PSUV celebra “recuperación” de las empresas básicas
Ciudad Guayana, sábado, 26 de marzo de 2011 (Foto William Urdaneta).- La marcha convocada por los grupos sindicales del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) este viernes,se convirtió en una reunión de las figuras más influyentes de la organización, como el canciller Nicolás Maduro, quien funge de padrino de la Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FBT), cuyos dirigentes organizaron y encabezaron la movilización en señal de su peso a lo interno de la tolda oficialista. Consejos comunales, desempleados de Tocoma y trabajadores de las empresas básicas marcharon hasta un costado del edificio de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), donde se hallaba la tarima de los discursos y exposición de las tres consignas principales de la actividad: respaldo al presidente Hugo Chávez, apoyo al control obrero (sobre este aspecto las divergencias fueron guardadas ayer) y reiterar la resonante proclama antiimperialista.
Ciudad Guayana, sábado, 26 de marzo de 2011 (Foto William Urdaneta).- La marcha convocada por los grupos sindicales del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) este viernes,se convirtió en una reunión de las figuras más influyentes de la organización, como el canciller Nicolás Maduro, quien funge de padrino de la Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FBT), cuyos dirigentes organizaron y encabezaron la movilización en señal de su peso a lo interno de la tolda oficialista. Consejos comunales, desempleados de Tocoma y trabajadores de las empresas básicas marcharon hasta un costado del edificio de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), donde se hallaba la tarima de los discursos y exposición de las tres consignas principales de la actividad: respaldo al presidente Hugo Chávez, apoyo al control obrero (sobre este aspecto las divergencias fueron guardadas ayer) y reiterar la resonante proclama antiimperialista.
Y como si en los días previos no hayan ocurrido paros y protestas por demandas laborales, que esconden un escenario de déficit de caja y falta de inversiones, los líderes chavistas estrecharon abrazos y arengaron el proyecto socialista, toda vez que las empresas básicas -aseguran- están recuperadas.
El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se exhibió sin responder las inquietudes de su propia militancia. La Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FBT) reafirmó su influencia sobre un amplio sector del partido y capacidad de articular la logística necesaria para ratificar su compromiso con el presidente Hugo Chávez.
Las consignas fueron múltiples antes del evento. Pero ayer concretaron que la movilización respaldaría el modelo del control obrero.
Decenas de autobuses traídos por el Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción (Sutic-Bolívar) contribuyeron a que la convocatoria fuera algo numerosa.
Desempleados del portón de Tocoma invadieron las calles y antes que la revolución, manifestaron su compromiso con el diputado y líder de Sutic Bolívar, Argenis Moreno.
Otros trabajadores se movilizaron para darle fuerza a la tolda oficialista a pesar de todas las divergencias que han denunciado: corrupción, burocracia, ineficiencia, derecha endógena, improductividad, retraso en la discusión de los contratos colectivos.
La marcha fue convocada por la FBT como una respuesta a la “derecha” que ya había anunciado una movilización de los trabajadores para hoy.
Dos días después el partido ordenó a todas las corrientes convocar a la manifestación. No todos estuvieron contentos. Acudir a una marcha, cuyos convocantes directos son el brazo de la FBT, era -no sólo reconocer que el Ejecutivo les acompaña- sino legitimar a una “derecha endógena” que la propia Unión Nacional de Trabajadores (Unete) ha señalado con nombre y apellido.
El descontento -aunque aminorado por la multitud- intentó hallar un espacio en la marcha. Unete se ubicó de segunda en la concentración para no perder espacio. Con banderines manifestaron su respaldo irrestricto al presidente Hugo Chávez y se llamaron “los verdaderos chavistas”.
Voceros de este movimiento comenzaron a lanzar desde el camión en que se trasladaban críticas que para algunos no fueron tan al aire. “No podemos seguir tolerando a muchos que se ponen la camisa roja pero lo que hacen es malbaratar el proceso revolucionario”. “Dentro del PSUV también tenemos derecha endógena”. “No vamos a aceptar más divisiones de muchos que están aquí y lo que intentan es debilitar a Unete”.
Algunas frases como esas pronunciaron los dirigentes Denny Sucre, José Meléndez y Alexander Coriano. Iban caminando detrás de los diputados Cilia Flores, Aristóbulo Istúriz, Ángel Marcano, el canciller Nicolás Maduro y el gobernador Francisco Rangel Gómez, quienes irrumpieron en la concentración en la Plaza Monumento CVG con un séquito de guardaespaldas, para ubicarse a la cabeza de la marcha.
La movilización de los trabajadores la encabezó el responsable de la política exterior del Gobierno nacional, Nicolás Maduro, con quien los organizadores de la actividad mantienen buenas relaciones y una conexión directa al presidente Hugo Chávez.
Esas influencias han sido criticadas por las bases, las mismas que en la multitud quisieron distinguirse sin mayor impacto. En la tarima lideró el brazo de Maduro porque quienes subían a la tarima debían estar en una lista elaborada por los jefes del partido oficial en Bolívar.
Todos querían subir. Dirigentes sindicales querían contarle al ministro de Industrias Básicas y Minería -José Khan-, en su propia cara, que al menos hay tres compañías completamente paralizadas y el resto operando en menos de 50 por ciento. ¿Por qué? Porque no hay repuestos, ni materia prima, ni recursos o – en todo caso- alguien se está quedando con la producción de los empleados, como han denunciado los trabajadores de Orinoco Iron.
José Ramón Rivero, diputado del PSUV, intentó ordenar el desorden en las escaleras que conducían a la tarima. Subir al escenario no les fue fácil a los dirigentes sindicales de pequeñas organizaciones.
Leandro González de Refractarios Orinoco -por ejemplo- pudo subir y conversó con el ministro. Le dijo que la factoría está inoperativa y la vicepresidenta de la CVG -Haydée Valenzuela- se mostró furiosa por la insistencia de los empleados de arrancar la planta sin cumplir con todos los pasos de ley.
Y al final, cuando la marea roja y eufórica contemplaba a los líderes del partido, el ministro José Khan, el gobernador y los diputados celebraron la recuperación de las empresas básicas mediante la instalación de un controvertido control obrero.