Washington y el Golpe de Estado en Honduras
. El Departamento de Estado tenía conocimiento previo del golpe.
· El Departamento de Estado y el Congreso de EEUU financiaron
y asesoraron a los actores y organizaciones hondureñas que
participaron en el golpe.
· El Pentágono entrenó, capacitó, financió y armó al ejército
hondureño que perpetró el golpe y sigue reprimiendo al pueblo de
Honduras.
. El Departamento de Estado tenía conocimiento previo del golpe.
· El Departamento de Estado y el Congreso de EEUU financiaron
y asesoraron a los actores y organizaciones hondureñas que
participaron en el golpe.
· El Pentágono entrenó, capacitó, financió y armó al ejército
hondureño que perpetró el golpe y sigue reprimiendo al pueblo de
Honduras.
· La presencia militar estadounidense en Honduras, que ocupa
la base militar de Soto Cano (Palmerola), autorizó el golpe de Estado
con su complicidad tácita y la negativa a retirar su apoyo a los
militares hondureños.
· El embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa, Hugo Llorens,
coordinó la expulsión del poder del presidente Manuel Zelaya, junto
con el subsecretario de Estado Thomas Shannon y John Negroponte, quien
trabaja actualmente como asesor de la Secretaria de Estado Hillary
Clinton.
· Desde el primer día del golpe, el gobierno de Washington ha
hablado de las “dos partes” involucradas y la necesidad de un
“diálogo” para restituir el orden constitucional, legitimando de esta
forma a los golpistas.
· El Departamento de Estado se ha negado a calificar
legalmente los sucesos de Honduras como un “golpe de Estado”, no ha
suspendido ni congelado su apoyo financiero y el comercio con el país,
ni ha tomado medidas para presionar eficazmente al gobierno de facto.
· Washington manipuló a la Organización de Estados Americanos
para alargar el tiempo de debate sobre lo que había que hacer y así no
apoyar el regreso inmediato del presidente Zelaya al poder, como parte
de una estrategia que sigue en pie y simplemente busca legitimar al
gobierno de facto y desgastar al pueblo hondureño que todavía se
resiste al golpe.
· La Secretaria de Estado Clinton y sus voceros dejaron de
hablar del regreso del presidente Zelaya al poder luego de la
designación de Oscar Arias, presidente de Costa Rica, como “mediador”,
y ahora califican al dictador que asumió el poder ilegalmente durante
el golpe, Roberto Micheletti, como “presidente interino”.
· La estrategia de “negociar” con los golpistas fue impuesta
por el gobierno de Obama como una manera de desacreditar al presidente
Zelaya –culpándolo por los hechos que provocaron el golpe– y
legitimando a los golpistas.
· Congresistas estadounidenses –demócratas y republicanos–
organizaron una visita de unos representantes de los golpistas de
Honduras a Washington, a los que recibieron con honores en diferentes
instituciones de la capital estadounidense.
· A pesar de que fue el senador republicano John McCain quien
coordinó la visita de los golpistas a Washington a través de un bufete
de lobby, The Cormac Group, actualmente es el abogado de Bill Clinton
y amigo cercano de Hillary, Lanny Davis, a quien se ha contratado como
“lobbista” para lograr la aceptación pública de Washington del
gobierno de facto en Honduras.
· Otto Reich y el venezolano Robert Carmona-Borjas, quien fue
abogado del dictador Pedro Carmona durante el golpe de Estado de
Venezuela en Abril de 2002, ayudaron desde Washington a preparar el
escenario para el golpe contra el presidente Zelaya en Honduras.
· El equipo de diseño del golpe de Estado en Honduras
designado por Washington también incluía a un grupo de embajadores de
Estados Unidos recientemente nombrados en Centroamérica, expertos en
la desestabilización de la revolución cubana, y a Adolfo Franco, ex
encargado del programa de Cuba de la USAID.
