Un llamado sincero a la unidad en nuestra lucha por la salud y la vida en el trabajo
Coordinadora Regional de Salud de los Trabajadores
del Estado Aragua “Carlos Requena” (C´RESTEA)
Afiliada a la CONASAT
La Coordinadora Regional de Salud de los Trabajadores del Estado Aragua “C`RESTEA” saluda fraternalmente a todos nuestros compañeros de clase en este momento político, cuando la realidad nos advierte la necesidad de fortalecer nuestra conciencia política revolucionaria para evitar confusiones en la búsqueda de la unidad de clase y en la lucha por mejorar nuestra calidad de vida.
Coordinadora Regional de Salud de los Trabajadores
del Estado Aragua “Carlos Requena” (C´RESTEA)
Afiliada a la CONASAT
La Coordinadora Regional de Salud de los Trabajadores del Estado Aragua “C`RESTEA” saluda fraternalmente a todos nuestros compañeros de clase en este momento político, cuando la realidad nos advierte la necesidad de fortalecer nuestra conciencia política revolucionaria para evitar confusiones en la búsqueda de la unidad de clase y en la lucha por mejorar nuestra calidad de vida.
Para avanzar hacia la unidad es necesario conservar y defender en todo momento la libertad y la independencia del movimiento obrero venezolano frente al Estado, los patronos, los partidos políticos y cualquiera otra fuerza extraña que pretenda quebrantar nuestra autonomía, que surge de la soberanía y de nuestra libre voluntad como trabajadores. Esto es, rechazar las interferencias de los patrones privados y sobre todo los del Estado, que se ha dedicado a obstruir nuestro avance y nuestra lucha.
Tenemos que identificar y contrarrestar a quienes desde el gobierno tratan de manipularnos, en complicidad con sectores privilegiados de la clase dominante limitando nuestra lucha. Debemos rechazar las aspiraciones de quienes suspiran por controlar al movimiento obrero, para convertirlo en un organismo subordinado a un proyecto político que se ha desnaturalizado al dejar de lado las justas aspiraciones de la clase trabajadora. El Presidente de la República se afana en trasladarnos la responsabilidad de la crisis que nos afecta, pero continúa concediéndole privilegios y beneficios groseros al grupo de altos burócratas que lo rodea y que obedece ciegamente sus órdenes. ¿Qué revolución es esta que se ensaña contra la clase obrera, impidiendo que el Estado se ponga completamente a nuestro servicio, como debe ser en un verdadero proceso que avance hacia el socialismo?
El gobierno pretende que aceptemos lo que a la oligarquía revolucionaria le conviene, por lo que es necesario hacerle saber a esta nueva red de explotadores y a sus seguidores, que los trabajadores no necesitamos su tutela, que somos capaces de avanzar con nuestros propios pies y que podemos resolver nuestras diferencias sin más interés que el nuestro.
Debemos buscar la unidad en el debate colectivo procurando construir un órgano que verdaderamente nos represente y que sea activo, funcional y de dirección amplia, libre de influencias partidistas y que contribuya a definir la estrategia y mantener el rumbo.
Debemos reorientar nuestros esfuerzos en esta lucha. La dispersión organizativa nos debilita y se ha convertido en una seria debilidad, haciendo que nuestra acción no tenga el efecto que buscamos.
Otra tarea que debemos adelantar es la de superar el conformismo, la pasividad y la indiferencia que nos invade. Sobre todo ahora, cuando el patrono estatal ataca a nuestros compañeros de clase en las empresas del Estado, acusándolos de “privilegiados”, de “aspirantes a ser ricos” y de que “sólo piensan en tener carros”. El Presidente de la República busca que lo desafiemos con un paro para iniciar despidos masivos y así establecer un nuevo modelo de relación labora, en donde no haya intermediación sindical ni contratos colectivos y mucho menos derecho a huelga.
Este comportamiento, derivado sin duda de una visión socio-política condicionada y anticlasista, es la expresión de la nueva cultura burguesa que se ha fortalecido dentro del gobierno.
La unidad obrera no se logrará sin la participación colectiva y organizada de los trabajadores. La construcción del socialismo como modelo social de vida y de producción, requiere nuestra participación comprometida y consciente. Si los trabajadores no estamos ahí para dilucidar las contradicciones entre nuestros intereses de clase y los de los patronos, incluso aquel que se llama Estado, la confrontación será honda y traumática.
Los nubarrones que se adivinan en el horizonte de las relaciones sociales de clase, son señales inconfundibles de nuestro malestar debido a la agresión y los insultos, la descalificación y las amenazas que nos ha lanzado injustificada y gratuitamente el Presidente.
Esta coyuntura debe ser aprovechada para desarrollar acciones que nos permitan movilizarnos para eliminar los excesivos privilegios que disfruta un considerable grupo de funcionarios del Estado a quienes el Presidente no ataca.
Tenemos que desmontar la idea de que para imponer las relaciones de producción de carácter socialista, los trabajadores debemos renunciar a las escasas reivindicaciones y beneficios logrados a fuerza de lucha y combate.
Los ataques que nos hace el gobierno deben ser respondidos con entereza y valentía de nuestra parte. Llegó la hora de iniciar una sedición obrera, francamente revolucionaria, que nos ubique a la vanguardia de los cambios. Si se nos pide que vivamos como hombres nuevos, los dirigentes de este proceso político no deben vivir como sus semejantes lo hacían en los pasados regímenes.
¿Qué sentido tiene para los trabajadores aceptar que sólo tienen derecho a tener carro, a hacerse ricos y a cobrar grandes sueldos los que se desempeñan dentro del proceso en cualquier otra función que no sea trabajar? A esta contradicción nosotros oponemos la sentencia de Marx: “Sólo los trabajadores pueden construir el socialismo, porque no tienen nada que perder como no sea sus propias cadenas”.
Por lo tanto de nuestro seno debe surgir un compromiso unitario que enfrente con toda nuestra fuerza a quienes continúan lucrándose y destruyendo la salud del pueblo trabajador, que contribuya a la unidad como condición indispensable y única garantía para el logro de condiciones y ambientes de trabajo libres de peligro para la salud y la vida; asumiendo con nuestras propias manos las tareas y los retos que semejante responsabilidad nos exige. La historia pone sobre nuestros hombros la tarea de exigirle a la clase política del Gobierno Revolucionario y a la Asamblea Nacional, las promesas incumplidas hasta ahora: cancelar la deuda social que ha crecido nuevamente a la sombra de una acción lenta e ineficaz del gobierno; los Regímenes del Sistema de Seguridad Social para los trabajadores venezolanos y la construcción de una verdadera Ley Orgánica del Trabajo.
¡Adelante compañeros, que continúe la lucha por realizar esas posibilidades!
¡Trabajadores de todas las empresas uníos!
¡POR LA SALUD Y LA VIDA EN EL TRABAJO!
¡NO MÁS MUERTOS EN EL TRABAJO!
¡¡¡IMPULSEMOS LA UNIDAD OBRERA NACIONAL PARA LA PARTICIPACIÓN SOBERANA Y PROTAGÓNICA DE LA CLASE TRABAJADORA Y EL PUEBLO EN LA CONSOLIDACIÓN DEL VERDADERO PODER POPULAR!!!