Soldados nazi-sionistas portan franelas que llaman a asesinar a mujeres palestinas embarazadas
Un informe publicado por el diario Haaretz, con confesiones de soldados israelíes que intervinieron en la operación Plomo Sólido, la última masacre militar de Israel en Gaza, reveló como las tropas judías asesinaron a civiles, mujeres y niños y destruyeron propiedades de manera intencionada siguiendo órdenes de combate permisivas de sus superiores.
Un informe publicado por el diario Haaretz, con confesiones de soldados israelíes que intervinieron en la operación Plomo Sólido, la última masacre militar de Israel en Gaza, reveló como las tropas judías asesinaron a civiles, mujeres y niños y destruyeron propiedades de manera intencionada siguiendo órdenes de combate permisivas de sus superiores.
Haaretz reprodujo conversaciones de militares que participaron en la operación Plomo Sólido en Gaza, entre el 27 de diciembre y el 18 de enero pasados, en la que murieron 1.400 palestinos y más de 5.000 resultaron heridos, y la Franja quedó convertida en escombros.
Una ola de indignación mundial surgió a raíz de las camisetas que encargan los militares invasores para celebrar, por ejemplo, la conclusión de un cursillo, con caricaturas y lemas tan crudos como «Un disparo, dos muertes» escrito bajo un dibujo de un punto de mira que apunta al vientre de una mujer embarazada vestida con la típica túnica islamista.
Según denuncia el diario israelí Haaretz, soldados de diversas unidades, en especial los francotiradores, encargan camisetas con inscripciones y dibujos espeluznantes sobre sus víctimas en Gaza.
Intentan, ser «graciosos» -señala Haartez- pero están provocando un escándalo. En una de las camisetas, se dibuja un niño con un fusil en la mano como blanco de tiro. El punto de mira se centra en su estómago. El eslogan escrito en la camiseta: «Más pequeño, más difícil».
Haaretz entrevista a G. la inicial de un graduado del curso de francotiradores, que explica de forma natural cuál es la idea del dibujo: «Pues que es un niño, que es más difícil a nivel moral y también que el objetivo es más pequeño».
Otra remera (en la foto que ilustra este informe) encargada por francotiradores de una unidad de Guivati muestra el dibujo de una mujer palestina embarazada.
Se observa en el círculo que delimita el punto de mira a una mujer palestina embarazada y sosteniendo un fusil. Arriba en hebreo, las palabras «Francotiradores». Abajo, en inglés, «Un disparo, dos muertos».
En otra camiseta, un niño palestino que se convierte luego en un hombre armado bajo el eslogan: «No importa cómo empezó. Nosotros le pondremos fin».
Para el veterano Ronen Levy, ex miembro de la unidad de élite Sayeret Matcal (la misma en la que sirvió Ehud Barak), quien fue también psicólogo-jefe del Ejército, «la agresividad y violencia no son algo nuevo y lo de las camisetas es simplemente una nueva forma de expresarlo. Es una consecuencia más de la frustración y violencia del soldado».
La socióloga Orna Levy afirma que «estos dibujos en las camisetas no son una forma de administrar o descargar la violencia sino todo lo contrario, le da legimitidad. Hay una radicalización de la sociedad israelí que se ve también en los soldados. Sobre todo los que sirven en Cisjordania. Algunos creen que el palestino no tiene los derechos de un ser humano. También hay mucho machismo, reforzando la imagen del macho en el Ejército». Y alude a otro dibujo encargado en el que se ve a un águila «sodomizando» al líder del grupo islamista Hamas, Ismail Haniya.
También hay camisetas con mezquitas de Gaza atacadas durante la reciente ofensiva militar. El que la lleva, un soldado de la unidad Golani, no entiende las preguntas del periodista. «Es sólo una camiseta, no me gusta lo que tú insinúas. No tomes este ejemplo de forma incorrecta como si por ejemplo yo odiara a los árabes. No es cierto».
El portavoz del Ejército afirma que no se ocupan de la ropa civil que usan los soldados. «Los dibujos impresos que publica el diario Haaretz no corresponden con los valores éticos del Ejército, no representan la experiencia militar y tienen mal gusto. Humor de este tipo se merece toda condena y desprecio. El Ejército hará todo lo posible para acabar con este fenómeno», es el comunicado oficial militar.
