8 julio, 2025

Postura “socialista” frente al derecho de protesta y a la delincuencia

Sobre la significación y las implicaciones reales del socialismo como cosmovisión en Venezuela, mucho se ha teorizado desde que arribó al poder nacional el teniente Hugo Chávez, especialmente en lo relativo al protagonismo popular y a propuestas económicas anticapitalistas. Si bien tras 12 años del Gobierno de Chávez el tan mentado socialismo del siglo XXI (columna vertebral ideológica de todas las políticas gubernamentales) presenta debilidades conceptuales, y por lo tanto es inaplicable de forma eficaz en la cotidianidad venezolana, sobre todo en el ámbito económico, es indudable que algunos principios y valores atañen de forma clara a la doctrina socialista en cualquier parte del planeta, siempre y cuando se conciba al socialismo como una forma de vida en que los intereses colectivos deben prevalecer contundentemente sobre el egoísmo individual.

Sobre la significación y las implicaciones reales del socialismo como cosmovisión en Venezuela, mucho se ha teorizado desde que arribó al poder nacional el teniente Hugo Chávez, especialmente en lo relativo al protagonismo popular y a propuestas económicas anticapitalistas. Si bien tras 12 años del Gobierno de Chávez el tan mentado socialismo del siglo XXI (columna vertebral ideológica de todas las políticas gubernamentales) presenta debilidades conceptuales, y por lo tanto es inaplicable de forma eficaz en la cotidianidad venezolana, sobre todo en el ámbito económico, es indudable que algunos principios y valores atañen de forma clara a la doctrina socialista en cualquier parte del planeta, siempre y cuando se conciba al socialismo como una forma de vida en que los intereses colectivos deben prevalecer contundentemente sobre el egoísmo individual.

Entre tales principios y valores se encuentran el derecho a criticar el accionar de cualquier funcionario público, el trato humano y solidario entre todos los individuos, y el respeto por aquellos hermanos humildes que por una u otra razón son “lastres” sociales. Sin embargo elementos socialistas como los descritos no han sido precisamente internalizados y llevados a la práctica por numerosos “revolucionarios” o “izquierdistas” en Venezuela, muchos de los cuales han llegado a creer que por gritar la consigna “Patria Socialista o Muerte” son socialistas en todo el sentido de la palabra, o incluso más chavistas que Chávez. A ‘estas alturas del partido’ siguen vigentes en buena medida tanto las ideas como las erróneas prácticas cuartorepublicanas en diferentes sentidos. Valga destacar en este contexto que la criminalización de la protesta aún forma parte de la estrategia política de muchas autoridades, y que la represión policial aún continúa como método equivocado y sanguinario para intentar el control de las actividades delictivas.

Como ejemplo de esa mentalidad primitiva basada en el control férreo de la población por parte del Estado y en el monopolio de la violencia ejercido por éste, cabe mencionar a algunos periodistas (presumo que lo son) que a pesar de manejar una línea editorial favorable al Gobierno de Chávez y al “Socialismo del siglo XXI”, se descubren fácilmente como unos apologistas de la cosmovisión capitalista, si bien hay que reconocer sus esfuerzos por ganarse los favores gubernamentales y por parecer socialistas. Tal es el caso del señor Alberto Nolia, conductor de un programa radial en la estación YVKE Mundial, y presentador junto a la periodista Tania Díaz del programa televisivo Dando y Dando (Venezolana de Televisión). Sin dejar de reconocer que este ciudadano ha atacado duramente a más de un funcionario de dudoso proceder en la política venezolana, sea “chavista” o “escuálido”, y que ha asumido una posición digna respecto a los oscuros intereses estadounidenses en el mundo entero, por ejemplo, es inevitable igualmente sentirse indignado ante algunos comentarios suyos durante los últimos programas radiales. Entre tales comentarios, que realmente dan asco viniendo de un comunicador social que asegura ser diferente a los periodistas que hacen vida en los medios privados, destacan dos (palabras más, palabras menos): 1) “Todos aquellos que protesten en la vía pública no pueden ser tratados sino como lo que son, como malandros”; y 2) “El destino ideal de los delincuentes comunes es bajo tierra”.