Nadie duda de la implicación de Washington en el golpe de Estado de
Honduras contra el presidente Manuel Zelaya que comenzó el pasado 28
de junio. Muchos analistas, dirigentes, e incluso presidentes, lo han
denunciado. Sin embargo, la mayoría coinciden en disculpar a la
administración de Barack Obama de algún papel en el golpe hondureño,
haciendo responsables en su lugar a los rasgos del gobierno de George
W. Bush y a los halcones que todavía andan por los pasillos de la Casa
Blanca. La evidencia demuestra que sí, que es cierto que los halcones
y los protagonistas de siempre de los golpes y sabotajes en América
Latina también han participado esta vez, y además existen amplias
pruebas que señalan el papel del gobierno de Obama.
El Departamento de Estado
La nueva diplomacia estadounidense, denominada “smart power” (poder
inteligente) ha jugado un papel principal antes, durante y después del
golpe de Estado en Honduras. Los voceros del Departamento de Estado,
admitieron en una rueda de prensa el 1 de julio, que tenían
conocimiento previo del golpe y habían estado trabajando con los
sectores que lo planificaban para buscar “otra solución”.[i] También
admitieron que dos altos funcionarios del Departamento de Estado, el
subsecretario de Estado para América Latina Thomas Shannon y el
subsecretario de Estado James Steinberg, estuvieron en Honduras la
semana anterior al golpe para mantener reuniones con los grupos
civiles y militares que lo llevaron a cabo. Dicen que su propósito era
“frenar” el golpe, sin embargo su presión verbal no concuerda con su
respaldo a los sectores golpistas.
Después del golpe, la Secretaria de Estado Hillary Clinton publicó una
declaración, el domingo 28 de junio, que no reconocía los sucesos como
un “golpe” y tampoco exigía la restitución del presidente Zelaya en el
poder. Adicionalmente, siempre hacía referencia a “las dos partes” del
conflicto, legitimando a los golpistas y haciendo responsable
públicamente al presidente Zelaya desde el primer día: “La acción
contra el presidente hondureño Mel Zelaya viola los principios de la
Carta Democrática de la OEA y debe ser condenado. Llamamos a todas las
partes en Honduras a que respeten el orden constitucional y el Estado
de derecho, que reafirmen su vocación democrática y se comprometan a
resolver las disputas políticas de manera pacífica a través del
diálogo. Honduras debe abrazar a los mismos principios de la
democracia que ratificamos hace un mes en la reunión de la OEA
celebrada en ese país.”[ii]
Y desde entonces, a pesar de diversas referencias al “golpe” de
Honduras, el Departamento de Estado se negaba a calificarlo de golpe
de Estado, lo que le obligaría a suspender toda clase de apoyo
económico, diplomático y militar al país. El 1 de julio, los voceros
del Departamento de Estado lo explicaron de esta manera: “En
referencia al propio golpe, lo mejor sería decir que fue un esfuerzo
coordinado entre los militares y algunos actores civiles. Obviamente,
los militares fueron quienes condujeron la remoción forzada del
presidente y han actuado para asegurar el orden público durante este
proceso. Pero para que el golpe sea más que una insurrección o una
rebelión, hay que ver una transferencia del poder a los militares. Y
en ese sentido el Congreso –la decisión del Congreso de juramentar a
su presidente Micheletti, como presidente de Honduras, indica que el
Congreso y miembros claves de éste han desempeñado un papel importante
en esta situación.”[iii]
Esta posición ambigua, que condena los sucesos de Honduras como una
ruptura del orden constitucional pero no llega a calificarlo como
golpe de Estado ni exige la restitución del presidente Zelaya, se
ratificó luego de la reunión que sostuvo la Secretaria de Estado
Hillary Clinton con el presidente Zelaya el 7 de julio: “Acabo de
celebrar una reunión productiva con el presidente Zelaya. Discutimos
los sucesos de los últimos nueve días y el camino a seguir. Le reiteré
que Estados unidosapoya la restitución del orden constitucional en
Honduras. Seguimos apoyando los esfuerzos regionales a través de la
OEA para lograr una resolución pacífica según las normas de la Carta
Democrática. Llamamos a todas las partes a no cometer actos de
violencia y a buscar una solución pacífica, constitucional y estable a
las serias divisiones en Honduras, por medio del diálogo. Para ese
fin, hemos trabajado con nuestros socios en el hemisferio para
establecer una negociación, un diálogo que podría desembocar en una
resolución pacífica de esta situación.”[iv]
Ya estaba claro, después de esa reunión, que Washington no iba a
seguir abogando por el regreso del presidente Zelaya al poder, sino
que buscaba “una negociación” con los golpistas que, al final,
favoreciera los intereses estadounidenses. Fuentes cercanas a la
Organización de Estados Americanos (OEA) afirman que una alta
delegación estadounidense presente en la reunión del 4 de julio en la
sede del organismo multilateral intensificó la presión hacia otros
Estados para que aceptaran una salida “negociada” que no implicase
necesariamente la restitución de Zelaya como presidente de Honduras.
