7 diciembre, 2024

Siria: Decenas de miles de manifestantes desafian al régimen

La sangrienta represión de las fuerzas de seguridad sirias, que ayer abrieron fuego contra cientos de jóvenes en Deraa, no ha amedrentado a los habitantes de esta ciudad del sur del país. Miles de personas (20.000, según algunos testigos) han marchado en los funerales por nueve manifestantes muertos ayer, coreando eslóganes en los que reclaman libertad y en medio de un fuerte despliegue militar. Una fuente de un hospital de la ciudad afirma que ayer recibieron 37 cadáveres, lo que eleva considerablemente la cifra de 15 fallecidos que calculaban activistas de derechos humanos. Se teme que el número de muertos sea superior.

La sangrienta represión de las fuerzas de seguridad sirias, que ayer abrieron fuego contra cientos de jóvenes en Deraa, no ha amedrentado a los habitantes de esta ciudad del sur del país. Miles de personas (20.000, según algunos testigos) han marchado en los funerales por nueve manifestantes muertos ayer, coreando eslóganes en los que reclaman libertad y en medio de un fuerte despliegue militar. Una fuente de un hospital de la ciudad afirma que ayer recibieron 37 cadáveres, lo que eleva considerablemente la cifra de 15 fallecidos que calculaban activistas de derechos humanos. Se teme que el número de muertos sea superior.

«Los traidores no matan a su propia gente. Dios, Siria, libertad. ¡Que la sangre de los mártires no se derrame en vano!», es uno de los cánticos que se escuchaban en el cementerio sur de Deraa. La procesión ha partido de la mezquita de Al Omari, epicentro de las protestas de la última semana, y no se ha informado de incidentes violentos. La ciudad, según cuentan testigos citados por la cadena Al Yazira, está tomada por cientos de soldados con fusiles kaláshnikov que patrullan las calles principales bajo una fuerte lluvia, e impiden reuniones públicas. Hay puestos de control en las entradas de la ciudad, que impiden el acceso a los periodistas.

En días anteriores, el Ejército había adoptado un papel más secundario, dejando el control de las protestas contra el régimen de Bachar el Asad a la policía secreta y unidades especiales, en esta zona agraria que se ha convertido en el epicentro de unas inéditas manifestaciones exigiendo libertades políticas y el fin de la corrupción. Se trata de los peores disturbios a los que ha hecho frente El Asad desde que tomó el poder en 2000, tras la muerte de su padre. En Siria rige el estado de emergencia desde 1963, y no se toleran disensiones contra el Gobierno.

La represión brutal de ayer refleja la escalada dramática de una semana de protestas en esta ciudad fronteriza con Jordania, durante la cual han muerto al menos 44 civiles desde el viernes. «Recibimos los cadáveres a las cinco de la tarde (una hora menos en la España peninsular). Todos tenían heridas de balas», ha dicho el trabajador del hospital, que no ha querido dar su nombre.

Los incidentes de ayer comenzaron de madrugada, cuando las fuerzas de seguridad trataron de entrar la mezquita de Al Omari, con la excusa de detener a una «banda armada» que había acumulado armas y municiones en el edificio y había «secuestrado niños que usaba como escudos humanos», y dispararon contra los manifestantes que trataron de impedir el asalto, causando varios muertos. Las fuerzas de seguridad volvieron a abrir fuego en los funerales contra estas víctimas, aunque la mayoría de los fallecidos se produjeron en la tarde, cuando dispararon indiscriminadamente contra cientos de jóvenes de localidades vecinas que trataban de acceder a Deraa para protestar contra la violencia.

Es muy difícil confirmar el número de muertos en los distintos enfrentamientos de ayer, ya que algunos heridos y muertos han podido ser trasladados a hospitales de otras localidades. Activistas de derechos humanos han entregado a la cadena BBC una lista con 45 personas que afirman que han muerto en la represión, mientras que otros activistas y testigos citados por France Presse hablan de hasta un centenar.

