Subida de los mares hace peligrar varias grandes ciudades
Esta ciudad de 20 millones de habitantes surgió del mar y es hoy una urbe moderna, con rascacielos que perforan las nubes, erigidos sobre planicies formadas por mareas alimentadas por el imponente río Yangtsé.
El futuro de Shanghai depende ahora de que se encuentren formas de contener precisamente el impacto de esas mareas.
Esta ciudad de 20 millones de habitantes surgió del mar y es hoy una urbe moderna, con rascacielos que perforan las nubes, erigidos sobre planicies formadas por mareas alimentadas por el imponente río Yangtsé.
El futuro de Shanghai depende ahora de que se encuentren formas de contener precisamente el impacto de esas mareas.
El calentamiento global y el derretimiento de glaciares y de masas de hielo polar hacen que aumente el nivel de los mares en todo el mundo, poniendo en peligro a decenas de millones de personas que viven en zonas costeras y en islas vulnerables a las inundaciones y a otras catástrofes climáticas.
Shanghai se encuentra a escasos tres metros (10 pies) por encima del nivel del mar y es una de decenas de ciudades grandes -incluidas Londres, Miami, Nueva York, Nueva Orleáns, Río de Janeiro, Buenos Aires, Mumbai, El Cairo, Amsterdam y Tokio- amenazadas por el creciente nivel de las aguas, que suben a un ritmo dos veces más rápido que el pronosticado hace pocos años.
Las estimaciones sobre el crecimiento varían, pero Stefan Rahmstorf, un respetado experto del Instituto Potsdam de Alemania, dice esperar un crecimiento de un metro (tres pies) en este siglo y de hasta cinco metros (15 pies) en los próximos 300 años.
Si bien este es un fenómeno mundial, los peligros más inmediatos probablemente se encuentren en el sudeste asiático.
Las ciudades chinas son de las más comprometidas. Para empezar, tienen enormes poblaciones -tan sólo en el delta del Yangtsé hay unos 80 millones de personas- y crecen rápidamente. Son centros financieros e industriales que podrían sufrir pérdidas monumentales por la subida de las aguas, según los expertos.
El nivel de las aguas crece constantemente en Shanghai, salinizando sus reservas de agua fresca, complicando el drenaje de las aguas contaminadas de las inundaciones y erosionando las tierras del delta que constituyen la cimiente de la ciudad.
Los planificadores no parecen apremiados por buscar soluciones pues aparentemente consideran que tienen tiempo. Shanghai prefiere destinar su dinero a mejorar su infraestructura con la construcción de nuevos puertos, puentes, aeropuertos y zonas industriales sobre la misma costa.
«Shanghai no va a estar debajo del agua en 50 años. No se avecina ninguna catástrofe», afirmó Zheng Hongbo, geólogo que dirige la Facultad de Ciencias de la Tierra e Ingeniería en la Universidad de Nanjing.
«En el plano científico, sin embargo, esto es un problema, nos guste o no», afirmó Zheng, señalando hacia los sectores de la costa de Shanghai que se cree están siendo consumidos por la erosión causada por el creciente nivel de las aguas.
La leyenda dice que el emperador Yu el Grande controló las inundaciones en el período neolítico dragando nuevos canales capaces de absorber el exceso de agua. En los tiempos modernos, la ciudad se hunde desde hace décadas, gracias al bombeo de aguas subterráneas y a la construcción de miles de rascacielos.
Los ingenieros refuerzan hoy las esclusas y diques construidos para contener las aguas de los ríos, que suben por la acumulación de lodo y el hundimiento de la ciudad.
«De niños jugábamos en la ribera de los ríos y nadábamos en el agua, pero el río es más profundo hoy», comenta Ma Shikang, ingeniero que supervisa la principal esclusa de Shanghai, mientras apunta hacia casas por debajo del nivel de las aguas cerca de la famosa ribera del Bund, el nombre que dieron los británicos a la zona del malecón de la ciudad.
Dos veces al día, la esclusa de 100 metros de extensión, por la que el riachuelo Suzhou vuelca sus aguas en el río Huangpu, es abierta para regular el flujo de las aguas por el vasto laberinto de canales y arroyos.
La esclusa tiene una altura de 5,86 metros (19 pies) y se supone que puede resistir una subida de las aguas de esas que ocurren una vez cada mil años. La subida más grande que ha enfrentado Shanghai en los tiempos modernos fue de 5,72 metros (casi 19 pies) durante un tifón de 1997.
Los diques a lo largo del Bund y de otras vías fluviales tienen 6,9 metros (casi 23 pies) de altura y ofrecen mejor protección que las que tienen ciudades como Miami y Nueva York, pero de todos modos serían desbordadas si se produce una creciente como la que ocurrió con el huracán Katrina de Nueva Orleáns, que fue de 8,5 metros (28 pies).
Shanghai contempla construir barreras más altas todavía, como las de Londres, Venecia y Holanda.
Casi una cuarta parte de la humanidad vive en zonas costeras bajas y sigue llegando más gente a esos sectores.
Un estudio de la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (ODCE) estimó en 2007 que 40 millones de personas viven en áreas vulnerables a inundaciones graves y que para el 2070 esa cifra podría llegar a los 150 millones.
Las condiciones climáticas extremas agravarán situaciones ya de por sí precarias. En septiembre, por ejemplo, la tormenta Kestana dejó el 80% de Manila bajo el agua. Haikou, en el sur de China, también sufrió tremendas inundaciones y Vietnam tuvo que evacuar más de 350.000 personas por el paso de la tormenta.
Algunas islas del Pacífico, como la pequeña Tuvalu, podrían ser sumergidas por las aguas en un futuro cercano. El ministerio del ambiente de Vietnam calcula que más de un tercio del delta del Mekong, donde se cultiva casi la mita del arroz que produce el país, quedará sumergido si las aguas del mar suben un metro (39 pulgadas).
Bangladesh está gastando miles de millones de dólares en diques y barreras, y busca ayuda internacional para evitar inundaciones que podrían desplazar a hasta 35 millones de personas.
Si bien la mayor parte de China es árida, tiene zonas costeras bajas que deben ser evacuadas cuando hay tifones y muchas de sus ciudades más grandes corren peligro, según el informe de la ODCE.
«China ha tenido un enorme desplazamiento de gente hacia las zonas costeras, pero hubiera sido mejor evitar la llegada de gente a esas áreas bajas de la costa», dijo Gordon McGranahan, director del departamento de asentamientos humanos del Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo.
Restos de antiguas barreras marinas indican que buena parte de lo que es hoy Shanghai estaba bajo el agua o eran pantanos hasta el siglo VII u VIII d.C.. A lo largo de miles de años, muchos asentamientos humanos desaparecieron o se trasladaron a otros sitios al crecer el nivel de las aguas.
En el futuro es posible que, para evitar tener que irse, se construyan edificios capaces de soportar la subida del nivel de las aguas, según el arquitecto Hui-Li Lee.
«Hay muchas cosas que están fuera de nuestro control, pero si sabemos que va a haber inundaciones, hay que tomar medidas», manifestó. «Al observar un mapa, hay que pensar que en 30 o 50 años esa zona puede estar debajo del nivel del mar».