Ratzinger antepuso «el bien de la Iglesia» a expulsar a un pederasta
Esta vez no queda ninguna duda. La firma del cardenal Joseph Ratzinger, hoy papa Benedicto XVI, aparece en una carta enviada en noviembre de 1985 a la diócesis de Oakland (California, EEUU) en la que el entonces prefecto de la fe pospuso la expulsión de la Iglesia de Stephen Kiesle, un cura acusado de pederastia, argumentando que había que anteponer «el bien de la Iglesia universal».
Esta vez no queda ninguna duda. La firma del cardenal Joseph Ratzinger, hoy papa Benedicto XVI, aparece en una carta enviada en noviembre de 1985 a la diócesis de Oakland (California, EEUU) en la que el entonces prefecto de la fe pospuso la expulsión de la Iglesia de Stephen Kiesle, un cura acusado de pederastia, argumentando que había que anteponer «el bien de la Iglesia universal».
En la misiva, publicada por la agencia AP y autentificada por el Vaticano, Ratzinger se dirige al obispo de Oakland, John Cummins. Este había escrito a la Congregación para la Doctrina de la Fe por primera vez en 1981, el año en que Ratzinger llegó a dirigir esa instancia, recomendando que expulsaran a Kiesle. Ese sacerdote fue arrestado, juzgado y condenado en 1978 a tres años de libertad condicional por atar y abusar de dos menores, y, aunque estuvo tres años de baja, seguía trabajando con niños.
Temiendo «un escándalo», el obispo Cummins insistió en repetidas ocasiones al Vaticano pidiendo su expulsión. Envió información suplementaria cuando le fue requerida y llegó a ir personalmente a Roma.
En noviembre de 1985, el obispo recibió la carta firmada por Ratzinger, escrita en latín. «Aunque este tribunal ve gravemente significativos los argumentos presentados a favor de la expulsión [de Kiesle], juzga de cualquier forma necesario considerar el bien de la Iglesia Universal junto con el del afectado», se lee.
«Este tribunal –prosigue– también es incapaz de discernir el detrimento que la expulsión puede provocar en la comunidad de los fieles de Cristo, particularmente teniendo en cuenta la juventud del acusador».
No fue hasta 1987 cuando Kiesle fue expulsado de la Iglesia católica. En el 2002 fue arrestado y acusado de 13 cargos de abusos, aunque 11 fueron desestimados por supuesta expiración. Se mantuvieron dos por vejar a una joven en 1995 que le valieron una condena en el 2004 a seis años de cárcel. Hoy, a los 63 años, Kiesle es uno de los más de 63.000 nombres que aparecen en el registro de criminales sexuales de California.
Federico Lombardi, el portavoz del Vaticano, trató ayer de restar importancia a la última prueba contra el Papa y, pese a reconocer la autenticidad de la carta, insinuó que se ha «sacado de contexto». «No es raro que haya documentos con la firma del cardenal Ratzinger», declaró.
Con Ratzinger o sin él, la tormenta de acusaciones contra el Vaticano no se detiene y ayer mismo la prensa canadiense denunciaba que la Iglesia de Canadá había ocultado los abusos de Bernard Pince, un religioso polaco, amigo del papa Juan Pablo II, que después de esos hechos hizo carrera en el Vaticano.