Las autoridades sirias han negado en los últimos días las cifras de fallecidos dadas por los opositores, y han acusado a «partes extranjeras», en referencia a Israel, de «propagar mensajes» sobre Deraa y fomentar la revuelta. En un tradicional bastión del partido gobernante, el Baaz, se han escuchado en los últimos días muestras de descontento contra la alianza de El Asad con Irán y el partido-milicia libanés Hezbolá.

Los manifestantes prodemocráticos han convocado una protesta multitudinaria para mañana en todo el país, con el nombre de «Viernes de dignidad», a través de redes sociales, una herramienta clave en las revueltas de Túnez y Egipto. También en Siria se utilizó Facebook para convocar a los opositores al régimen, en una página llamada «la revolución siria contra Bachar el Asad 2011», a marchas para lograr «una Siria sin tiranía, sin ley de emergencia ni tribunales de excepción». Tras unas pequeñas protestas en la capital, rápidamente disueltas, el movimiento se ha asentado en el sur.

Países como EE UU, Francia y Reino Unido han expresado su preocupación por los acontecimientos en Siria. Mientras que Washington y París han condenado el uso de la violencia, Londres ha pedido «respeto» al derecho a «protestas pacíficas» y «contención a todas las partes, incluidas las fuerzas de seguridad sirias», en las manifestaciones convocadas mañana.

Las fuerzas de seguridad sirias abrieron fuego ayer contra centenares de jóvenes que marchaban hacia Deraa, la ciudad sureña convertida en el escenario principal de las protestas contra el régimen de Bachar el Asad. Horas antes, también dispararon contra los asistentes a los funerales por los civiles muertos en la madrugada del miércoles en el asalto a la mezquita Al Omari, epicentro de la rebelión. Existe confusión sobre el número de víctimas durante la jornada. Activistas de derechos humanos citados por France Presse los cifraban en 15 personas, Efe en una decena y Reuters los rebajaba a al menos seis personas.

«Las fuerzas de seguridad dispararon, hay cuerpos caídos por las calles», aseguró un testigo en referencia a la manifestación de jóvenes que se dirigían a Deraa a solidarizarse con quienes desde hace una semana salen a diario a la calle a reclamar libertad y el fin de la corrupción.

El presidente El Asad es un estrecho aliado de Irán que tiene gran influencia en Líbano, apoya a los partidos-milicia Hezbolá y Hamás y no tolera la más mínima oposición interna.

La reacción del presidente Asad, cuyo régimen ha minimizado las protestas, fue destituir al gobernador de Deraa, según informó la agencia oficial Sana. Esta fue la encargada de transmitir la versión oficialista de lo sucedido en la mezquita, un ataque precedido por el corte de la electricidad y la telefonía móvil. Las autoridades, según Sana, culparon a una «banda armada» de la muerte de cuatro personas (los testigos citados por agencias extranjeras hablan de al menos seis muertos). El régimen aseguró que almacenaban armas, municiones y divisas -que mostraron en televisión- dentro de la mezquita y que habían secuestrado a niños que luego usaron como escudos humanos.

Estados Unidos se declaró alarmado y condenó la violencia utilizada por las fuerzas de seguridad contra civiles en Deraa, según el Departamento de Estado. No obstante, los yanquis apoyan la represión en Bahrein.

La muerte de un número indeterminado de personas que participan en manifestaciones antigubernamentales plantea el interrogante de si Siria será el próximo país árabe en verse conmocionado como resultado de la actual ola de protestas en el mundo islámico.

Se estima que 18 personas murieron y decenas resultaron heridas luego de que la policía abriera fuego contra opositores en la ciudad sureña de Deraa.

Pero activistas de derechos humanos aseguraron a la BBC que la cifra de víctimas fatales asciende a 37.

El periodista de la BBC Jim Muir comenta que, seis días después de que comenzaran las protestas en Deraa, todo indica que está resultando difícil para las autoridades contener la ira popular.

