Orlando Chirino: «sectores de izquierda en el seno del chavismo generan expectativas en el gobierno, y le ceden con supuesto discurso de izquierda»

Entrevista a Orlando Chirino realizada por David Turpin de Anti-War Committees in Solidarity with the Struggles for Self-Determination y publicada originalmente en inglés en  https://venezuelanvoices.org/2019/10/30/neither-maduro-nor-guaido-represent-an-alternative-for-the-people-says-orlando-chirino-venezuelan-union-leader-of-c-cura/

Cuéntenos un poco de usted, de su organización, de su orientación política, contra qué luchan y para qué luchan.

30 de octubre de 2019. Soy Orlando Chirino, tengo 70 años, y empecé a militar muy joven, desde mis inicios hasta hoy, siempre fui revolucionario y antiimperialista. Trabajé como obrero y milité 27 años en una empresa transnacional químico textil, llamada Celanese. Antes fui dirigente estudiantil, presidente del centro de estudiantes en el bachillerato. Después de los acontecimientos del golpe de Estado de abril de 2002 y el paro petrolero de diciembre de 2002, comencé a trabajar en la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), hasta que fui despedido por el gobierno de Hugo Chávez por una retaliación política, ocasionada por nuestra lucha en la constitución de una corriente mayoritaria al interior de la Unión Nacional de Trabajadores (Unete) que defendió la autonomía sindical y la independencia política de la clase trabajadora, y oponernos a la reforma constitucional propuesta en el 2007 por Chávez.

Mi militancia partidista comienza en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que fue una organización política surgida después de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, y una división de Acción Democrática (AD). Mis padres, campesinos, eran militantes de AD. Después en 1976, al interior del MIR, empecé a militar en una corriente trotskista afiliada al dirigente francés Pierre Lambert, y finalmente, a partir de la creación del MIR-Proletario, en los años 80, nos integramos con el sector trotskista de Nahuel Moreno, que actualmente se denomina Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI). En Venezuela, la sección de la UIT-CI, es el Partido Socialismo y Libertad (PSL), que es parte de la oposición de izquierda al gobierno de Maduro y donde yo soy dirigente de la Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma (C-cura), que es la expresión sindical del PSL, independientemente que haya compañeros y compañeras que no militan en el partido, pero reivindican con nosotros la necesidad de la autonomía sindical.

Nosotros, el PSL, somos un partido socialista revolucionario que lucha para lograr un gobierno de los trabajadores y las trabajadoras, que tenga una dimensión internacionalista y permita la superación del capitalismo en el mundo.

Por favor, aborde los temas específicos de sus posiciones con respecto a Maduro, Guaidó, a la crisis económica, a quiénes o cuáles fuerzas son responsables por la crisis, y también sus posiciones frente a las amenazas abiertas de intervención del imperialismo estadounidense.

De manera contundente, reivindicamos que en medio de la disputa interburguesa entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó es necesario mantener una posición de independencia de clase. En ese sentido, no estamos ni con el gobierno antiobrero y antipopular de Maduro, ni con la injerencia imperialista de los EEUU y el golpismo que promueve Guaidó, como se observó en los sucesos del pasado 30 de abril. Para nosotros es claro que Maduro y Guaidó representan y tienen el mismo programa: que la crisis económica la paguen los trabajadores y las trabajadoras, con salarios de hambre, y sin acceso a los alimentos y a la salud.

Nosotros, sostenemos que es necesario construir un referente político del pueblo trabajador, y nuestra política es clara: estamos de acuerdo con la necesidad de sacar a Maduro del gobierno, pero debe salir con una movilización obrera y popular del pueblo venezolano, que asuma demandas concretas del pueblo trabajador como salario igual a la canasta básica, acceso a los alimentos y a la salud, garantía de los servicios básicos, cumplimiento de los contratos colectivos, que el petróleo sea 100% estatal sin empresas mixtas ni transnacionales, que no se siga pagando la deuda externa. Por eso, creemos en la organización de un proceso de movilización permanente que nos lleve a la convocatoria autónoma de una huelga general.

