9 noviembre, 2024

Revelan que el Papa protegió a pederastas

La Iglesia Católica, institución que ha dedicado millones de dólares a lo largo de décadas para ocultar los crímenes y abusos sexuales cometidos por curas, ha visto estos esfuerzos derrumbarse ante una avalancha de denuncias en todas partes del mundo, lo que ha hecho que altos voceros de El Vaticano admitan la gravedad de los crímenes. Sin embargo, las denuncias han revelado una red de protección para curas pederastas que incluye al propio Papa Benedicto XVI.

La Iglesia Católica, institución que ha dedicado millones de dólares a lo largo de décadas para ocultar los crímenes y abusos sexuales cometidos por curas, ha visto estos esfuerzos derrumbarse ante una avalancha de denuncias en todas partes del mundo, lo que ha hecho que altos voceros de El Vaticano admitan la gravedad de los crímenes. Sin embargo, las denuncias han revelado una red de protección para curas pederastas que incluye al propio Papa Benedicto XVI.

Joseph Ratzinger, arzobispo de Múnich entre 1977 y 1982, firmó un documento que aceptaba el traslado de un cura llamado Peter Hullerman, denunciado por pederastia a su diócesis en 1980. Aunque inicialmente se acordó que no debía tratar con niños, para evitar que reincidiera en su conducta criminal y pudiera dañar la imagen de la Iglesia, el cura fue inmediatamente puesto a trabajar como «guía espiritual». Según el psiquiatra asignado para atender al victimario (a las víctimas no se les asignó ayuda psiquiátrica), Ratzinger ignoró todas las advertencias acerca de la peligrosidad del individuo. En 1985 el cura fue sentenciado a una breve pena de cárcel por agredir a un menor de edad, pena que no cumplió debido a las presiones de las autoridades católicas, quienes sólo amonestaron al pedófilo pero no lo expulsaron del oficio sacerdotal. En cambio, una de sus víctimas, Wilfried Fesselman fue acusado por chantaje al acusar a Hullerman, una maniobra intimidatoria de la Iglesia.

El hermano del Papa, Georg Ratzinger, también ocultó durante largos años los abusos cometidos en un internado cuyo coro de niños estaba bajo su dirección.

Fundador de los Legionarios de Cristo desarrolló un amplio prontuario delictivo

La congregación mexicana de los Legionarios de Cristo reconoció el viernes que su fundador, Marcial Maciel, abusó durante años de seminaristas y que tuvo tres hijos, por lo que piden perdón a todas las víctimas. En México, presuntos hijos y víctimas de Maciel rechazaron el pedido de perdón por «superficial y falso».

En un comunicado, afirman que «habíamos pensado y esperado que las acusaciones presentadas contra nuestro fundador fueran falsas o infundadas», pero no ha sido así por lo que «no podemos mirar a su persona como modelo de vida cristiana o sacerdotal».

«Estamos profundamente consternados y tenemos que reconocer que son ciertas las acusaciones contra el padre Maciel, entre las que se incluían abusos sexuales a seminaristas menores», dice el comunicado.

Reconoció que el sacerdote mexicano tuvo una hija «de una relación estable y prolongada» con una mujer, «y otros graves comportamientos».

Además, tuvo otros dos hijos con dos mujeres diferentes, agregó.

En el comunicado se reconoce que las autoridades católicas nunca dieron crédito a las acusaciones de las víctimas de los abusos.

«El perdón va acompañado del resarcimiento de los daños… en todo momento siguen con sus perdones superficiales porque así lo han venido haciendo desde tiempo atrás y años anteriores, como suele manejarse la iglesia», dijo José Raúl González Lara, una de las víctimas.

El fundador de los Legionarios de Cristo murió en 2008 apartado del ejercicio de la vida religiosa. El 19 de mayo de 2006, el Papa Benedicto XVI le había ordenado que se abstuviera de ejercer el sacerdocio públicamente y llevara una vida de oración y penitencia.

A raíz de las denuncias de abusos sexuales de sus antiguos seminaristas, Maciel renunció al liderato de la orden en 2004, después de negar los hechos durante décadas.

Fundada por Maciel en 1941, la orden tiene 800 sacerdotes y 2.500 seminaristas en más de 20 países de todo el mundo y cuenta con una de las principales universidades pontificias en Roma.

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