Esta manera de desviar el tema, manipular el asunto y aparecer
asumiendo una posición cuando en realidad las actuaciones demuestran
lo contrario, forma parte de la nueva doctrina de Obama denominada
“smart power” (poder inteligente), que pretende lograr los objetivos
imperiales sin satanizar al gobierno de Washington. “Smart Power” es
“la capacidad de combinar el ‘poder duro’ con el ‘poder suave’ para
lograr una estrategia victoriosa. El ‘Smart Power’ utiliza
estratégicamente la diplomacia, la persuasión, la construcción de
capacidades, la proyección del poder militar, económico y político y
la influencia imperial, de manera efectiva, con una legitimidad
política y social.” Esencialmente, es una mezcla de la fuerza militar
con todas las formas de la diplomacia, con énfasis en el uso de la
“promoción de la democracia” como táctica para influir en el destino
de los pueblos, en vez de perpetrar una invasión militar.
El embajador
El periodista Jean-Guy Allard ha revelado los orígenes del actual
embajador de Estados Unidos en Honduras, Hugo Llorens[v]. Según
Allard, Hugo Llorens, un cubano de nacimiento que llegó a Estados
Unidos como parte de la Operación Peter Pan, es “especialista en
terrorismo… La Casa Blanca de George W. Bush captó al astuto Llorens
en 2002, nada menos que como Director de asuntos andinos del Consejo
Nacional de Seguridad de Washington D.C., lo que lo convirtió en el
principal asesor del presidente sobre Venezuela. El golpe de Estado de
2002 contra el presidente Hugo Chávez se produjo mientras Llorens se
encontraba bajo la autoridad del subsecretario de Estado para Asuntos
hemisféricos, Otto Reich, y del muy controvertido Elliot Abrams. En
julio de 2008, Llorens fue nombrado embajador en Honduras.”
El pasado 4 de junio, el embajador Llorens declaró a la prensa
hondureña que “…Uno no puede violar la Constitución para crear una
Constitución, porque si uno no tiene Constitución vive la ley de la
jungla.”[vi] Esas declaraciones se emitieron en referencia a la
encuesta popular sobre la convocatoria de una posible asamblea
constituyente, que debería haber tenido lugar el 28 de junio si no
hubiera ocurrido el golpe de Estado contra el presidente Zelaya. Los
comentarios de Llorens no sólo ponen en evidencia su posición contra
la encuesta, sino, además, su total injerencia en los asuntos internos
de Honduras.
Pero Llorens no estaba solo en la región. Luego de su nombramiento
como embajador en Honduras –cargo que obviamente se le asignó debido a
la necesidad de neutralizar la creciente presencia de gobiernos
izquierdistas en la región y la potencia regional del ALBA–, se
nombraron varios embajadores más de Washington en los países vecinos,
todos expertos en la desestabilización de la revolución cubana y
operaciones psicológicas.
Primero llegó el diplomático Robert Blau a la embajada de Estados
Unidos de El Salvador, el 2 de julio de 2008, como el segundo de la
diplomacia estadounidense. En enero de este año, Blau asumió la
embajada como encargado de negocios. Antes de su envío a El Salvador,
Blau fue subdirector de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado,
luego de haber estado dos años en la Sección de Intereses de
Washington en La Habana como asesor político. Fue tan eficiente en su
trabajo en Cuba con la disidencia, que el Departamento de Estado le
concedió el Premio James Clement Dunn a la Excelencia, debido a su
labor con la oposición contrarrevolucionaria en Cuba. Llorens y Blau
eran viejos amigos, luego de trabajar juntos en el equipo de Otto
Reich en el Departamento de Estado.
