Sobre la insurgencia revolucionaria de los trabajadores y el pueblo libio
La revolución de los pueblos Árabes y norte de África iniciada en Túnez, continuada en Egipto y Libia, se extiende con importantes movilizaciones en Bairen, Jordania, Marruecos y otros países del Medio Oriente. Mientras en Europa, el proletariado griego, acicateado por la misma crisis capitalista que ha lanzado a los pueblos árabes a la revolución, ha realizado una fortalecida octava Huelga General.
La revolución de los pueblos Árabes y norte de África iniciada en Túnez, continuada en Egipto y Libia, se extiende con importantes movilizaciones en Bairen, Jordania, Marruecos y otros países del Medio Oriente. Mientras en Europa, el proletariado griego, acicateado por la misma crisis capitalista que ha lanzado a los pueblos árabes a la revolución, ha realizado una fortalecida octava Huelga General.
Hoy el punto central del combate por la liberación económica y social de los pueblos del mundo la libran los trabajadores y pueblo de Libia. El proletariado y las masas empobrecidas por el gobierno del sátrapa Gadafi, han tomado las banderas de sus hermanos tunecinos y egipcios quienes, demandando mejores condiciones de vida y trabajo, organizaron sus fuerzas para crear organizaciones vecinales y sindicales, que son embriones de organismos de doble poder en los barrios al asumir tareas que normalmente le corresponden a los gobiernos burgueses como son el de la seguridad y orden interno, distribución de alimentos etc. Estas organizaciones surgieron al calor de poderosas movilizaciones y huelgas en sectores claves de la economía, produciendo en Egipto fisuras en el ejército, lo que empujo al gobierno de Washington a ordenar el cambio de su fiel servidor Mubarak para evitar el colapso ya no solo del régimen sino también del ejército, su último bastión para defender sus intereses particulares y el capitalismo en general.
En Libia, ante la criminal resistencia del gobernante que una vez, fue de los representantes de los gobiernos nacionalistas árabes, ahora convertido en hombre de confianza de esos mismos poderes imperialistas que una vez denunció, se han desarrollado Comités Populares con las mismas funciones de las de sus hermanos tunecinos y egipcios pero yendo mucho más allá, creándose milicias integradas por miles de jóvenes voluntarios y soldados desertores del ejército Libio. Estas milicias son un embrión de doble poder en el plano político militar, que con una política revolucionaria de vincularlas a los Comités Populares y con la generalización del armamento a todo el pueblo revolucionario, se pueden convertir en un ejército de nuevo tipo, contrario a los ejércitos burgueses, como el de Gadafi, que solo se sostiene por los millones de dólares que le siguen pagando los países imperialistas por la compra de petróleo y la contratación de cientos de mercenarios en países como Chad, Nigeria y Suráfrica, aparte de un diferencial en armamento con los rebeldes revolucionarios, que ha sido adquirido en países imperialistas como Inglaterra, Alemania e Italia, pagados con dólares constantes y sonantes.
Los gobiernos imperialistas, encabezados por el de (Bush) Obama, en la última semana han intensificado su amenaza de intervenir militarmente en Libia y estudian diferentes modalidades, sea de manera con tropas o con la creación de espacios de exclusión aéreos, para impedir la libre movilidad de la fuerza aérea libia. Pero la intervención militar directa se encuentra paralizada por el temor que suscite una mayor radicalización del pueblo libio que convierta la intervención en un empantanamiento tipo Irak o Afganistán, optando así por otras formas menos comprometedoras.
Para los sectores marxistas revolucionarios, rechazar cualquier intervención de las fuerzas imperialistas es una tarea de primer orden, pues sabemos que la misma no se va a dar para acabar con la dictadura de un Gadafi y permitir que el pueblo revolucionario, organizado en los Comités Populares, sea quien determine la composición y orientación del nuevo gobierno, sino para imponer un régimen similar al de Gadafi, pero con nuevos actores.
