Rachel Shabi: «Va en perjuicio de los levantamientos populares árabes el glorificar la misión de la OTAN»

Los fines contrarrevolucionarios de la intervención imperialista en Libia siguen despertando voces de repudio y alerta en las filas de quienes apuestan por la caída de la dictadura kadafista. Rachel Shabi es una periodista de ascendencia irakí nacida en Israel, cuyo trabajo se ha especializado en el Medio Oriente. Es autora del libro «Not the Enemy – Israel’s Jews from Arab Lands», una demoledora denuncia contra la discriminación aplicada por el colonialismo sionista en contra de los judíos de origen árabe en Israel. A través de un artículo publicado por la cadena Al Jazeera el 25 de agosto, Shabi denuncia los propósitos de la intervención de la Otan. «Va en perjuicio de los levantamientos populares árabes el glorificar la misión de la Otan», explica Shabi.

Los fines contrarrevolucionarios de la intervención imperialista en Libia siguen despertando voces de repudio y alerta en las filas de quienes apuestan por la caída de la dictadura kadafista. Rachel Shabi es una periodista de ascendencia irakí nacida en Israel, cuyo trabajo se ha especializado en el Medio Oriente. Es autora del libro «Not the Enemy – Israel’s Jews from Arab Lands», una demoledora denuncia contra la discriminación aplicada por el colonialismo sionista en contra de los judíos de origen árabe en Israel. A través de un artículo publicado por la cadena Al Jazeera el 25 de agosto, Shabi denuncia los propósitos de la intervención de la Otan. «Va en perjuicio de los levantamientos populares árabes el glorificar la misión de la Otan», explica Shabi.

Por tratarse de una persona que apoya la lucha antidictatorial libia, resulta de sumo interés su ácida crítica contra el cinismo del imperialismo, que durante mucho tiempo fue aliado de Kadafi y ahora busca capitalizar el triunfo popular en Libia por la vía de acuerdos con la dirección traidora del Consejo Nacional de Transición (CNT).

«El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, al igual que sus homólogos en el Reino Unido, Italia, Estados Unidos y otros países, espera con entusiasmo cosechar contratos petroleros una vez que se establezca el nuevo gobierno en Libia. Parece ser que las noticias más reveladoras sobre Libia se han mudado a las páginas de negocios. Mientras hay reportajes jubilosos sobre la caída inminente de Kadafi en todos los titulares, es en las páginas financieras donde se aprecia el análisis clínico. Así, por ejemplo, es en esta sección donde el diario The Independent reporta una “carrera por ganancias en la repartición de la Libia de la post-guerra”», explica la periodista en su nota, titulada «Todos a cosechar el botín de la guerra en Libia».

«Antes de que Trípoli caiga del todo, antes de que Kadafi y sus partidarios hayan dimitido y antes de que la sangre se seque sobre los cuerpos que todavía han de contarse, los poderes occidentales ya tienen en la mira lo que para ellos no es más que la recompensa por la intervención», continúa el artículo.

La colaboración que presta la dirigencia del Consejo Nacional de Transición (CNT) a estos fines contrarrevolucionarios del imperialismo, para asegurar que se mantenga la entrega de las riquezas petroleras de las que se apropiaron las transnacionales durante el reinado de Kadafi, es algo que no se escapa a la observación de Shabi. «Esto es lo que tuvo que decir el director de información de la Arabian Gulf Oil Company, ahora controlada por los rebeldes y la mayor productora de petróleo en Libia, sobre con quiénes pretende comerciar: “No tenemos problemas con países occidentales como Italia, Francia y el Reino Unido. Pero podríamos tener algunos roces políticos con Rusia, China y Brasil.” Estos últimos tres países no estuvieron involucrados en la misión de la Otan en Libia».

Apoyar al pueblo rebelde que combate en las calles y denunciar al imperialismo

A diferencia del gobierno venezolano y de varias corrientes estalinistas, que se valen de la denuncia de la intervención imperialista en Libia para cerrar filas en torno al dictador Kadafi, Shabi plantea estas denuncias desde el apoyo a la causa de la revolución árabe.

«Nada de esto (la intervención de la Otan y sus propósitos de mantener el control del petróleo libio, trad.) es para lamentar la caída de un dictador aterrador, que mantuvo al pueblo libio oprimido brutalmente por décadas. La remoción de Kadafi es bienvenida; la valentía de los libios que han luchado en contra de su régimen es asombrosa y sólo una piedra sería capaz de no conmoverse ante sus celebraciones de libertad. Pero no se niega lo positivo al notar que los países de la Otan no se habían preocupado por la crueldad del régimen de 42 años de este dictador, ni que la característica más llamativa de la relación de Occidente con el Medio Oriente ha sido el establecimiento de alianzas cínicas con gobernantes represivos, apoyados para que callen a sus pueblos mientras que abren las compuertas de sus recursos a capitales extranjeros».

«Son precisamente estos antecedentes – de ser una influencia corrosiva y un agente que trabaja por interés propio – los que han hecho a países del Medio Oriente desconfiar de cualquier intervención occidental en la ola de revoluciones que han sacudido a la región. Los rebeldes libios pidieron ayuda, pero ellos desconfiaban de lo que era visto como una alianza necesaria con fuerzas occidentales. Va en perjuicio de los levantamientos populares árabes el glorificar la misión de la Otan. Una intervención liberal con fines humanitarios podría ser el gancho cómodo; pero asegurar activos y recursos, como de costumbre, es la verdadera meta», concluye.

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