Tercerizados de Sidor tomaron ayer portones mientras Chávez inauguraba nueva planta
Puerto Ordaz, 31 de enero. Mientras el presidente Chávez inauguraba ayer la planta de FerreSidor, en el estado Bolívar, los trabajadores tercerizados de la nacionalizada Sidor, continuaban su lucha por convertirse en trabajadores fijos y estables, así como exigiendo el pago de un bono de Bs.F 8 mil, que se le pagó el pasado año a una parte de los tercerizados. El día de ayer, un contingente de estos trabajadores tomaron los portones III y IV de la acería, en representación de 2 mil trabajadores que aún esperan que se les cancele el bono.
Puerto Ordaz, 31 de enero. Mientras el presidente Chávez inauguraba ayer la planta de FerreSidor, en el estado Bolívar, los trabajadores tercerizados de la nacionalizada Sidor, continuaban su lucha por convertirse en trabajadores fijos y estables, así como exigiendo el pago de un bono de Bs.F 8 mil, que se le pagó el pasado año a una parte de los tercerizados. El día de ayer, un contingente de estos trabajadores tomaron los portones III y IV de la acería, en representación de 2 mil trabajadores que aún esperan que se les cancele el bono.
Jesús Pinto, uno de los trabajadores tercerizados dijo que «no es justo que esta directiva irresponsable se comporte peor que cuando se trataba de la gerencia argentina, le damos las gracias a Chávez quien decidió nacionalizar la planta, pero le pedimos que revise como está actuando la directiva a cargo».
Dijo además, que la directiva intentó mediar con los manifestantes para deponer la toma de los portones, lo que resultó infructuoso. Sin embargo, los trabajadores aseguraron mantener la medida «hasta que alguien salga a conversar y negociar».
Para Pinto «se hace necesario promover un referéndum que permita sacar a todos estos gerentes de la empresa» y exhortó al presidente Chávez a «vigilar Sidor que no está trabajando como la Sidor Socialistas que prometieron».
Lo cierto es que la nueva directiva de Sidor desconoce el pago del bono a estos trabajadores, y niega que se les adeude. Esto pone en evidencia que los trabajadores de las empresas “nacionalizadas” siguen padeciendo los mismos dramas que tenían cuando estaban en manos de las transnacionales, lo cual desmiente la ilusión de que estas empresas puedan ser “socialistas” mientras persista el capitalismo, y no pasen a ser controladas y dirigidas directamente por sus trabajadores.