Zelaya retornaría sin poderes. Continúan manifestaciones
En estos momentos, 11.20 (8/7/09) en Honduras, unas 15.000 personas están bloqueando la principal carretera de entrada a Tegucigalpa. Asimismo siguen en pié el toque de queda y las detenciones indiscriminadas, aunque a menor ritmo que hace unos días.
En estos momentos, 11.20 (8/7/09) en Honduras, unas 15.000 personas están bloqueando la principal carretera de entrada a Tegucigalpa. Asimismo siguen en pié el toque de queda y las detenciones indiscriminadas, aunque a menor ritmo que hace unos días.
La actividad laboral sigue siendo mínima, sobre todo en los centros de trabajo estatales. El comercio apenas empieza a abrir en algunos puntos de la ciudad y el movimiento de gente no aumenta. En San Pedro Sula la situación es aún más desfavorable a los golpistas.
Según informan fuentes militantes a La Haine, las declaraciones hace unos minutos (9:00 en Honduras) de un ex-vicepresidente de Costa Rica, Kevin Casas, aclaran la situación en cuanto a las negociaciones en Costa Rica con el «demócrata» Arias como mediador.
Casas dijo que las posiciones iniciales en toda negociación son de máximos, como se ve cuando Zelaya dice que sólo va a negociar la salida del gobierno de facto, y Micheletti dice que sólo va a negociar la entrada en prisión de Zelaya. Sin embargo este político da a entender que los términos de la negociación ya están cocinados, tal como informara La Haine el sábado pasado (ver http://www.lahaine.org/index.php?p=38975 ).
EE.UU. ha desplazado a la OEA de las negociaciones, en una especie de venganza por el desaire que obtuvo con respecto al ingreso de Cuba, pero sobre todo porque tuvo un perfil de crítica excesiva a los golpistas. Inzulza no fue lo suficientemente «diplomático» en sus declaraciones y algunas de sus acciones.
Según las apreciaciones de Casas, las condiciones para el retorno de Zelaya, impuestas desde que EE.UU. retomó el mando de la situación, serían que se permitiría el retorno de Zelaya a la presidencia pero prácticamente sin ningún poder real, dado que hasta los diputados de su partido están con los golpistas. Tan sólo para terminar los escasos meses que le quedan de período presidencial y salvar la cara «democrática» del régimen hondureño.
Otra de las condiciones serían el congelamiento de las relaciones con Venezuela, Cuba, Bolivia y Ecuador, así como la salida del ALBA o la hibernación del status de Honduras en esa organización.
Por supuesto, no volver a decir ni una palabra sobre referéndum alguno, ya que la voluntad popular está suficientemente asegurada por el parlamento. Y como colofón necesario, amnistía irrestricta a los golpistas, tanto en cuanto a la ilegalidad del golpe en sí como a los asesinatos, torturas, encarcelamientos injustificados y otras tropelías cometidas por militares y policías en estos días.
Esto se vio refrendado por las declaraciones de el chileno-estadounidense Arturo Valenzuela, nuevo secretario de estado adjunto para América Latina del régimen estadounidense. Hace unos minutos, en su sesión de confirmación, dijo que todo el mundo está de acuerdo en que el actual gobierno de Honduras es un gobierno de facto (no habló en ningún momento de golpe de Estado), pero también es cierto, afirmó, que Zelaya ha cometido ilegalidades.
En otras palabras, que Zelaya debe volver pero olvidarse de las medicinas genéricas, del ALBA, del aumento del salario mínimo y de cualquier medida que afecte a los intereses de la oligarquía gerencial salvadoreña y de sus patrones, las multinacionales norteamericanas.