¿Qué ocurre en las Antillas Francesas?
Los aparentemente bucólicos y apacibles paraísos turísticos del Caribe, las islas de Martinica y Guadalupe, colonias franceses consideradas oficialmente como «departamentos de ultramar» (DOM-TOM), se han convertido en noticia como consecuencia de las violentas protestas sociales que han tenido lugar durante las últimas semanas, motivadas en lo inmediato por el evidente deterioro del nivel de vida de sus pobladores y por el estado de discriminació n política, abandono u olvido es que ambos territorios se consideran sumidos por la metrópoli europea.
Los aparentemente bucólicos y apacibles paraísos turísticos del Caribe, las islas de Martinica y Guadalupe, colonias franceses consideradas oficialmente como «departamentos de ultramar» (DOM-TOM), se han convertido en noticia como consecuencia de las violentas protestas sociales que han tenido lugar durante las últimas semanas, motivadas en lo inmediato por el evidente deterioro del nivel de vida de sus pobladores y por el estado de discriminació n política, abandono u olvido es que ambos territorios se consideran sumidos por la metrópoli europea.
Por supuesto que la crisis económica global que se extiende por Europa y a la que Francia no es inmune se ha convertido en un factor adicional al descontento generalizado que días atrás salió a las calles y plazas en inusitadas demostraciones que derivaron en saqueos, choques con la policía, detenciones y heridos en medio de hechos de violencia no habituales y que llegaron a producir el cierre de hoteles turísticos y del aeropuerto internacional de Guadalupe.
El actual presidente del Consejo Regional de esta isla, Victoriu Lurel, llegó a decir a la radioemisora France-Info que «se trata de una crisis, de una crisis institucional, estamos al borde de la insurrección» .
Mientras la metrópoli francesa se esforzó durante décadas desde 1946- en mostrar la cara amable de estos territorios, disfrazando su esencia colonial y pretendiendo hacerlas ver como una «Francia del Caribe», no pudo evitar, sin embargo, que las contradicciones políticas fueran creciendo al margen de los deseos de París, suministrador del 90% del consumo de la isla y donde se deciden todas las cuestiones de carácter legislativo y presupuestario, desde donde se ejerce el gobierno real que determinan las vidas y el futuro de la población de ambas islas.
Tal situación pareció rebasar todas las amenazas y posibilidades de cambios hasta el pasado 18 de diciembre, en que los Consejos Regionales y General de Martinica adoptaron dirigirse a la Asamblea Nacional francesa en una proposición sin precedentes, encaminada a transformar el status actual y basarse en el artículo 74 de la Constitución francesa, que les permitiría el acceso a la autonomía y la creación de una asamblea única y unificadora para los dos territorios, que de este modo verían ampliados su representatividad y peso político, en lo que algunos consideran como un paso inicial que pudiera llevarlos en un futuro al reclamo de la independencia.
En esta solicitud de autonomía coincidieron los independentistas con los socialistas y sectores conservadores y de Derecha, logrando un consenso también sin precedentes y que desde entonces generó un amplio movimiento de debate político y social que no había tenido lugar en las Antillas Francesas con anterioridad.
La simultaneidad de estos elementos de carácter político con las recientes dificultades económicas erosionando como nunca antes el nivel de vida disfrutado hasta ahora -posiblemente uno de los más elevados del Caribe insular-, dieron como resultado el paro general y los estallidos de estos días, expresados en demandas concretas aún no respondidas por las autoridades francesas, como es el aumento salarial de 200 euros a los trabajadores de más bajos salarios y la rebaja del 20% a los precios de numerosos artículos de primera necesidad.
Lo cierto es que las aparentemente tranquilas tierras caribeñas que el eminente escritor cubano Alejo Carpentier inmortalizara en su novela El siglo de las luces, se hayan conmovidas por acontecimientos que constituyen una mezcla de descontento social y aspiraciones políticas a una menor dependencia de la metrópoli.
El llamado Caribe francés no ha podido escapar a las señales de los tiempos.