9 diciembre, 2024

¿Qué busca Chávez con su acercamiento a Obama?

La visita oficial a Japón fue el escenario para que el presidente Chávez se deshiciera en elogios al presidente de los EEUU, Barack Obama. De manera insólita, Chávez ha llegado incluso a ponerse a las órdenes de Obama «para construir un mundo sin armas atómicas»: «Me atrevo a lanzarle a Obama la mano y a decirle vente para acá, vente para este lado, de los que queremos de verdad un mundo en paz, de los que amamos de verdad a la humanidad… Que el presidente de Estados Unidos diga que está de acuerdo en eliminar las armas nucleares es reflejo de un mundo nuevo». (http://www.aporrea.org/venezuelaexterior/n132401.html)

La visita oficial a Japón fue el escenario para que el presidente Chávez se deshiciera en elogios al presidente de los EEUU, Barack Obama. De manera insólita, Chávez ha llegado incluso a ponerse a las órdenes de Obama «para construir un mundo sin armas atómicas»: «Me atrevo a lanzarle a Obama la mano y a decirle vente para acá, vente para este lado, de los que queremos de verdad un mundo en paz, de los que amamos de verdad a la humanidad… Que el presidente de Estados Unidos diga que está de acuerdo en eliminar las armas nucleares es reflejo de un mundo nuevo». (http://www.aporrea.org/venezuelaexterior/n132401.html)

Lamentablemente, el presidente Chávez contribuye a crear esperanzas en que el nuevo gobierno estadounidense actúe a favor de la paz mundial y el desarme atómico. El propio Obama se encargó de desmentir cualquier malentendido sobre su vocación guerrerista y genocida. Pocas horas después de estas desafortunadas declaraciones del presidente venezolano, Obama viajó a Irak, donde se reunió con las tropas estadounidenses que masacran diariamente a ese pueblo árabe, y les agradeció por su «extraordinario trabajo». De manera cínica y miserable, Obama dijo que las fuerzas invasoras habían capacitado a los iraquíes para «ser autosuficientes» y «tomar la responsabilidad de su propio país». Obama insistió en que había que lograr en Afganistán lo que se estaba logrando en Irak, aún cuando faltara «mucho por hacer» todavía en este último país. La invasión estadounidense ha significado la muerte de más de un millón de iraquíes.
(http://www.clarin.com/diario/2009/04/08/elmundo/i-01893480.htm)

Desde que Obama llegó a la presidencia, los esfuerzos del gobierno venezolano por tender puentes a su par de los EEUU sólo han sido entorpecidos por la publicación de un informe sobre narcotráfico presentado por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en el que se critica a Venezuela, así como unas declaraciones ofensivas de Obama, por las que Chávez lo llamó «ignorante». Sin embargo, la presunción de que Obama obra y declara por ignorancia y no por mala fé, de por sí es bastante benevolente, y el informe presentado por Clinton fue desestimado por haber sido elaborado durante la presidencia de Bush. De hecho, el nombramiento de Clinton fue saludado por Chávez como algo «interesante», y supuestamente favorable para las relaciones de EEUU con Latinoamérica.

No obstante estos tropiezos, más han sido los acercamientos: Chávez creó expectativas en torno a un cambio en las relaciones bilaterales desde antes de que Obama fuera electo, y luego de su triunfo lo felicitó, uniéndose al coro de Lula, Evo, y otros presidentes latinoamericanos. De igual manera, el gobierno de Obama felicitó a Venezuela por el resultado del referendo aprobatorio de la enmienda constitucional, en febrero de este año, un hecho sin parangón en los diez años de gobierno de Chávez. Medios cercanos al gobierno venezolano han confirmado los esfuerzos de las delegaciones de EEUU y Venezuela en la OEA por concertar una agenda para una reunión entre Chávez y Obama. Una de las cosas más graves que ha dicho recientemente el presidente Chávez en Japón ha sido que el estado de las relaciones bilaterales se debía a que con Bush «no se podía hablar», mientras que con Clinton se tenían «relaciones normales», las cuales sería deseable restituir. Esta versión que promueve el gobierno venezolano responsabiliza exclusivamente a una camarilla republicana por la conducta imperialista de un régimen que promovió el golpe de estado y el sabotaje a la industria petrolera, y financió a organizaciones derechistas. De esta manera se minimiza el carácter agresivo del régimen político de los EEUU, su sistemática política injerencista e imperialista, y se ocultan los intereses en función de los cuales se orquestaron esas agresiones a nuestro país; todo esto en favor de la tesis de que el problema era el estilo, poco dado al diálogo, del gobierno de Bush.

El mensaje es claro: si el único obstáculo para unas relaciones «normales» con los EEUU era Bush, se abre la posibilidad de que su salida del gobierno permita «normalizar» las relaciones bilaterales. Según Chávez, «todo es posible» en el marco del «respeto mutuo». ¿Cabe esperar respeto de los imperialistas?

La perspectiva de unas relaciones de mutuo beneficio entre los EEUU y América Latina contradice la caracterización de ese país como una potencia imperialista, cuya política exterior está subordinada a la ganancia de los capitales transnacionales. Por ello es que la «normalidad» de las relaciones con los EEUU, tal y como esta ha sido definida por la clase política gringa, pasa por la imposición de aquellas condiciones más provechosas para los intereses económicos y estratégicos de los EEUU. El principio del «mutuo beneficio» nunca ha regido las relaciones entre EEUU y Latinoamérica.

En realidad, los puentes lanzados por el gobierno venezolano en busca de negociaciones y acuerdos con el gobierno imperialista de Obama, es la manera en que se refleja su orientación de conciliación de clases en la política internacional. Lejos de intentar transformaciones que apunten hacia el socialismo, el gobierno venezolano busca consolidar el status quo vigente, en el marco de una crisis económica que ha hecho mermar sus ingresos por exportación de petróleo. En este sentido deben entenderse los gestos de acercamiento de Chávez hacia Obama.

Luego de derrotadas las maniobras golpistas apoyadas por los EEUU en 2002-2003, la relativa independencia alcanzada en estos años por Venezuela ha sido uno de las conquistas más importantes del proceso revolucionario. Para garantizar la permanencia y profundización de esta independencia, es necesario avanzar hacia el derrocamiento de la estructura capitalista de nuestro sistema económico y político. El control democrático sobre el aparato productivo y el Estado, condición fundamental del socialismo, sólo es posible sobre la base de la nacionalización de la banca, los grandes medios de producción, y el latifundio. El gobierno venezolano ha descartado adelantar este tipo de transformaciones, y ahora amenaza la independencia política del país al buscar acuerdos con el gobierno de Obama.

* Simón Rodríguez Porras es militante de la Unidad Socialista de Izquierda

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