomar el aeropuerto de Trompeteros, que pertenece a la empresa petrolera, Pluspetrol, y también está en Loreto.
«Están los nativos ahí en el aeropuerto, alrededor de 30 más o menos. Están ahí porque ahorita no hay vuelo. Lo están tomando hoy día porque mañana casualmente es el aterrizaje (de trabajadores y cargas de Pluspetrol). Están en los alrededores de la pista», precisó un trabajador de la empresa Pluspetrol.
«Ellos están a la expectativa de una orden de sus dirigentes para que ya de una vez tomen la posesión del aeropuerto, pero están prácticamente en la pista de aterrizaje», añadió.
Asimismo, dijo que más indígenas, provenientes de la localidad de Andoa, se aproximan a la zona.
Indicó que todos, al igual que los que se enfrentaron el viernes a la policía en el departamento selvático de Amazonas, exigen al gobierno que anule una serie de decretos que promueven proyectos petroleros, gasíferos y concesiones forestales en territorios que han habitado históricamente.
En tanto, unidades represivas permanecieron el domingo apostadas en las plazas y calles de Bagua, una de las ciudades afectadas por las protestas y en las que desde el sábado prevalece un toque de queda a partir de las tres de la tarde.
Asimismo, mientras de unos 600 indígenas que se encontraban alojados en casas administradas por la iglesia católica en Bagua para evitar ser detenidos por la policia, unos 250 retornaron a sus comunidades, refirió la Defensoria del Pueblo de la Región Amazonas.
También había policías y militares destacados en la denominada Curva del Diablo, que es el tramo de la carretera en donde las fuerzas armadas desalojaron el viernes, en medio de un violento enfrentamiento, a los indígenas que la bloqueaban desde el 9 de abril, en protesta por el despojo que se pretende instrumentalizar con la aplicación de la legislación derivada del TLC con los EEUU.
De otro lado, el presidente Alan García, responsable de la represión criminal contra el pueblo amazónico, apeló al racismo nuevamente el domingo en un discurso público, al justificar la masacre de Bagua.
«Cuando uno piensa en los últimos momentos de esos policías… uno comprende que al frente está la barbarie y el salvajismo y que es esa barbarie y salvajismo que quieren convertir en cuadro político los malos políticos que hablan justamente en nombre de sistemas de gobiernos totalitarios y estatistas que vienen del ayer», afirmó.
El líder amazónico Champion Nonimgo sostuvo que los nativos no atacaron a los policías con armas de fuego, como han afirmado las autoridades peruanas, las cuales también reportaron la pérdida de 42 armas AKM, siete de las cuales fueron devueltas.
Varios de los policías murieron al ser heridos por lanzas de los aborígenes, quienes se defendían en una desigual pelea de las ráfagas de ametralladoras de las unidades militares.
Uno de los indígenas heridos en la Curva del Diablo, Roman Jinpash, dijo a la AP que «nosotros no teníamos armas ese día. Los policías eran los únicos que tenían armas de fuego».
Nonimgo reiteró que no son nueve los indígenas muertos como asegura el gobierno, sino que serían unos 30. Sostuvo que pobladores de la amazonía le han indicado que varios de los cuerpos fueron calcinados y arrojados a un río por los efectivos militares.