Sobre el fallecimiento de Guillermo Lora
En primer lugar queremos, desde este boletín, brindar nuestro pésame a sus familiares, amigos y a sus compañeros de militancia del POR.
En primer lugar queremos, desde este boletín, brindar nuestro pésame a sus familiares, amigos y a sus compañeros de militancia del POR.
Guillermo Lora fue hasta sus últimos días un militante que levantó las banderas de la revolución socialista. Y jugó un rol central histórico en la formación política de grandes sectores de la clase obrera boliviana. Sufrió las persecuciones, el exilio y el asesinato de su hermano Cesar Lora.
Fue diputado en 1947 por el bloque minero, profesor universitario y autor de numerosos textos, sus obras completas abarcan 60 tomos. Entre ellas La Historia del Movimiento Obrero Boliviano.
Las Tesis de Pulacayo, que redactó a sus 24 años – el dijera que se “las dictaron los mineros” – fueron la expresión programática más avanzada del proletariado latinoamericano hasta hoy.
Y las ideas centrales de las tesis de Pulacayo siguen vigentes: La necesidad de que obiernen los obreros con los campesinos y sectores pobres urbanos; la combinación entre tareas democráticas y socialistas, por expulsar al imperialismo, como necesidad inmediata de la revolución boliviana; la lucha por el salario básico, vital y con escala móvil; por la semana de 40 horas; por el contrato colectivo de trabajo; la organización de fondos de huelga; la ocupación de minas; la defensa de la independencia sindical frente a todo gobierno burgués, denunciando a los falsos “ministros obreros”; la perspectiva de lucha internacional de la clase obrera, el Frente Unico Proletario, el control obrero de las minas, siguen teniendo plena actualidad junto a la necesidad de la revolución agraria terminando con el latifundio,. Las Tesis de Pulacayo fueron inspiradas no solo por la dura lucha de los mineros bolivianos, sino por toda la experiencia de lucha revolucionaria del proletariado mundial, especialmente de la revolución rusa, condensadas en la teoría de la Revolución Permanente y el Programa de Transición de León Trotsky, programa fundacional de la IV Internacional.
Asimismo tenemos que ser fieles a la historia y señalar que el propio POR, incluido Guillermo Lora, abandonaron esta estrategia de gobierno obrero en 1952, justamente cuando la insurrección de los mineros derrotó al ejército de la rosca y cuando la COB era el verdadero poder en el país. El peso del POR de entonces era tal que su llamado a un gobierno de la COB podría haber triunfado. Las milicias obreras armadas eran el poder real. Hubiera sido el primer gobierno obrero y campesino de América. Pero Juan Lechín, dirigente de la COB apoyó al gobierno burgués de Paz Estensoro, así como lo hizo el Partido Comunista. Y el POR, en vez de impulsar la lucha para que gobernara la COB, con sus organismos democráticos de masas, apoyó a Lechín y Paz Estensoro, y sólo reclamó más ministros obreros, con el argumento del “Frente Unico Antiimperialista” (con el gobierno burgués). Es decir, abandonó de hecho las tesis de Pulacayo seis años después de aprobadas. También hay que decir que la dirección de la IV Internacional de entonces, Ernest Mandel y Michel Pablo, fueron los impulsores de esta política de apoyar al gobierno del MNR. Lora y la jóven dirección del POR fue influida evidentemente por esta posición de la dirección de la IV Internacional a la que pertenecían.
Este posición del POR dejó sin alternativa revolucionaria a la clase obrera de 1952 para luchar por el poder. La movilización obrera y campesina logró triunfos importantes. Se lograron la nacionalización de todas las minas y una importante reforma agraria en el Altiplano y los Valles. Pero la burguesía, con el MNR y la conducción de la propia COB a la cabeza, fueron pactando con el imperialismo yanqui para desmontar la revolución. Aunque tardaron diez años, lograron desarmar las milicias y recomponer el ejército. En 1964 un nuevo golpe militar impuso en la presidencia al general René Barrientos, cerrando así uno de los capítulos revolucionarios más importantes de la historia de Bolivia y de América Latina.
La heroica clase obrera boliviana volvió a levantarse, junto a los campesinos y explotados, en 1970-71 y 1985.
En 1971 Lora impulsó la Asamblea Popular, pero no como parte de una estrategia de convertirla en un organismo de poder arraigado en las masas, y terminó haciendo seguidismo nuevamente a Lechín, que apoyaba al gobierno nacionalista de Torres y hasta formó, el POR un “Frente Antiimperialista” con Lechín y el torrismo. La ausencia de una alternativa obrera revolucionaria abrió las puertas al golpe militar de Banzer en 1971.
Bajo el gobierno de la UDP y en la crisis revolucionaria de marzo de 1985, cuando los mineros ocuparon La Paz, nuevamente estaba a la orden del día la lucha por el gobierno de la COB. Pero el POR no propuso ninguna consigna de poder, salvo la referencia ritual abstracta a la “dictadura del proletariado”.
Ni Lora ni el POR supieron comprender el proceso revolucionario que se abrió con la guerra del agua del 2000 en Cochabamba y que barrió a Sánchez de Lozada en el 2003 y a Carlos Mesa en el 2005. En una entrevista de Los Tiempos del 2007 Lora negó que en octubre del 2003 hubiera “una etapa prerrevolucionaria” y enfatizó “hoy no estamos ni siquiera en una etapa embrionaria. Atravesamos una situación muy difícil tanto en Bolivia como en el mundo”.
Coherente con esta visión, en el 2003, el POR ya muy disminuido en sus fuerzas, pero que sin embargo mantenía la dirección de la Federación de Maestros Urbanos de La Paz y la Federación Universitaria de Cochabamba, fue incapaz de proponer otra cosa que consignas sindicales y salariales, correctas, pero totalmente insuficientes en esa situación. Y repitiendo cada tanto la consigna de “dictadura del proletariado”, vacía de todo contenido concreto. La Agenda de Octubre, con su programa revolucionario de nacionalización de hidrocarburos y expulsión de las multinacionales, fue casi ignorada por el POR durante largo tiempo. Y, sobre todo, una vez más no propuso, que los organismos de masas que protagonizaron la rebelión, la COB, la Fejuve de El Alto, la CSUTCB, tomaran el poder para aplicar la agenda de octubre hasta hoy incumplida.
Indudablemente hoy Las Tesis de Pulacayo, con las necesarias actualizaciones a la actual realidad, junto a la Agenda de Octubre, son la base para elaborar un programa revolucionario para la liberación nacional y social.