Retirada de tropas yanquis de Irak

En la foto: la heroica resistencia irakí

Otra vez el imperialismo vuelve derrotado a casa como en 1973 como en la guerra de Vietnam. Si bien su retirada no fue esta vez tan espectacular como en aquel entonces, donde las tropas yanquis huían despavoridas de Saigón, incluso colgadas de los aviones, su retirada esta vez no fue tan atolondrada pero su derrota no es menos significativa puesto que no cumplieron con ninguno de los objetivos que se propusieron para invadir este país.

En la foto: la heroica resistencia irakí

Otra vez el imperialismo vuelve derrotado a casa como en 1973 como en la guerra de Vietnam. Si bien su retirada no fue esta vez tan espectacular como en aquel entonces, donde las tropas yanquis huían despavoridas de Saigón, incluso colgadas de los aviones, su retirada esta vez no fue tan atolondrada pero su derrota no es menos significativa puesto que no cumplieron con ninguno de los objetivos que se propusieron para invadir este país.

¿Y qué se propusieron? Bush lanzó la invasión en marzo del 2003 para controlar el petróleo iraquí y tratar de estabilizar la región, liquidar el conflicto palestino-israelí y debilitar o derrotar a Irán. Todos esos planes saltaron por el aire. Lejos de conseguir su objetivo, abrieron una caja de pandora, un escenario en donde el mundo árabe se llena de revoluciones y guerras civiles, los yanquis actuaron como el “bombero loco” que pretende apagar los incendios con bencina. Hoy los resultados están a la vista: está cambiando el mapa político de la región a favor de las masas explotadas.

HAGAMOS UN POCO DE HISTORIA

En el 2003 el gobierno de Bush eligió cuidadosamente su objetivo de golpear a Irak. Para ello Inventó la historia de que ese país tenía armas de destrucción masiva y apoyaba a la organización Al-Qaeda. Recordemos que después de la destrucción de las Torres Gemelas en el 2001, el imperialismo aprovecha este atentado para pasar a la ofensiva contra los procesos de luchas que se daban alrededor del mundo y contra aquellos gobiernos que no seguían sus mandatos, como el de Irak por ejemplo. Terminada su excusa de la lucha contra el comunismo por la desaparición de la Unión Soviética, inventó un nuevo paradigma: la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Y así este enemigo tan inasible como multitudinario, transformado por los medios masivos de comunicación en el nuevo enemigo de la humanidad, estaba en todos lados. Transformaron a la dictadura de Saddam Husein en el “eje del mal”.

Entonces los halcones de la Casa Blanca decidieron lanzar la guerra, Bush secundado por su vicepresidente Dick Cheney y su secretario de defensa Ronald Rumsfeld sabían que la de Saddam Husein era una dictadura odiada por su pueblo, como aquí ocurrió con la dictadura de Pinochet, e imaginaron que su invasión iba a ser un paseo en la que el pueblo iraquí los iba a recibir con los brazos abiertos como sus liberadores. Pero no fue así, la invasión se transformó en una guerra de ocupación debido a la heroica resistencia del pueblo iraquí.

Aunque el imperialismo yanqui fue la fuerza principal, no actuó solo, también lo acompaño el imperialismo británico, italiano, español y otras fuerzas menores. Invadieron pasando por encima de la ONU, no respetando ningún marco legal cuando de defender sus propios intereses se trata, lo que viene a demostrar nuevamente que no hay legalidad que valga cuando los intereses económicos esenciales de las clases sociales están en juego pues sólo la lucha decide sobre ellos. Los yanquis hicieron lo mismo cuando prepararon el golpe en Chile: no se ciñeron a ninguna legalidad vigente, la constitución se transformó en letra muerta. Organizaciones reformistas y traidoras como el PC y PS envenenaron la conciencia de las masas al señalar que la unidad popular debía avanzar legalmente y que cualquier golpista sería derrotado por la FFAA democráticas respetando la constitución.

