Zelaya dice que no convocará Asamblea Constituyente

El presidente hondureño Manuel Zelaya negó el martes que pretendía reformar la constitución para permanecer el poder, el argumento usado por los burgueses golpistas que lo destituyeron, y añadió que su único objetivo es culminar su presidencia, descartando convocar el proceso constituyente para redactar una nueva constitución.

El presidente hondureño Manuel Zelaya negó el martes que pretendía reformar la constitución para permanecer el poder, el argumento usado por los burgueses golpistas que lo destituyeron, y añadió que su único objetivo es culminar su presidencia, descartando convocar el proceso constituyente para redactar una nueva constitución.

El mandatario aseguró que sigue siendo presidente de Honduras y que ejercerá el cargo hasta el 27 de enero para luego dedicarse a la agricultura. Añadió que este jueves regresará a Honduras, donde al ejército no le «queda otra posibilidad» que rectificar y recibirle como presidente.

«No voy a realizar una asamblea constitucional. Y si se me ofreciera la posibilidad de mantenerme en el poder, no lo haría. Voy a cumplir con mis cuatro años. Voy a luchar para que se respeten los cuatro años porque es parte de nuestras leyes», dijo Zelaya en una rueda de prensa en la sede de las Naciones Unidas.

«Cumpliré mi mandato hasta el 27 de enero. No hay posibilidad de reelección», añadió.

Zelaya había convocado a un referéndum sobre la posibilidad de reformar la constitución y la clase política se preocupó por una posible pérdida de las cuotas de poder que detentan en el régimen actual.

Zelaya anunció que regresará en un avión acompañado del secretario general de la OEA José Miguel Insulza; el presidente de la Asamblea General de la ONU, el nicaragüense Miguel D’Escoto; la presidenta de Argentina, Cristina Fernández y el presidente de Ecuador, Rafael Correa.

Ratificó que sólo le quedan siete meses de gobierno ya que dejará el poder el 27 de enero.

El presidente Rafael Correa dijo en Guayaquil a la emisora Teleradio que el compromiso de los gobiernos de defender la democracia en Honduras, acuerpando al derrocado líder, «va más allá de las declaraciones, acompañado por acciones y hechos concretos».

Sin embargo, el gobernante dijo que aún no decide si acompañará a Zelaya de regreso a Tegucigalpa el jueves, cómo el depuesto mandatario se lo pidió.

Respecto al regreso de Zelaya a Honduras acompañado de una delegación internacional, el mandatario de Venezuela Hugo Chávez declaró que «un escenario de agresión» contra el grupo, «abriría otro tipo de puerta. Entonces, habría que plantear, por ejemplo, la intervención militar de Naciones Unidas», según un despacho de la Agencia Bolivariana de Noticias fechado en Managua. El líder venezolano regresó más tarde a su país.

En una rueda de prensa posterior al discurso que dio ante la Asamblea General de la ONU, Zelaya señaló que vuelve sin temor por su seguridad porque «el que tenga temor que nunca se meta a político».

«Yo voy a regresar el jueves y ahí estará mi pueblo y los militares y los opositores y como siempre, regresaré como ciudadano y como presidente», afirmó. «Yo regreso a calmar a la gente. Voy a tratar de dialogar y poner orden», explicó, confirmando su intención de negociar con los golpistas.

«Cuando regrese, la gente va a decir lo que hace, van a decir ‘comandante estamos a sus órdenes’ y el ejército tendrá que rectificar. No hay ninguna otra posibilidad», añadió.

Zelaya fue depuesto el domingo en un golpe de Estado. Los militares hondureños le exiliaron por la fuerza en Costa Rica, pero el mandatario arribó a la capital nicaragüense la misma noche del domingo y sigue siendo el presidente reconocido internacionalmente.

Roberto Micheletti, designado presidente provisional por el parlamento, cuya mayoría es golpista, dijo que resistirá las presiones externas de restaurar al mandatario depuesto, sin hacer alusión a las masivas protestas populares contra el gobierno de facto.

La Asamblea General de la ONU condenó el martes con una resolución el golpe de estado, demandó la restitución del gobierno de Zelaya e hizo un llamado a todas las naciones a no reconocer ningún otro gobierno en Honduras.

El mandatario destituido habló después en el plenario y afirmó que los golpistas «no han de quedar impunes, han de ser fuertemente señalados para que esto no ocurra más». Recibió un fuerte aplauso antes y después de su discurso.

El hondureño describió el golpe militar en su país como «un acto atroz», trabajo de un grupo de usurpadores que «realizaron un acto de agresión atacando la voluntad de los ciudadanos».

Después de meses de tensiones con el ejército, Zelaya convocó a una consulta el 28 de junio para preguntar a la población si estaría de acuerdo en convocar a una Constituyente que reformara la ley fundamental hondureña de 1982. La Corte Suprema de Justicia y el parlamento la declararon ilegal, preparando las condiciones para el golpe. Luego del golpe militar, la Corte Suprema dio su aval a la acción putschista, diciendo que se trataba de una acción «legal».

Zelaya insistió en que el referéndum era sólo una encuesta, sin carácter vinculante, pero la burguesía hondureña no admitió el menor resquicio de cuestionamiento al orden constituido.

Se espera que Zelaya viaje el martes por la tarde a Washington y acuda a la Organización de los Estados Americanos.

El presidente derrocado había sido invitado a la ONU por D’Escoto, quién convocó una sesión extraordinaria para tratar la crisis hondureña.

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