Una alternativa socialista al servicio de los trabajadores en las elecciones venezolanas

Al proceso electoral del 7 de octubre concurren el presidente Hugo Chávez, el empresario Henrique Capriles, a nombre de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), y en el campo de la izquierda y de los trabajadores se ubica la candidatura del dirigente sindical marxista Orlando Chirino, del Partido Socialismo y Libertad (PSL).

Chirino tarjeton

Por: Simón Rodríguez Porras (PSL)

Al proceso electoral del 7 de octubre concurren el presidente Hugo Chávez, el empresario Henrique Capriles, a nombre de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), y en el campo de la izquierda y de los trabajadores se ubica la candidatura del dirigente sindical marxista Orlando Chirino, del Partido Socialismo y Libertad (PSL).

¿Quiénes ganan y quiénes pierden en el modelo chavista?

El gobierno ha venido aplicando un duro plan de ajuste desde 2008, incluyendo el aumento en un tercio el Impuesto al Valor Agregado, el congelamiento de los contratos colectivos, la liberación de los precios de la mayor parte de los alimentos y la devaluación de la moneda en un 100%. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 1998 el conjunto de la burguesía se apropió del 36,2% de la riqueza producida, contra un 39,7% en manos del conjunto de los asalariados; en 2008 esta proporción cambió en favor de los patronos, que pasaron a apropiarse del 48,8% de la riqueza producida, mientras que los asalariados pasaron a recuperar apenas un 32,8% de lo producido con su esfuerzo. Pero no solo ha aumentado la proporción de la riqueza que es apropiada por los patronos, también ha aumentado, en su conjunto, el sector de la economía en manos privadas frente al sector público. Según el BCV, en 1998 el sector privado aportaba el 65% del PIB, mientras que el sector público producía el 34,8%. En el 2009, el sector privado representó el 70,9% del PIB, y el sector público se redujo a 29,1%. Más allá de la compra a precio de mercado de empresas como Sidor, Cantv, Banco de Venezuela, entre otras, lo cierto es que la economía se volvió más privada. Una agresiva política antisindical llevó a la agudización de los conflictos laborales en las estatizadas, generando incluso manifestaciones obreras en contra de las estatizaciones.

La banca, el comercio y el sector de las telecomunicaciones, son los sectores burgueses más favorecidos por el gobierno chavista. Mientras que las telecomunicaciones están fuertemente penetradas por el capital transnacional, y llevan más de tres años con un crecimiento ininterrumpido, las utilidades de la banca se situaron en 2011 en 14.490 millones bolívares (unos 3.369 millones de dólares), un crecimiento del 92,3% con respecto a las ganancias obtenidas el año anterior. De igual manera, ha crecido la dependencia respecto de la exportación de petróleo. Si en 1998, de cada 100 dólares que ingresaban al país por exportaciones, 68 eran petroleros, hoy esta cifra ha escalado a más de 95. Entre 1998 y 2011, las importaciones totales de nuestro país se han incrementado en un 177,1%, pasando de 16,75 millardos de dólares en 1998 a casi 47 millardos de dólares en 2011. Más del 70% de los alimentos que consumimos son importados. Según el Banco Central de Venezuela, el año pasado la deuda externa pública ascendió a 107,4 millardos de dólares, aumentando 169,1% en los 13 años de gobierno de Chávez. Mientras tanto, el salario mínimo representa menos de la mitad de la canasta básica oficial. El 50% de la población venezolana se debate entre el desempleo, el trabajo informal, y el trabajo precario. Esa es la realidad del mal llamado “socialismo del siglo XXI”.

La MUD y el Psuv: un frente burgués a favor del ajuste

Los hidrocarburos representan actualmente más del 95% de las exportaciones venezolanas. Esta altísima dependencia respecto de ese único rubro de exportación hizo que se sintieran con dureza los coletazos de la crisis económica mundial. La crisis impulsó al gobierno a profundizar un plan de ajuste que venía implementando desde 2008, incluyendo el aumento en un tercio el Impuesto al Valor Agregado, el congelamiento de los contratos colectivos, la liberación de los precios de la mayor parte de los alimentos, la devaluación de la moneda en un 100%, y la aplicación de subsidios al empresariado como el Fondo Bicentenario y el aumento de las divisas a cambio preferencial para el comercio importador.

Frente a estas medidas, la coalición de derecha de la MUD no sólo avaló silenciosamente el plan de ajuste, sino que en el marco de la campaña presidencial ha incluido en su propio programa de gobierno medidas como una maxidevaluación monetaria por la vía de la eliminación del control de cambio, mayor flexibilización laboral, eliminación de lo poco que queda de control de precios de alimentos, la promoción de una ley del primer empleo que precariza aún más el empleo entre los jóvenes, el aumento del precio de la gasolina, entre otras medidas antipopulares que no hacen sino refrescar la memoria colectiva acerca de la nefasta experiencia del puntofijismo, un pasado al cual están ligados los partidos de la MUD.

Una alternativa socialista para Venezuela

El punto de partida del programa de Orlando Chirino es la nacionalización del 100% de la industria petrolera, actualmente penetrada por capitales transnacionales a través de las asociaciones de empresas mixtas promovidas por el gobierno del presidente Chávez, en las cuales hasta un 40% del capital está en manos de las transnacionales, en contratos de 35 años o más. A partir de la recuperación del control sobre el recurso petrolero, se plantea utilizar la renta para apalancar una reforma agraria y el desarrollo de una agroindustria estatal bajo control de sus trabajadores, para superar la dependencia de las importaciones masivas de alimentos. Asimismo, los recursos petroleros se colocarían al servicio de la recuperación las empresas del hierro y el aluminio en Guayana. En vez de exportar únicamente materias primas y subsidiar los negocios de las transnacionales y la burguesía nacional, estas empresas podrían desarrollarse y exportar productos acabados, además de suplir las necesidades internas.

Se eliminarían los fondos paralelos como el Fondo de Estabilización Macroeconómica, que actualmente son utilizados por el gobierno para manejar un presupuesto de manera poco transparente, y se centralizarían las finanzas públicas en el Banco Central de Venezuela, medida combinada con la nacionalización de la banca y del comercio exterior para permitir una planificación económica democrática, al servicio de satisfacer las necesidades colectivas de nuestra sociedad.
Chirino y el PSL proponen homologar el salario mínimo al costo de la canasta básica, y reducir la jornada laboral a un máximo de 6 horas diarias y 36 semanales. Los tratados contra la doble tributación serían eliminados, ya que permiten a las transnacionales evadir impuestos por alrededor de 17 mil millones de dólares anuales. De igual manera, el gobierno que proponemos denunciaría al Mercosur y los demás tratados de libre comercio a los que está atado el país.

Siendo Chávez candidato presidencial en 1998, prometió declarar una moratoria de los pagos de la deuda externa. Ya en el gobierno, prometió realizar una auditoría a la deuda externa. Ambas promesas fueron incumplidas. Gran parte de la deuda externa tiene un origen fraudulento, por la estatización de deudas privadas durante el puntofijismo. Los partidos de la MUD tienen responsabilidad en ello. El PSL plantea el agrupamiento de los países deudores en una liga para el desconocimiento de la deuda externa, denunciándola como un mecanismo de dominación económica y política, incluyendo las ventas a futuro de petróleo, hierro y aluminio, compromisos adquiridos por el gobierno de Chávez que son un mecanismo particularmente odioso de endeudamiento, lesivo de la soberanía y del interés público.

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