Sudáfrica: Un «equipo» inesperado, los trabajadores. Huelgas en el mundial
Sudáfrica se ha visto envuelta, en el transcurso de las últimas 24 horas, en diversos paros laborales que han afectado a los miles de aficionados que contemplaron los partidos de Johannesburgo y Ciudad del Cabo. Seguridad, transporte y electricidad, pueden quedar seriamente tocados por las múltiples amenazas de paros. Hay, sobre la mesa, otra posible huelga que afecta a todo el sector público en bloque. La organización y el Gobierno apelan a la responsabilidad y dicen que “es inadmisible un paro los días de partido”.
Sudáfrica se ha visto envuelta, en el transcurso de las últimas 24 horas, en diversos paros laborales que han afectado a los miles de aficionados que contemplaron los partidos de Johannesburgo y Ciudad del Cabo. Seguridad, transporte y electricidad, pueden quedar seriamente tocados por las múltiples amenazas de paros. Hay, sobre la mesa, otra posible huelga que afecta a todo el sector público en bloque. La organización y el Gobierno apelan a la responsabilidad y dicen que “es inadmisible un paro los días de partido”.
A las ocho de la tarde de ayer, media hora antes de que comenzara el choque entre Italia y Paraguay, el estadio de Green Point, en Ciudad del Cabo, estaba prácticamente vacío. Fuera, la Policía se tenía que multiplicar, llamando a agentes nuevos, para controlar la seguridad de un estadio que se había quedado sin controladores privados (tickets, acomodo…), ya que habían decidido abandonar a las 19:30 horas su puesto de trabajo sin previo aviso. Comenzaban una huelga, que hizo que muchos aficionados esperaran más de una hora en las puertas bajo la lluvia y el frío. La Policía no daba abasto en las labores de control de puerta, ayuda dentro del estadio, detección de metales… “Muchos agentes no estaban realizando la labor de seguridad que tenían asignada”, reconocían en la organización.
En Durban, donde mañana jugará la selección española su primer partido, 500 miembros de seguridad privada del estadio realizaron una violenta protesta, que acabó con una lluvia de botellas y piedras contra la oficina de la compañía de seguridad, por las promesas incumplidas. «No somos esclavos. Se nos prometió 1500 rands y ahora nos pagan 190. Es un insulto», explicaba un trabajador del estadio en el periódico The Times Live. “Yo he trabajado desde las 06:30 horas del domingo hasta las 01:30 horas de ayer”, decía otro. La Policía tuvo que personarse en la zona y, tras una trifulca que acabó con heridos, se ha decidido que se haga, por ahora, con el control del estadio.
Pero además de la seguridad, el transporte se puede ver afectado también por está posible ola de huelgas. En Johannesburgo, los aficionados del Holanda-Dinamarca, tuvieron que ser llevados por la Policía, tras cruzar una carretera andando, hasta una estación de tren cercana, por un paro protagonizado por los conductores de autobuses. “No entendemos qué pasa. Los autobuses que nos han traído ya no trabajan”, criticaban miles de sorprendidos aficionados.
Por su parte, los trabajadores de una contrata de la empresa municipal explicaron que “habían ido a la huelga después de que les dijeron el viernes que sus rutas regulares cambiarían durante el Mundial y que tendrían que trabajar horas extras llevando aficionados a los estadios del Soccer City y el Ellis Park. Los conductores acordaron 250 rands por hora extra, pero el ayuntamiento ha rebajado esa cifra de forma unilateral hasta los 100 rands”, denuncian los trabajadores que, además, explican que están furiosos porque se perdieron el partido inaugural de Bafana Bafana por las horas extras que les obligaron a realizar.
La última, y quizá más preocupante sombra, es la de un posible paro general en la compañía de electricidad Eskom (las negociaciones llevan semanas), que podría dejar sin suministro eléctrico a buena parte del país, y un posible paro, el no va más, de todo el sector público en bloque. La semana pasada, los sindicatos que representan a más de un millón de trabajadores, incluidos policías, enfermeras y médicos, amenazaron con paros durante el torneo a menos que el Gobierno aumente sus salarios. Dos hipótesis que han estado sobre la mesa desde el mes de mayo y que preocupan enormemente a la organización.
Tanto, que desde el Gobierno se llegó casi a decir que se prohibían las huelgas durante la Copa del Mundo; afirmación que no tenía ningún soporte legal.