Venezolanos reaccionaron a la maxidevaluación con compras nerviosas
Empleados de varios supermercados de la capital ya han retirado la etiqueta de productos alimenticios para modificar sus precios de acuerdo al nuevo valor del dólar anunciado el pasado viernes por el Presidente de la República.
Empleados de varios supermercados de la capital ya han retirado la etiqueta de productos alimenticios para modificar sus precios de acuerdo al nuevo valor del dólar anunciado el pasado viernes por el Presidente de la República.
Numerosos venezolanos acudieron este domingo a supermercados y tiendas abiertos para comprar alimentos y electrodomésticos ante el temor de que suban los precios el lunes cuando entre en vigor la devaluación anunciada por el presidente Hugo Chávez. En efecto, muchos establecimientos comerciales mantuvieron sus puertas cerradas el sábado para remarcar precios.
En supermercados y tiendas de electrodomésicos de Caracas se podía observar el sábado una importante afluencia de clientes que compraban productos de primera necesidad como azúcar, leche o huevos, entre rumores de que iban a aumentar los precios hasta en un 50 por ciento.
En un supermercado del municipio de Chacao, los empleados habían retirado las etiquetas con el valor de las mercancías y uno de ellos comentó que se iban a modificar con los «nuevos precios», aunque sin poder confirmar de cuánto sería la subida.
Otros aseguraban que todo iba a aumentar «un 50 por ciento».
Chávez anunció el viernes por la noche la devaluación de la moneda nacional, hasta ahora en 2,15 bolívares por dólar, e indicó que se establecían dos tipos de cambio: uno de 2,60 bolívares y otro de 4,30, que regirá para la mayor parte de los rubros de importación, así como para viajeros.
La cotización de 2,60 bolívares regirá las importaciones de alimentos, la salud, el de maquinarias y equipos, ciencia y tecnología y todas las importaciones del sector público, así como remesas familiares o recursos de consulados y embajadas.
Para el resto se utilizará una paridad de 4,30 bolívares por dólar, que Chávez llamó «dólar petrolero», y que especialmente permitirá cubrir los requerimientos del sector automotriz, del comercio y de las telecomunicaciones.
Las medidas, que cuentan con el beneplácito de la burguesía, supondrán más inflación en un país que cerró 2009 con un alza del IPC de 25,1 por ciento, la inflación más alta de Latinoamérica.
En una nueva intervención el sábado, Chávez reiteró que el «ajuste» monetario impulsará el sector productivo nacional y no perjudicará a los ciudadanos. Sin embargo, las largas colas de compradores atestiguaban la poca credibilidad que tienen estas declaraciones.
Por su parte, el ministro venezolano de Economía y Finanzas, Alí Rodríguez, advirtió este domingo que «es necesario hacer una reforma legal para castigar severamente a todo aquel que se descubra especulando, esa acción es un delito, porque que no tiene ninguna legitimidad el hecho de que una persona incremente especulativamente los precios». Estos anuncios, que no pasan de ser un saludo a la bandera, se realizan cada vez que el gobierno toma medidas antipopulares y que inciden sobre la inflación, como la reciente subida del IVA, o la liberación de los precios de los alimentos en el 2008.
El ministro subrayó a su vez que la medida de «ajuste» del cambio de la moneda con respecto al dólar ha sido decidida, entre otras cosas, para estimular la producción interna para la exportación e ir sustituyendo importaciones. Esto tampoco se diferencia del discurso utilizado por los gobiernos de la llamada cuarta república.