Después fue nombrado Stephen McFarland como embajador de Estados
Unidos en Guatemala, el 5 de agosto de 2008. McFarland, graduado de la
Universidad de Guerra de Estados Unidos y ex miembro del equipo de
combate número dos de los marines en Iraq, era el segundo en la
Embajada de Estados Unidos en Venezuela bajo William Brownfield, quien
incrementó de manera alarmante el apoyo financiero y político a la
oposición contra Chávez. Luego, McFarland estuvo en la embajada de
Estados Unidos en Paraguay, apoyando la construcción de la base
militar del Pentágono en ese país. McFarland también fue director de
Asuntos Cubanos en el Departamento de Estado y su perfil lo destaca
como un experto “en transiciones democráticas, derechos humanos y
seguridad.”
El embajador Robert Callahan llegó a Managua, Nicaragua, también a
principios de agosto. Ha trabajado en las embajadas en La Paz,
Bolivia, y San José, Costa Rica, y ha sido profesor en la Universidad
Nacional de Guerra de Estados Unidos. En 2004 fue enviado a Iraq como
agregado de prensa de la embajada en Bagdad. A su regreso, estableció
la oficina de prensa y propaganda de la recién creada Dirección
Nacional de Inteligencia (DNI) de Washington, que en la actualidad es
el órgano más poderoso de la inteligencia estadounidense.
Juntos, estos embajadores –expertos en golpes de Estado,
desestabilización y propaganda– han preparado el terreno para el golpe
contra el presidente Zelaya en Honduras.
Financiamiento a los golpistas
Justo en el mes anterior del golpe contra el presidente Zelaya se
formó una coalición entre diferentes organizaciones no
gubernamentales, empresarios, partidos políticos, la iglesia católica
y los medios de comunicación, denominada “la unión cívica
democrática”. Su único propósito era derrocar al presidente Zelaya
para impedir que abriera el camino a una asamblea constituyente que
permitiría al pueblo alzar su voz y participar en su proceso político.
La “unión cívica democrática” de Honduras esta compuesta por
organizaciones como el Consejo Nacional Anticorrupción, el Arzobispado
de Tegucigalpa, el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), el
Consejo de Rectores de Universidades, la Confederación de Trabajadores
de Honduras (CTH), el Foro Nacional de Convergencia, la Federación
Nacional de Comercio e Industrias de Honduras (FEDECAMARA), la
Asociación de Medios de Comunicación (AMC), el Grupo Paz y Democracia
y el grupo estudiantil Generación X Cambio.
La mayoría de estas organizaciones han sido beneficiarias de los más
de 50 millones de dólares que anualmente invierten la USAID y la NED
en el “desarrollo democrático” en Honduras. De hecho, un informe de la
USAID sobre su financiamiento y trabajo con COHEP, destaca que “el
perfil bajo de la USAID en este proyecto ayudó a asegurar la
credibilidad de COHEP como una organización hondureña y no un brazo de
la USAID.”
Los voceros de la unión cívica democrática de Honduras en
representación, según ellos, de la “sociedad civil”, declararon a la
prensa hondureña el 23 de junio –cinco días antes del golpe contra el
presidente Zelaya– que “confían en que las fuerzas armadas cumplirán
con su deber de defender la Constitución, el Estado de Derecho, la paz
y la democracia.” Cuando sucedió el golpe, el día 28 de junio, fueron
los primeros que salieron a decir que no hubo un golpe de Estado, sino
que habían “rescatado su democracia” de las manos del presidente
Zelaya, cuyo crimen fue querer dar al pueblo voz, visibilidad y
participación. También en representación de los sectores de clase
media y alta, la unión cívica democrática ha calificado a los sectores
que apoyan al presidente Zelaya de “turbas”.
El Instituto Republicano Internacional, que recibe fondos de la
National Endowment for Democracy (NED), obtuvo más de 1,2 millones de
dólares en 2009 para trabajar con los sectores políticos en Honduras.