Pero así como rechazamos cualquier intervención imperialista, apoyamos la lucha del pueblo libio de combatir al gobierno de Gadafi, hasta alcanzar la victoria sacándolo del poder. No a la intervención imperialista y Fuera Gadafi y su gobierno capitalista, son dos caras de una misma moneda.
Como socialistas revolucionarios, consideramos que entre las tareas centrales a impulsar en Libia para fortalecer las perspectivas de una victoria revolucionaria está la de multiplicar los comités populares que profundicen la ejecución de tareas de poder en los barrios, fábricas y ciudades y que se centralicen por ciudad y en todo el país, mediante coordinadoras integradas por delegados o voceros revocables, electos democráticamente por los trabajadores y pueblo revolucionario en Asambleas. Las milicias que se han formado tienen que estar bajo el mando y orientación de estos Comités Populares que ya existen, para alcanzar un verdadero desarrollo del pueblo en armas y hacer invencible la revolución que está en pleno desarrollo.
Desde nuestras trincheras de lucha revolucionaria, hacemos un llamado a todas las organizaciones democráticas y socialistas revolucionarias a formar un frente levantando las banderas de la solidaridad internacional con el pueblo libio, condenando todo tipo de intervención militar de las fuerzas imperiales y apoyando la demanda de FUERA GADAFI, por la expropiación de todos sus bienes, los de sus familiares y entorno gubernamental. A impulsar junto con todas las fuerzas antiimperialistas la expropiación sin indemnización y bajo control obrero de todas las transnacionales que actuando desde territorio libio, le han dado sostén para someter al pueblo.
Llamamos a apoyar la creación de los Comités Populares, su extensión territorial y su coordinación a nivel nacional para que desarrollen en toda plenitud el poder dual que han empezado a ejecutar.
Así mismo hacemos un llamado a todas corrientes revolucionarias a nivel internacional para que coordinemos esfuerzos para hacer llegar toda la ayuda humanitaria y militar a las fuerzas rebeldes revolucionarias para facilitar su victoria sobre Gadafi y su ejército, sostenido con los millones de dólares que le suministran los países imperialista por la compra de petróleo, con los que también pagan las armas y mercenarios con los cuales masacra al pueblo.
A nivel de Venezuela, hacemos un llamado a todas las organizaciones socialistas revolucionarias y democráticas para que nos constituyamos en un frente de solidaridad con el pueblo libio bajo las propuestas antes señaladas. Este frente deben integrarlo de manera especial las organizaciones que se reclaman del control obrero, puesto que en Libia, precisamente una de las características revolucionaria de la lucha que se lleva a cabo es el desarrollo de los organismos de doble poder, que en las empresas empujan hacia el control obrero de la producción, y que son objetivo central a destruir para las fuerzas imperialistas.
Como una de las tareas específicas a impulsar por este frente en Venezuela, proponemos que sea la de exigir al gobierno del presidente Chávez, que aparte de plantear la no intervención imperialista en Libia, el que denuncie el asesinato de civiles por parte del ejército de Gadafi y declare su apoyo a los rebeldes en su objetivo de sacar a Gadafi del gobierno y la instauración de un nuevo gobierno basado en los Comités Populares, como organismos de poder obrero y popular. Para finalizar rechazamos la creación de cualquier comité internacional que busque un arreglo pacífico en Libia, que solo sería la cubierta para buscar la derrota de la lucha del pueblo libio y así mantener la dictadura del gran capital, como sucedió en los años 80 del siglo pasado en Nicaragua con la llamada comisión de Contadora.
¡FUERA GADAFI!
¡NO A INTERVENCION DE LAS FUERZAS IMPERIALISTAS EN LIBIA!
¡POR EL FORTALECIMIENTO DE LOS COMITÉS POPULARES, MILICIAS DE SOLDADOS Y SU CENTRALIZACIÓN EN TODA LIBIA!
¡POR EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN LIBIA!