Según los corresponsales en Siria, una veintena de camiones militares llenos de soldados armados partieron de Damasco con destino a Deraa, que desde hace una semana es foco de protestas.
«Bandas armadas»

El miércoles, los cuerpos de seguridad abrieron fuego y lanzaron gases lacrimógenos para intentar dispersar a miles de personas que participaban en los funerales de seis manifestantes muertos en anteriores hechos de violencia.
Bashar al-Assad

Es el mayor desafío que ha tenido el presidente Bashar al-Assad desde que asumió el cargo en 2000.

Cientos de personas se habían congregado en las calles cercanas a la mezquita de Omari para prevenir que las fuerzas gubernamentales la tomaran.

El gobierno dice que el edificio es un refugio de bandas armadas, y la televisión estatal mostró imágenes de armas, municiones y fajos de billetes supuestamente hallados en la mezquita.

Según las autoridades, se ha traficado armamento y equipos de comunicaciones desde el vecino Israel, país al que acusan de ser el origen de más de un millón de mensajes telefónicos de texto urgiendo a los sirios a usar las mezquitas como bases para fomentar conflictos.

A su vez, el gobierno ha calificado de «mentiras» los mensajes y las imágenes enviadas desde la zona hacia el exterior con «historias sobre masacres» y asegura que la población local está «cooperando para detener a las bandas armadas».

Las autoridades acusaron al servicio árabe de la BBC de difundir «mentiras provocativas».
Desafío

Siria vive desde 1963 bajo una la ley de emergencia que impide la convocatoria de manifestaciones, por lo que las actuales protestas son consideradas como el mayor desafío que ha tenido el presidente Bashar al-Assad desde que asumió el cargo en 2000, tras la muerte de su padre, Hafiz.

Como explica Jim Muir, de la BBC, «hasta ahora algunos intentos de movilizar a la oposición en Damasco y en otros lugares se habían desvanecido, dejando la impresión de que la situación no era tan volátil como en otros países árabes».

«Pero debido a la mano dura de las autoridades con pequeños incidentes locales, Deraa de repente se convirtió en el centro de la indignación popular, similar a la que ha prendido la mecha en otros lugares» de la región.
Protestas en Deraa

Siria vive desde 1963 bajo una la ley de emergencia que impide la convocatoria de manifestaciones.

No hay que olvidar que la actual ola de protestas se inició en Túnez por reivindicaciones regionales y se trasladó rápidamente a las grandes ciudades.

Tampoco debe perderse de vista que, como explica Muir, «Siria comparte muchas de las condiciones que llevaron al derrocamiento de los gobiernos en Túnez y Egipto, y que subyacen en los trastornos en Libia, Yemen, Bahréin y otras naciones».

Aunque Al-Assad sólo ha estado en el poder durante una década, heredó los problemas de la presidencia de su padre, quien gobernó durante 30 de los 37 años transcurridos desde el golpe de 1963, que llevó al poder al partido Baas.

Al igual que los otros países árabes, «Siria está plagada de corrupción de alto nivel y clientelismo vinculados con la represión política aplicada por los servicios de seguridad bajo leyes de emergencia draconianas en vigencia durante casi 50 años», manifiesta Muir.

Hay un factor adicional, según los analistas: el poder se concentra en manos de la minoría alauita (una rama del Islam chiíta), a la que pertenece Al-Assad, lo que genera resentimientos entre la mayoritaria comunidad sunita.

A favor del gobierno están particularmente «su postura nacionalista», afirma Muir, y «la firmeza en contra de Israel y, en ocasiones, de los poderes occidentales», lo que le granjea apoyo entre la población.

Buena parte de la evolución de los acontecimientos en Siria dependerá -según pronostica el periodista- de cómo Al-Assad maneje la ira manifestada en los últimos días en Deraa y que potencialmente podía extenderse a otras regiones del país.

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