Su trabajo se ha dedicado a apoyar los “centros de pensamiento” y
“grupos de presión” en Honduras, para influir en los partidos
políticos y “apoyará iniciativas para implementar posiciones políticas
durante las campañas de 2009.” Ésta es una clara intervención en la
política interna de Honduras y evidencia del financiamiento de la NED
a los sectores golpistas del país.
El lobby de Washington
El senador republicano John McCain, ex candidato a la presidencia de
Estados Unidos, ayudó coordinar la visita de la delegación golpista de
Honduras a Washington durante la semana pasada. McCain es conocido por
su dura postura contra Venezuela, Bolivia y otros países de la región
considerados “anti imperialistas” y por sus estrechos vínculos con la
mafia cubana en Miami. McCain también es jefe del Instituto
Republicano Internacional (IRI), ente financiero de los golpistas de
Honduras. McCain ofreció los servicios de su empresa de lobby, The
Cormac Group, que organizó una rueda de prensa de los golpistas en el
National Press Club el 7 de junio.
Pero más allá de la conexión republicana con los golpistas hondureños,
hay un vínculo más comprometedor con la actual administración
demócrata de Barack Obama. El abogado Lanny Davis fue contratado por
la sede hondureña del Consejo de Empresarios de América Latina (CEAL)
para hacer lobby a favor de los golpistas y convencer a los poderes de
Washington de que deben aceptar y reconocer al gobierno de facto de
Honduras. Lanny Davis fue abogado del ex presidente Bill Clinton
cuando estaba en la Casa Blanca, y es un conocido amigo y asesor de la
actual Secretaria de Estado Hillary Clinton. Davis está organizando
una ofensiva diplomática y mediática a favor de los golpistas,
incluida la compra de publicidad en periódicos estadounidenses, y
organizando reuniones entre los representantes golpistas y diferentes
congresistas, senadores y funcionarios del gobierno de EEUU. CEAL esta
compuesto por los empresarios latinoamericanos que más han promovido
atentados contra los movimientos populares en la región. Por ejemplo,
el actual representante de Venezuela en el CEAL es Marcel Granier,
presidente de RCTV, la cadena de televisión que promovió e intentó
legitimar el golpe de Estado contra el presidente Chávez.
Como parte de este esfuerzo, lograron una audiencia especial ante el
Comité de Relaciones Exteriores del Congreso de Estados Unidos, con la
participación de congresistas demócratas y republicanos, y los
testimonios de personajes promotores del golpe, como Michael Shifter
del Diálogo Interamericano de Washington, Guillermo Pérez-Cadalso, ex
Canciller y Magistrado de la Corte Suprema de Honduras, y el famoso
Otto Reich, cubano-americano conocido por su papel en la mayoría de
las actividades de desestabilización contra gobiernos izquierdistas en
América Latina desde los años ochenta. Como resultado de este
encuentro, el Congreso de Estados Unidos está promoviendo una
resolución que reconozca como legítimo al gobierno de facto de
Honduras.
Otro resultado del lobby de Lanny Davis fue la reunión convocada en el
Consejo de las Américas el 9 de junio, en donde participó Jim Swigert,
director de los programas de América Latina y el Caribe para el
Instituto Demócrata Nacional (NDI), que recibe su financiamiento de la
NED, Cris Arcos, antiguo embajador de EEUU en Honduras y Adolfo
Franco, ex administrador de la USAID para América Latina y el Caribe y
encargado del programa de “transición” en Cuba. Estos tres personajes
han trabajado como asesores del gobierno de Obama frente a la crisis
en Honduras. Franco, quien también fue asesor de política exterior
para el senador John McCain durante su campaña presidencial en 2008,
ha sido acusado de corrupción por su mal manejo de los fondos de la
USAID para el programa de “promoción de la democracia” en Cuba, gran
parte de los cuales se dieron a grupos de Miami, como el Comité para
una Cuba Libre y el Instituto para Estudios Cubanos en Miami, sin
pasar por ningún proceso transparente de revisión.
