17 julio, 2025

Sindicatos dejan a la deriva a trabajadores enjuiciados

El Palacio de Justicia de Ciudad Guayana ha estado poblado por grupos de trabajadores a toda hora, desde que comenzó el 2010. No es una presencia masiva, pero sí atípica. Todos están esperando una decisión, la suya o la de un compañero de Sidor, Ferrominera o la CVG. Este jueves, cuando se esperaba resolver el caso de tres dirigentes y 11 trabajadores de Sidor sometidos a juicio por el caso Transporte Camila, la audiencia fue diferida otra vez.

El Palacio de Justicia de Ciudad Guayana ha estado poblado por grupos de trabajadores a toda hora, desde que comenzó el 2010. No es una presencia masiva, pero sí atípica. Todos están esperando una decisión, la suya o la de un compañero de Sidor, Ferrominera o la CVG. Este jueves, cuando se esperaba resolver el caso de tres dirigentes y 11 trabajadores de Sidor sometidos a juicio por el caso Transporte Camila, la audiencia fue diferida otra vez.

Ciudad Guayana, jueves 11 de febrero de 2010.- Esta vez el tono más alto no correspondió a los trabajadores procesados, sino el de sus esposas y familiares que ya están hartos de la zozobra, la espera, el gasto económico y emocional.

El giro de una audiencia fría -colocada por muchos empleados como un “caso triste, pero aislado”- se dio en torno a la falta de dinero para pagar la defensa, por demás costosa por las vinculaciones políticas y económicas en juego.

A las afueras del tribunal se generó un debate en el que se colocaron sobre la mesa las tibiezas y tempestades del movimiento sindical.

Los dirigentes sindicales -Juan Valor, Leonel Grisett y Joel Hernández- más los otros 11 procesados deberán ir a juicio el 16 de septiembre de 2010.

Una guerra psicológica.

Detrás de los trabajadores sometidos a régimen de presentación -77 en Ciudad Guayana- hay madres, hijos y nietos que huyen de las cámaras ante otro pase de factura.

Con la solidaridad de unos pocos han logrado enfrentar la humillación de firmar un documento en el que signan mes a mes delincuentes. Damaris de Valor manifestó su molestia por la ausencia de solidaridad efectiva de la dirigencia.

Pero la actitud aguerrida ya no compete a todos. Muchos de los trabajadores contratados fueron -además de despedidos- colocados en una lista negra y la verdad es, que ya no es tan fácil obtener un empleo con semejante etiqueta.

“Me siento molesta, como se sienten las esposas de muchos aquí con la actitud fría que ustedes tienen. Están atentando contra ustedes mismos y contra sus familiares y no puede ser”, dijo con voz quebrantada. “Esto es una mortificación, esto es una guerra psicológica”.

Ni un Bolívar.

Una parte de los empleados están firmes en la creencia que Sutiss no colaborará con la defensa, a pesar de los ingresos que reciben de sus agremiados.

Los acuerdos no han estado fáciles. Orlando Aguilar, dueño de Transporte Camila, les ha propuesto diversos acuerdos para dejarlos libre. La última negociación la anunció el propio Aguilar a los medios de comunicación. Grisett sostiene que el empresario les ha pedido contratos y negociaciones con Sidor a cambio de la libertad, cosa que también han negado.

“Aquí estamos claros que Sutiss no nos va a ayudar, monetariamente Sutiss no nos va a ayudar. Se han dado tres negociaciones pero bajo estas circunstancias nosotros no nos doblegamos ante ningún patrono. Está en juego el movimiento de los trabajadores, Rubén González está preso porque está claro”.

“Tuvimos que poner para sacar las copias porque no alcanzó, no pido dádivas, yo pido que luchemos, no me voy a poner a congelar en un portón a pedir dádivas”, dijo Grisett.

Descomposición sindical

Además de la pelea en los tribunales, otra más difícil parece despertar a un movimiento adormitado. “Se nos acusó de manera penal sobre un acto laboral, donde defendíamos la salud y seguridad de los trabajadores. Ha sido una pesadilla para nosotros, siempre buscan una excusa y no ha habido manera de que exista justicia”, agregó Grisett a la prensa.

“Nuestro peor enemigo es la descomposición del movimiento que ha perdido todas las instituciones y federaciones. Un movimiento que no ha entendido que todas las empresas se están cayendo y que se darán cuenta que no tienen un pan cuando sus hijos se lo pidan”.

El delegado de prevención señaló que es hora de recuperar las instituciones pues han llegado al punto de que ni siquiera los honorarios profesionales son capaces de pagar.

“Convocamos al movimiento siderúrgico, contratados todos a una gran asamblea como una sola fuerza. Tenemos que dar una verdadera lucha de clases y no podemos hablar de contratados y sidoristas, porque todos somos uno”.

Juan Valor señaló que nuevamente se coloca sobre la mesa la criminalización de la protesta. “Tenemos una responsabilidad muy grande porque tenemos el caso de Rubén González, eso es lo
que quieren con nosotros”.

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