Otra de las camisetas encargada por un militares de una unidad de francotiradores lleva el lema «Mejor usa Durex» junto a un dibujo de un bebé palestino muerto con su oso de peluche al lado y su madre llorando junto a él.
En otras camisetas contienen referencias sexuales explícitas como la del batallón Lavi que muestra a una joven magullada junto a un soldado con el lema «¡Apuesto a que te han violado!», pero también hay referencias culturales y religiosas como un pueblo palestino con su mezquita destruida y la cara de un soldado israelí furioso: «Vinimos, vimos, destruimos», como en una de las camisetas de la brigada Lavi, que pasó tres años en Cisjordania.
En muchos casos el contenido de estas camisetas es remitido previamente a los mandos de cada unidad, quienes, sin embargo, no tienen control sobre lo que finalmente se imprime porque no son informados de quién es el autor del diseño. De hecho, dibujos que han sido prohibidos en ciertas unidades son permitidos en otras, como el caso del lema «No pararemos hasta que confirmemos la muerte», admitido en el batallón Haruv.
«¡Que cada madre árabe sepa que el destino de su hijo está en mis manos!» es otro de los lemas que se ha utilizado en el batallón Givati que fue rechazado en otra unidad de infantería.
«Normalmente las camisetas pasan un proceso de selección de un oficial, pero, en este caso, fueron aprobadas a nivel de sargento de sección. Encargamos camisetas para 30 soldados y querían varios objetos cada uno y pagaron de media 200 shekels», más de 36 euros, indicó el militar, quien habló bajo condición de anonimato.
La oficina de Relaciones Públicas del Ejercito israelí insiste en «condena» estos hechos, pero también en que son ropas privadas, impresas en empresas privadas a petición privada de los soldados que terminan los cursos. «La normativa militar no se aplica a la ropa civil, incluidas las camisetas impresas tras cursos de preparación (…). Los ejemplos de Haaretz no reflejan los valores del Ejército, ni la vida del Ejército y son de mal gusto», afirmó un portavoz.
Los testimonios publicados por Haaretz sobre el asesinato de civiles en Gaza contradicen la versión de las autoridades israelíes, que afirman que las tropas mantuvieron un «alto comportamiento moral» durante la operación militar, y pone en duda las acusaciones de que la organización palestina Hamas puso en peligro la vida de civiles.
Amos Harel, el periodista de Haaretz para asuntos militares que reveló el informe, evaluó los relatos como verosímiles.
«Los soldados no mienten, simplemente porque no tienen ningún motivo para hacerlo. Hay una continuidad en los relatos de diferentes partes de Gaza. Si lees las historias no encontrarás ninguna opinión ni fanfarronada. Es lo que los efectivos vieron» en ese territorio palestino», explicó.
Las fuerzas armadas de Israel figuran en el tope del consenso social y del orgullo nacional.
Los grupos de defensa de los derechos humanos israelíes han criticado a la cúpula militar por no investigar las violaciones en Gaza, pese a las evidencias de que se cometieron crímenes de guerra.
Los relatos de la masacre de civiles palestinos revelados el jueves echan por tierra la mitología «ética» y muestran una visión descarnada de la barbarie criminal que encubre la doctrina de «pureza de armas» del ejército israelí.
Uno de los principios fundamentales del Estado de Israel es que su Ejército no comete crímenes de guerra y opera según los «más altos estándares éticos», aun en tiempos de guerra.
A este principio los doctrinarios judíos lo llaman «pureza de armas».
El informe con los relatos de los soldados israelíes fue entregado hace tres semanas al jefe del Estado Mayor, general Gaby Ashkenazi. El ejército declaró que las acusaciones iban a ser investigadas a fondo, pero nada de eso sucedió.
Como primera reacción al informe, Israel rechazó las acusaciones provenientes de organizaciones de derechos humanos y desvió nuevos pedidos para investigar denuncias de crímenes de guerra, con el argumento de que constituían mera «propaganda anti-israelí».