LA RESISTENCIA EN CIFRAS

Producidos los ataques todos vimos atónitos en aquel momento cómo la televisión, a través del relato del Rafael Cavada y Amaro Gómez Pablo, mostraban los terribles bombardeos de “ablande” con misiles que en forma teledirigida llegaban de todos lados comandados a distancia, masacrando a este sufrido pueblo. Fue la guerra tecnológica imaginada por Donald Ramsfeld como un paseo. Es por ello, que después del bombardeo mandó sólo 240.000 soldados para consolidar la victoria. En sólo 6 dias fue tomada Bagdad y los principales centros del país. Pero a partir de ese momento, triunfalista para los yanquis, se empezó a tejer su derrota, pues el pueblo lejos de recibirlos como héroes comenzó una feroz resistencia contra ellos. Esta resistencia ha sido muy bien descripta en la entrevista hecha a Awni Al Kalemji del Frente Patriótico Nacionalista e Islámico, el 27/3/2007 ( www.iraqsolidaridad.org) “Nosotros tenemos una sola estadística, y los estadounidenses lo saben, y consiste en que la acción de la resistencia armada (desde el inicio de la ocupación) ha crecido y aumentado. Las bien conocidas cifras que dan los propios estadounidenses indican que en 2004 las tropas de ocupación sufrían 45 ataques diarios por parte de la resistencia, en 2005 los ataques oscilaban entre los 70 y los 75, y hoy superan los 100 ataques diarios. Esto no hay que tenerlo en cuenta sólo desde el punto de vista cuantitativo sino que hay que tener en cuenta que la acción de la resistencia ha ido mejorando también cualitativamente, y prueba de ello son los ataques que tienen como objetivo lo mejor del ejército estadounidense, que son sus helicópteros y aviones. La prensa estadounidense calificó de «carnicería de helicópteros» lo ocurrido el pasado mes de febrero en Iraq: cayeron 12 helicópteros que eran de los más sofisticados en cuanto a protección y blindaje. El problema de los estadounidenses no es el derribo de helicópteros, sino saber qué tipo de armas se están utilizando contra ellos. Y si los estadounidenses pensaban que los misiles utilizados se importaban de países vecinos, su nueva desgracia ha sido descubrir que eran misiles fabricados por ingenieros iraquíes que pertenecían a la industria militar del anterior régimen, modificados de los provenientes de la época de Sadam Huseín”. La estadística de ataques diarios que da Al Kalemji, es corroborada por múltiples fuentes, incluso periodismo occidental.

“Según el Pentágono, casi el 70% de las bajas estadounidenses se deben a las denominadas “bombas de fabricación casera”, los IED (en sus siglas en inglés), que la resistencia hace estallar al paso de convoyes y patrullas militares. El número de ataques con este tipo de artefactos se ha duplicado en el transcurso del último año hasta una media mensual de 1.200 [2].

En los últimos meses, la resistencia iraquí está empleando en sus ataques una nueva modalidad de explosivos que los militares estadounidenses han bautizado como “Explosively formed penetrators” (EFP) diseñados para aumentar su capacidad de penetrar los nuevos blindajes con los que están siendo provistos los vehículos militares estadounidenses en Iraq (Carlos Varea www.iraqsolidaridad.org 9 de mayo).

”A principios de la primavera, los responsables estadounidenses declararon que las bombas caseras eran responsables del 60% de los muertos estadounidenses: ahora lo son del 80%. Durante el fin de semana de la celebración del Memorial Day la resistencia derribó un helicóptero en Diyala y llenó de bombas trampa el lugar y la carretera que conduce a la ciudad, lo que ocasionó que seis soldados estadounidenses de un grupo de respuesta inmediata saltaran por los aires” (10/6/7 Jerry White www.wsws.org y www.iraqsolidaridad.org)