Negroponte y Reich, de nuevo
Muchos han especulado sobre el papel del antiguo embajador de Estados
Unidos en Honduras, John Negroponte, quien dirigió la fuerza
paramilitar denominada “la contra” y los escuadrones de muerte contra
los movimientos izquierdistas en Centroamérica durante los años
ochenta. Negroponte tuvo varios cargos durante la administración de
George W. Bush: embajador de EEUU en Iraq, embajador ante las Naciones
Unidas, director nacional de Inteligencia y, por último, subsecretario
de Estado bajo Condoleezza Rice. A su salida del Departamento de
Estado, Negroponte pasó al sector privado. Le ofrecieron un trabajo
como vicepresidente de la firma consultora más influyente de
Washington, McLarty Associates. Negroponte aceptó. McLarty Associates
fue fundada por Thomas “Mack” McLarty, ex jefe de gabinete del
presidente Bill Clinton y enviado especial a América Latina durante su
presidencia. Actualmente, McLarty maneja la consultora más poderosa de
Washington. Hasta el año 2008, McLarty Associates se llamaba
Kissinger-McLarty Associates debido a la unión entre Thomas McLarty y
Henry Kissinger, que evidencia la unión política entre los sectores
demócratas y republicanos en Washington.
En su nuevo cargo, John Negroponte trabaja como asesor sobre política
exterior del Departamento de Estado bajo Hillary Clinton. Recordemos
que el embajador estadounidense en Honduras, Hugo Llorens, trabajaba
bajo el comando de Negroponte durante la mayoría de su gestión.
Otto Reich lleva unos años trabajando en una campaña contra el
presidente Zelaya. Fue demandado por Zelaya en abril 2009 por haberlo
acusado públicamente de robar 100 millones de dólares de la empresa
estatal de telecomunicaciones, Hondutel. Resulta que Reich hacía lobby
para una empresa privada de telecomunicaciones que quería privatizar
Hondutel. Ahora, con Zelaya destituido y un empresario en el poder, lo
más probable es que Reich consiga su negocio multimillonario.
Reich fundó una organización en Washington, llamada Arcadia
Foundation[vii] junto a un venezolano, Robert Carmona-Borjas, abogado
especialista en temas militares, vinculado al golpe de abril de 2002
en Venezuela, según su propio perfil. Robert Carmona-Borjas
supuestamente estuvo en Miraflores con Pedro Carmona durante el golpe
de abril de 2002 y escapó, junto a Carmona, del palacio cuando fue
tomado por la guardia de honor presidencial. Desde entonces vive en
Washington, DC. Desde el año pasado, Reich y Carmona-Borjas han
llevado una campaña contra Zelaya por asuntos de corrupción, con una
serie de micros que hablan de corrupción, libertad de expresión y
cambio en Honduras.[viii]
Carmona-Borjas ha viajado con frecuencia a Honduras durante los
últimos meses, incluso hablando de golpe de Estado “técnico” junto con
otros actores, como el defensor del pueblo hondureño, Ramón Custodia,
quien declaró a comienzos de junio que “Los golpes son una posibilidad
que puede ocurrir en cualquier escenario político”. Luego del golpe,
el 3 de julio, Robert Carmona-Borjas apareció en Honduras en la
concentración de los golpistas en Tegucigalpa, y fue reconocido como
un actor importante que hizo posible la salida de Zelaya y la llegada
al poder de Micheletti.[ix]
El poder militar
Estados Unidos mantiene una presencia militar muy grande en la base de
Soto Cano (Palmerola), ubicada a 97 kilómetros de la capital, que ha
estado operativa constantemente desde el año 1981, cuando fue activada
por el gobierno de Estados Unidos durante la administración de Ronald
Reagan.
En los años ochenta, Soto Cano se utilizó por el coronel
estadounidense Oliver North, como una base de operaciones para la
“Contra”, las fuerzas paramilitares entrenadas y financiadas por la
Agencia Central de Inteligencia (CIA), encargadas de ejecutar la
guerra contra los movimientos izquierdistas en Centroamérica, y
particularmente contra el gobierno sandinista de Nicaragua. Desde Soto
Cano, la “Contra” lanzaba sus ataques terroristas, escuadrones de
muerte y misiones especiales que dieron como resultado miles de
asesinatos, desaparecidos, torturados, lisiados y aterrorizados en
Centroamérica.
