¿A qué interés sirve la producción de etanol?

En el 2007, Brasil se convierte en el segundo mayor productor de etanol como combustible a nivel mundial, a partir de la producción y refinación de la caña de azúcar, produce aproximadamente 15 millones de metros cúbicos cada año.

En el 2007, Brasil se convierte en el segundo mayor productor de etanol como combustible a nivel mundial, a partir de la producción y refinación de la caña de azúcar, produce aproximadamente 15 millones de metros cúbicos cada año.

La mayoría de los automóviles en Brasil tiene la tecnología de los motores bivalentes o popularmente llamados flex, la cual permite mezclar en el tanque combustible etanol con gasolina, la proporción de la mezcla varía según se determine el precio de cada combustible en el mercado, siendo el 25% de etanol la proporción mínima obligatoria por decreto gubernamental. Esta medida apunta a la meta oficial de que el consumo del etanol supere al de la gasolina. En abril de 2008 dicha meta fue alcanzada.(http://es.wikipedia.org/wiki/Bioetanol)

En la actualidad existen tres países productores de etanol: Brasil, Estados Unidos y Colombia. Estados Unidos, a diferencia de Brasil y Colombia, produce el etanol a partir del maíz, esto ha traído grandes consecuencias negativas, como el alza de los precios en los alimentos derivados de del maíz. Según Noam Chomsky: “El alza de precios amenaza al producto principal de comida de los trabajadores mexicanos y los pobres. Forma parte de lo que nosotros podríamos llamar el efecto etanol –una consecuencia de la estampida de Estados Unidos hacia el etanol basado en el maíz como un sustituto energético del petróleo, cuyas más importantes fuentes, por supuesto, están en regiones que desafían con más ahínco el orden internacional”. (http://www.aporrea.org/internacionales/a34913.html)

Brasil y Estados Unidos son hoy en día los principales productores de etanol. Ambos países han consolidado una alianza por medio de la cual buscan convertirse en potencias a nivel global. Esta alianza trajo consigo un aumento exponencial en la producción en Brasil, país que antes sólo producía para su consumo interno. Este aumento productivo implica un impacto ambiental y social terrible, ya que supone la destrucción de la Amazonía y la ruina de millones de campesinos; serán arrebatados los campos forestales para las grandes extensiones de tierra que requiere la producción de etanol, y esto a su vez producirá una liberación de grandes cantidades de carbono del suelo. Según un informe de la ONU, citado por el autor Edmundo Fayanás: “Las prisas por producir ingentes cantidades de energía de maíz, la caña de azúcar, la soja o la palma acelerarán la deforestación mundial, provocarán hambrunas, expulsarán a los pequeños agricultores de sus tierras y harán más pobres las regiones del planeta que ya lo son”.
(http://www.lacoctelera.com/andarin/post/2007/05/31/edmundo-fayanas-escuer-etanol-asolucion-o-problema-)

El municipio de Río Verde en el estado brasileño Goías, es uno de los más prósperos a nivel de agroindustria en ese país. Allí se pretendía explotar la siembra de caña para la producción de etanol, pero la población de dicho municipio se resistió y logró imponer limitaciones para la explotación de la caña, defendiendo que el monocultivo acaba con la cadena productiva del agronegocio y trae tragedias ambientales y sociales si no es controlado; la ley municipal, vigente desde el 2005 prohíbe la siembra de caña a menos de 50 metros de los manantiales, y la quema de cañaverales a menos de 20 kilómetros de áreas urbanas, zonas de protección ambiental, cables eléctricos y carreteras. La población del municipio valoró el efecto negativo en términos sociales que tendría el cultivo de la caña, caracterizado por la precariedad laboral y la superexplotación, lo cual introduciría la pobreza extrema en un municipio con un bajo nivel de desempleo y miseria. En las zonas donde los campos de caña son explotados, mayormente el interior del país, existen serios problemas ambientales y sociales; durante la época de cosecha estas zonas reciben a miles de cortadores de caña que vienen de otros lugares, aumentan la prostitución y los embarazos precoces, y al poco tiempo estos trabajadores son despedidos, aumentando la miseria y el desempleo. Para facilitar el corte de la caña la queman, provocando contaminación del aire y enfermedades respiratorias.

Los países y las grandes empresas que producen etanol, hacen un esfuerzo para difundir una buena imagen del “biocombustible”, argumentando que es un recurso “renovable”, sin embargo, entre el 2007 y 2008 se han publicado estudios sobre su impacto ambiental que han hecho insostenible esa imagen. Ahora resultan inocultables los problemas que acarrean la explotación y producción masiva del etanol. Investigaciones realizadas anteriormente tuvieron el problema de no tomar en cuenta el impacto ambiental del modelo de producción, la sobreutilización de recursos naturales como la tierra y el agua, y su incapacidad para combatir el cambio climático. Estudios realizados en el 2008 por el Instituto de Investigaciones Tropicales Smithsonian constatan que el etanol producido a partir de la caña de azúcar y de la soja, causan más daños al medio ambiente que los combustibles fósiles. (http://www.stri.org/espanol/).La divulgación de estos estudios demuestra el cambio de tono en el debate internacional con respecto a si es o no beneficiosa la producción del etanol para frenar el cambio climático. El gobierno brasileño no toma en cuenta estos elementos de juicio en su posición oficial frente al tema.

Para justificar la producción del etanol, el gobierno brasileño se basa en un estudio socio-político basado principalmente en los resultados obtenidos en Sao Paulo, por lo que falla en reconocer las grandes diferencias socioeconómicas que hay entre las distintas regiones brasileñas, además de ignorar el aspecto ambiental. Una de las metas del gobierno de Brasil es la expansión de la producción de caña por todo el país, una medida irracional ya que el consumo de tierras sería excesivo y la emisión de gases de efecto invernadero sería considerable.

Los efectos sociales son cruciales para determinar la sustentabilidad del etanol en Brasil. Si bien es verdad que la industria ha creado más de un millón de empleos directos e indirectos en áreas rurales, estos son temporales y los cortadores de caña viven en condiciones paupérrimas, por poco más de salario mínimo. Según la National Geographic (2006), quienes trabajan en los cañaverales en ocasiones mueren de cansancio, y sufren de enfermedades respiratorias por la exposición a la quema de la caña. En el noreste, la industria de la caña de azúcar tiene un récord violaciones a los derechos de los trabajadores. La utilización creciente de maquinarias en la agricultura sólo beneficia a los capitales agroindustriales, mientras que disminuye la demanda de mano de obra fuerte y los trabadores menos calificados emigran a las ciudades, ejerciendo presión en el área de servicios. Finalmente, la expansión de los cañaverales aumentará significativamente los precios de los alimentos golpeando más duro a los pobres. En conclusión, la industria del etanol ha enriquecido enormemente a unos pocos industriales azucareros y alcoholeros, a costa de los trabajadores que producen esa riqueza, y del ambiente al que arruinan.

* Oriana Bastidas es militante de la Unidad Socialista de Izquierda y el Colectivo Libre Aquiles Nazoa.

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