Por la calle del medio
El país y los trabajadores recibieron un balde de agua fría el pasado viernes 8 de febrero, en vísperas del inicio del carnaval.
El gobierno devaluó el bolívar en un 46,5%, modificando la tasa de cambio oficial de 4,30 a 6,30 bolívares por dólar. Ya desde finales del año pasado todos los analistas y expertos económicos anunciaban la inminencia de la devaluación. Incluso el ministro Giordani advirtió que la “regaladera” se había terminado. Insinuó la posibilidad del aumento de la gasolina al comparar el precio del litro de esta con el costo de una botella de agua.
El país y los trabajadores recibieron un balde de agua fría el pasado viernes 8 de febrero, en vísperas del inicio del carnaval.
El gobierno devaluó el bolívar en un 46,5%, modificando la tasa de cambio oficial de 4,30 a 6,30 bolívares por dólar. Ya desde finales del año pasado todos los analistas y expertos económicos anunciaban la inminencia de la devaluación. Incluso el ministro Giordani advirtió que la “regaladera” se había terminado. Insinuó la posibilidad del aumento de la gasolina al comparar el precio del litro de esta con el costo de una botella de agua.
El exministro de Finanzas Rodrigo Cabezas afirmó que era necesaria una devaluación, luego fue desmentido por otros voceros gubernamentales. La devaluación no viene sola, es muy probable que sea seguida de otras medidas que ajusten aún más, el disminuido nivel de vida de los trabajadores y el pueblo.
Las burbujas acumuladas en la economía resultaron insostenibles. Déficit fiscal –el gobierno gasta más de lo que le ingresa- que oscila entre 16 y 20% del Producto Interno Bruto; elevada deuda externa; fuga de divisas; aumento extraordinario el pasado año de las importaciones y del gasto público, eran el caldo de cultivo para la instrumentación de un ajuste económico.
El actual gobierno ha devaluado la moneda en 7 ocasiones. Ya el pueblo y los trabajadores sabemos lo que esto significa: aumento de los precios de los productos de primera necesidad. De entrada los sueldos se redujeron en la misma proporción de la devaluación. Hasta el viernes el salario mínimo era de Bs. 2047,48, equivalentes a 476 dólares, a la tasa vigente hasta ese día, a partir de la devaluación, el salario mínimo se redujo a 325 dólares.
En un país que trae del exterior, y paga con dólares, la mayor parte de lo que consume, esto tiene consecuencias directas en los precios, y por ende, en el deterioro del poder de compra de los salarios. Así el gobierno descarga la crisis económica sobre los hombros de los trabajadores y el pueblo.
¿A quién beneficia la devaluación? A los empresarios. La primera reacción del presidente de Conindustria, Carlos Larrazábal fue decir que “Ese había sido el llamado al Gobierno por parte del área manufacturera del país”. Y Miguel Pérez Abad, supuesto empresario “socialista”, presidente de Fedeindustria, fue mucho más claro al afirmar que “es una decisión positiva que fortalece al sector. Ahora por cada dólar negociado, nuestros empresarios recibirán más bolívares”. Hasta el presidente de Fedecámaras, Jorge Botti, aseguró que el anuncio era esperado por los empresarios, ya que “desde que terminó el año pasado ha sido una gran discusión la necesidad de devaluar la moneda”. Más claro no canta un gallo.
La devaluación será enriquecimiento para los patronos y la burocracia, y más pobreza para los trabajadores y el pueblo. Esto pone en evidencia nuevamente la falsedad del discurso del socialismo del siglo XXI.
Entendemos que millones de personas aún tienen esperanzas en el actual gobierno, nosotros no albergamos ninguna, pero más allá de eso, es urgente luchar contra el deterioro de nuestros salarios y exigirle al gobierno un aumento del salario mínimo del 100%, ajustándolo a la canasta básica, como establece la Constitución en su artículo 91, y un aumento general de salarios. Igualmente, nuestro partido plantea que el IVA debe ser eliminado.