En cuanto al primer comentario, valga señalar que surgió tras la embestida automotora que un individuo hizo el 24 de marzo del presente año contra un grupo de manifestantes pacíficos (por cierto no tenían nada que ver con los estudiantes huelguistas o con los ‘manos blancas’) en la autopista Francisco Fajardo de Caracas. En dicha protesta algunos ciudadanos reclamaban de forma totalmente justa el pago de deudas atrasadas en el marco de la Misión Barrio Tricolor, y de forma repentina y premeditada un demente arrolló con su camión al grupo en cuestión, matando a una dama y dejando grave a otra. Resulta que para Nolia el asesino más bien debe ser considerado como un héroe, y que los manifestantes eran unos malandros por el simple hecho de obstaculizar el tránsito vehicular. ¿Será que para Nolia y otros tantos “socialistas” en Venezuela son malandros todos aquellos que protestan pacíficamente en una manifestación justa?. ¿Acaso las movilizaciones y caravanas organizadas por militantes y dirigentes del PSUV, causantes ocasionales de congestiones automotoras descomunales, han sido consideradas como acciones de malandros?. ¿No sabe Nolia que la Constitución Nacional establece el derecho a la protesta legítima?. Claro, seguramente el señor Nolia no padece ninguno de los problemas que siguen aquejando a muchos venezolanos, y cree que una revolución socialista se puede lograr en gran parte con discursos llamativos, ‘edulcorantes’ mediáticos y algunas medidas coyunturales.

En segundo lugar cabe indicar que el señor Nolia confiesa que la delincuencia común sólo puede combatirse eficazmente mediante una especie de cacería a los malandros y a los que se considere como tales, al más puro estilo del viejo oeste estadounidense y del puntofijismo con su disparen primero y pregunten después. ¡Vaya “humanitarismo” el de este individuo¡. Lo irónico de esta cuestión es que Nolia, así como otros “izquierdistas”, llega a oponerse a la política de prevención delictual proyectada por el Gobierno nacional (al menos en teoría), lo que define a este sujeto como un cínico e hipócrita partidario del socialismo. Más aún, Nolia considera que armar a la población sería una muy buena estrategia, que contribuiría notablemente a la reducción del delito, tal como supuestamente ocurre en Estados Unidos, país en el que muchos estados permiten la tenencia de armas de fuego como si se tratara de ropa o alimentos. Pero se equivoca Nolia respecto a la idea de que la violencia ejercida por los “buenos” combatirá a la violencia de los “malos”; desconoce el señor Nolia que en el país norteamericano la política armamentista no ha incidido notablemente en la reducción del crimen y del delito en general. Téngase en cuenta que en estados de Estados Unidos donde hay libertad para portar armas de fuego, hay miles de asesinatos por año, tal como en Texas, donde incluso sigue vigente la Pena de Muerte justamente porque ni la ciudadanía armada ni el aparato estatal han podido controlar la delincuencia (evidentemente la Pena de Muerte tampoco ha sido la solución).

Definitivamente Nolia con su mentalidad cuartorepublicana yerra si cree que con las armas de fuego en manos de todo el mundo se combatirá eficazmente a la delincuencia; al contrario, bien se podría generar una espiral de violencia incontrolable, caracterizada por un estado de caos como en Colombia o en México, por matanzas llevadas a cabo por psicópatas al estilo de Estados Unidos, o en definitiva por una situación en que las mafias organizadas definitivamente controlen a la sociedad. En este punto Nolia queda fácilmente al descubierto como otro de los tantos oportunistas disfrazados de revolucionarios, como un partidario fervoroso de políticas macabras propias de los Estados que imponen su hegemonía mediante el terror y la represión contra los pobres.

Para finalizar hay que enfatizarle a Nolia que la crítica pertinente a las políticas públicas en Venezuela no puede ser acallada mientras nos aquejen numerosos problemas, y que la lucha contra la delincuencia común no puede estar limitada a la simple represión estatal o al ojo por ojo, y diente por diente. Se requiere, como solución concreta a la problemática en el marco del socialismo, una profunda transformación estructural en los diversos ámbitos, que derive finalmente en una sociedad verdaderamente justa.

ruhergeohist@yahoo.com

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