John Negroponte, entonces embajador de EEUU en Honduras, junto a
Oliver North y Otto Reich, dirigían estas operaciones sucias.
La base de Soto Cano es la sede de la Fuerza de Tarea Conjunta “Bravo”
(JTF-B) de Estados Unidos, compuesta por efectivos del ejército, las
fuerzas aéreas, fuerzas de seguridad conjuntas y el primer
batallón-regimiento Número 228 de la aviación estadounidense. Son 600
personas en total y 18 aviones de combate, incluidos helicópteros
UH-60 BlackHawk y CH-47 Chinook. Soto Cano también es la sede de la
Academia de la Aviación de Honduras. Más de 650 ciudadanos hondureños
y estadounidenses viven en las instalaciones de la base.
La Constitución de Honduras no permite legalmente la presencia militar
extranjera en el país. Un acuerdo “de mano” entre Washington y
Honduras autoriza la importante y estratégica presencia de los cientos
de militares estadounidenses en la base, en un acuerdo
“semipermanente”. El acuerdo se realizó en 1954 como parte de la ayuda
militar que Estados Unidos ofrecía a Honduras. La base primero fue
utilizada por la CIA para lanzar el golpe contra Jacobo Arbenz en
Guatemala.
Cada año, Washington autoriza cientos de millones de dólares en ayuda
militar y económica a Honduras, que es el tercer país más pobre del
hemisferio. Este acuerdo que permite la presencia militar de Estados
Unidos en el país centroamericano puede retirarse sin aviso.
El 31 de mayo de 2008, el presidente Manuel Zelaya anunció que Soto
Cano (Palmerola) se utilizará para vuelos comerciales internacionales.
La construcción del terminal civil se financió con un fondo del ALBA
(Alianza Bolivariana para las Américas).
Los dos generales con mayor participación en el golpe contra Zelaya
son graduados de la Escuela de las Américas y mantienen lazos
estrechos con los militares estadounidenses en Honduras. El comandante
de la Aviación de Honduras, general Luis Javier Prince Suazo, estudió
en la famosa Escuela de las Américas de Estados Unidos en 1996. El
jefe del estado mayor conjunto, general Romeo Vásquez, destituido por
el presidente Zelaya el 24 de junio por desobedecer sus órdenes, y
luego actor principal en el golpe militar sólo días después, también
es graduado de la Escuela de las Américas. Los dos altos oficiales
hondureños mantienen relaciones muy estrechas con el Pentágono y las
fuerzas militares estadounidenses en Soto Cano.
El embajador de Estados Unidos en Honduras que cambió en septiembre
2008, Charles Ford, fue transferido al Comando Sur en Miami para
encargarse de la asesoría para el Pentágono sobre América Latina.
Los militares hondureños están financiados, entrenados, adoctrinados y
comandados por el ejército estadounidense sobre la base de la doctrina
anti izquierdista y anti socialista. Por eso era tan fácil actuar
contra el presidente Zelaya, su comandante en jefe, porque lo veían
como parte de la “amenaza izquierdista”, contra la que llevan
combatiendo desde hace decenios.[x]
De todas estas evidencias –y habrá más en el futuro– se comprueba el
inconfundible papel de Washington en el golpe de Estado en Honduras
contra el presidente Zelaya.
[i] http://www.state.gov/r/pa/prs/ps/2009/july/125564.htm
[ii] http://www.state.gov/secretary/rm/2009a/06/125452.htm
[iii] Ver nota 1.
[iv] http://www.state.gov/secretary/rm/2009a/july/125753.htm
[v] http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?28366
[vi] http://www.elheraldo.hn/País/Ediciones/2009/06/05/Noticias/Lo-que-se-haga-debe-ser-legal-y-constitucional
[vii] www.arcadiafoundation.org
[viii] http://www.arcadiafoundation.org/videos.html
[ix] http://www.youtube.com/watch?v=ukacM-77lXs.
[x] http://www.aporrea.org/actualidad/n138264.html