Polémico operativo militar en Chile
Los ejercicios han desgastado aún más unas relaciones bilaterales de por sí frágiles entre Chile y Perú.
Esta semana, la Fuerza Aérea de Chile lidera una serie de ejercicios militares en el desierto de Atacama, junto a las fuerzas aéreas de Estados Unidos, Argentina, Brasil y Francia.
Los ejercicios han desgastado aún más unas relaciones bilaterales de por sí frágiles entre Chile y Perú.
Esta semana, la Fuerza Aérea de Chile lidera una serie de ejercicios militares en el desierto de Atacama, junto a las fuerzas aéreas de Estados Unidos, Argentina, Brasil y Francia.
Los cinco países participan en esta serie de entrenamientos destinados a repeler una invasión por parte de un virtual país enemigo.
Aunque se trata de meros ejercicios, estos se desarrollan en una zona políticamente muy sensible en el norte de Chile, cerca de la frontera disputada con Perú.
Las demostraciones de poder militar han avivado los roces diplomáticos y aumentado las tensiones entre estos dos vecinos sudamericanos.
La idea detrás de los Ejercicios Salitre II es simular una invasión y luego decidir qué hacer con ella.
En palabras de la Fuerza Aérea chilena, el objetivo es forzar a un país que ha violado las leyes internacionales a respetar el orden mundial.
Los chilenos se han preocupado de resaltar que se trata de maniobras puramente ficticias, pero para los peruanos parecería demasiado real.
Salitre II se lleva a cabo en una zona muy sensible desde el punto de vista político: el norte disputado con Perú.
Ambos países están enfrentados en disputas fronterizas desde finales del siglo XIX, cuando Chile derrotó a Perú tras la Guerra del Pacífico.
La dos naciones también discuten sus límites marítimos y el año pasado Lima llevó a Santiago a La Haya para intentar resolver el diferendo.
Cuando Perú supo de la operación Salitre II, la calificó de ofensiva y pidió que se suspendiera.
Aunque la semana pasada los chilenos hicieron ajustes menores a los ejercicios para aplacar los ánimos peruanos, el episodio ha dejado un mal sabor de boca a ambas partes y fuentes diplomáticas aseveran tanto en Santiago como en Lima que los lazos bilaterales han quedado deteriorados.
En este contexto, no es de extrañar que Perú siga muy de cerca lo que ocurre esta semana al sur de su frontera.