Zelaya descubre el agua tibia y acusa a los gringos de blanquear el golpe en Honduras
El depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, quien aceptó gustosamente participar en todas las maniobras dilatorias de Clinton y Oscar Arias, dio un bandazo y denunció este martes que Estados Unidos está urdiendo una maniobra con el mandatario de facto, Roberto Micheletti, para «blanquear» el golpe de Estado del 28 de junio. Sin embargo nadie hizo tanto por blanquear el golpe como el propio Zelaya, quien traicionó a la resistencia hondureña al deponer la bandera de la Asamblea Constituyente y aceptar la conformación de un gobierno de unidad con los golpistas, aunque finalmente fracasó en esta intención.
El depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, quien aceptó gustosamente participar en todas las maniobras dilatorias de Clinton y Oscar Arias, dio un bandazo y denunció este martes que Estados Unidos está urdiendo una maniobra con el mandatario de facto, Roberto Micheletti, para «blanquear» el golpe de Estado del 28 de junio. Sin embargo nadie hizo tanto por blanquear el golpe como el propio Zelaya, quien traicionó a la resistencia hondureña al deponer la bandera de la Asamblea Constituyente y aceptar la conformación de un gobierno de unidad con los golpistas, aunque finalmente fracasó en esta intención.
Zelaya declaró que la maniobra consiste en que Micheletti «renuncie» a la presidencia «el viernes en el Congreso» a cambio de que él acepte integrar un gabinete de transición, a escasos días de unas elecciones amañadas en las cuales la izquierda ya se ha retirado.
«Eso (la renuncia de Micheletti) va a suceder el viernes en el Congreso. Si yo acepto integrar ese gabinete de transición, él renuncia y legitimo el golpe de Estado. Es una maniobra en la que yo no voy a caer», advirtió Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil desde el 21 de septiembre, tras regresar clandestinamente al país.
Zelaya envió el sábado una carta al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la aseguraba que «a partir de esta fecha cualquiera que fuera el caso, YO NO ACEPTO, ningún acuerdo de retorno a la presidencia, para encubrir el golpe de Estado». Las idas y venidas de Zelaya, un burgués y terrateniente hondureño miembro del derechista partido liberal, han tenido un efecto desmoralizador sobre el pueblo hondureño, que no obstante persiste en su lucha contra la dictadura y aun no ha sido derrotado.
Estados Unidos «ha estado incitándome a que permita a Micheletti armar un gabinete de transición que después me darán el retorno pero yo a los golpistas no les creo ni cuando rezan, lo que quieren es blaquear el golpe», afirmó Zelaya.
El gobierno de Obama, que siempre apostó a fortalecer a los golpistas y a procurar un acuerdo diplomático que garantizara la consecución de los objetivos estratégicos del golpe, ahora ha dicho que reconocerá los resultados de las elecciones amañadas organizadas por Micheletti y los gorilas hondureños. Fue Zelaya quien cavó su propia tumba al firmar los acuerdos de Guaymuras, en los que se dejaba en manos del Congreso su restitución en la presidencia. El cuerpo legislativo se negó a hacerlo, y los EEUU dieron por entendido que cualquiera que fuera la decisión del Congreso, esta era avalada por el acuerdo. Es así como Zelaya y los yanquis lograron legitimar diplomáticamente el golpe de Estado en Honduras.