Los ocupantes han fracasado en armar a un ejército títere con alguna efectividad. Una abrumadora demostración de esto, es la reciente comprobación que hizo el Congreso norteamericano de que hasta un 60% de las armas que Estados Unidos entrega al ejército irakí “desaparecen”. Es decir, van a manos de la resistencia. “De acuerdo con la investigación realizada por el Congreso, el general Petraeus reportó que cerca de 185.000 rifles AK-47, 170.000 pistolas, 215.000 piezas de tanques y 140.000 cascos fueron entregados a las fuerzas iraquíes, desde junio del 2004 a setiembre del 2005. Pero los libros de contabilidad que muestran lo que las fuerzas efectivamente recibieron dan cuenta de sólo 75.000 rifles, 90.000 pistolas, 80.000 piezas de tanques y 25.000 cascos. ¿Y el resto, dónde está?” (Clarin, 6/8/7).

A consecuencia de esta lucha y al fracasar la conquista de la ciudad de Faluya, centro de la resistencia, con la que pretendían cambiar el curso de la guerra, los yanquis se convencen que no podían ganarla y a partir de entonces se refugian en cuarteles fortificados. Este convencimiento se vio reforzado por el hecho de que el pueblo norteamericano desaprobaba en un 70% esta guerra y la promesa de su término ayudó a que Obama ganara las elecciones. A partir de aquí sólo esperaron el momento de una retirada “digna”.

LOS COSTOS DE ESTA GUERRA

Los yanquis dejan un país destruido con más de un millón de muertos en el pueblo iraquí, la mayoría civiles, hombres, ancianos, mujeres y niños; millones de heridos y mutilados, millones de exiliados a países vecinos. Las tropas de ocupación sufrieron 4500 muertos y más de 30000 heridos. Las pérdidas económicas son inmensas: más de un trillón de dólares lo que contribuyó a gatillar la crisis económica mundial del 2007. También quedan como testimonio de la barbarie imperial la cárcel de Abu Ghraib donde se humillaba y practicaba torturas crueles a los prisioneros lo mismo que en la todavía existente cárcel de Guantánamo.

LAS DEBILIDADES DEL PROCESO REVOLUCIONARIO IRAQUI

Irak es un país cuya población está constituida por 3 etnias: los sunnitas, los chiitas y los kurdos en el límite con Turquía. Los yanquis antes de retirarse dejaron un gobierno que tiene como presidente el kurdo Jalai Talabani, al vicepresidente el sunita Tariq al-Hacheni y al primer ministro el chiita Nuri Al Maliki con el objetivo de que un consenso a través de las principales etnias pudiera gobernar el país. Pero claro, al otro dia del retiro yanqui este articial armado se vino abajo: los atentados y bombazos volvieron a proliferar y ha dejado un saldo de más de 70 muertos en un solo día. El Gobierno ya casi no existe porque Nuri Al Maliki ordenó detener al vicepresidente Tariq al-Hacheni por considerarlo autor de los atentados. Hay ahora el peligro de desatarse una guerra civil entre etnias. Este es el gran punto débil del proceso de lucha: el pueblo iraquí que ha tenido la suficiente fuerza de resistir y vencer al invasor no la tiene aún para formar una organización independiente de los trabajadores y el pueblo, pero respetando absolutamente los derechos de las etnias, para luchar por un gobierno que termine con los corruptos del actual gobierno agentes del imperialismo yanqui. Optimismo no falta porque el proceso revolucionario árabe está en ascenso y es uno solo y la resistencia iraquí durante años demostró que se puede enfrentar al imperialismo lo que a su vez fue un ejemplo que llevó al estallido de la revolución en Tunez, Egipto, Libia, Siria, Yemen, Barhein. La revolución en curso en estos países dialécticamente le ha dado el golpe de gracia al imperialismo para convencerlo que no podía estar un dia más en Irak, a pesar que Obama intentó hasta el último momento dejar un contingente de 20000 soldados con inmunidad a lo que el gobierno de Nuri Al Maliki se negó rotundamente. No hay duda que la derrota del imperialismo en Irak agrava su debilitamiento lo que es una muy buena noticia para los pueblos del mundo que quieren terminar con este gendarme internacional.
A.P.

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