En el tema económico, Chávez y Maduro terminaron empalmando con los intereses del capital transnacional y local. Por eso, tenemos claro que el gobierno de Nicolás Maduro aplica un paquetazo para pagar deuda externa y beneficiar al capital transnacional y local. De ese modo, ha impuesto salarios depauperados, desfinanciado la educación y la salud, recortado el acceso a los alimentos, desconocido los contratos colectivos con el memorándum 2792, impulsado la migración forzada, entregado el Arco Minero del Orinoco, y con las empresas mixtas incrementó la presencia accionaria de las transnacionales en la industria petrolera venezolana y destruyó las organizaciones sindicales.

Además, destruyó a la industria petrolera venezolana a través de la corrupción y el uso de sus ingresos para subsidiar las importaciones de las diferentes fracciones de la burguesía del país. La destrucción de la industria petrolera, que se observa en la disminución acelerada de la extracción y exportación de petróleo, ocurrió mucho antes de las sanciones del gobierno de Donald Trump en enero del presente año. Esa lamentable situación económica del principal sector económico del país, lo estamos pagando es la clase trabajadora, que tiene un salario mínimo mensual de solo 6 dólares, y muchas trabajadoras y muchos trabajadores se han visto obligados a irse del país, buscando salarios que les permitan vivir.

La situación de Maduro parece precaria, y la coyuntura actual extremadamente inestable, pero los esfuerzos iniciales de Guaidó para expulsar a Maduro del poder parecen haber fracaso por falta de apoyo, así que, desde lejos, parece que Guaidó está esperando su momento, permitiendo que la crisis haga el trabajo de derribar a Maduro ¿cómo ve la situación?

El problema es la política del imperialismo yankee y Juan Guaidó, que no solo se observa en su Plan País, que es un programa capitalista que conserva la entrega de los activos estatales al capital transnacional y el abaratamiento de la fuerza de trabajo, además es importante analizar los acontecimientos del 30 de abril. Ese día, Juan Guaidó, intento dar un golpe de Estado que fracasó abiertamente, y eso fortaleció realtivamente al gobierno de Maduro. En esa acción golpista desestimaron la movilización popular, y el pueblo venezolano fue convocado posteriormente y con engaño, diciendo que habían tomado la Base Aérea de La Carlota.

Hasta ahora, la oposición patronal encabezada por Guaidó, con el apoyo de Trump, ha tratado de dividir a las Fuerzas Armadas para propiciar un golpe, nunca promovieron la movilización masiva del pueblo, porque le temen a la movilización independiente. El golpe no lo han logrado concretar porque los altos mandos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana son chavistas convencidos, se sienten respaldados por el apoyo militar de Rusia y China, y tienen grandes negocios en la gestión de empresas del Estado, en las operaciones de extracción de minerales y en la distribución de alimentos y gasolina.

La situación económica en Venezuela es obviamente muy sombría para los trabajadores. Vemos a millones huyendo del país, apagones y hambre. Al mismo tiempo, desde lejos, la situación política parece realmente difícil para la lucha de los asalariados. Usted, y la corriente C-cura, se oponen a Maduro, quién lidera el aparato estatal, y Guaidó, quién cuenta con el respaldo del imperialismo estadounidense y sus aliados regionales, así como el apoyo de fuerzas ricas y políticamente poderosas dentro de Venezuela. ¿Cómo están trabajando usted y su corriente política para construir esta alternativa independiente? Nos gustaría que comentara sobre los problemas prácticos de su trabajo de organización, bajo condiciones de apagones y una escasez terrible, e incluso enfrentando la amenaza de una intervención de los EEUU.

Efectivamente estamos militando en condiciones muy adversas. Como ya se sabe, Venezuela atraviesa una crisis brutal, nunca antes vivida por el pueblo venezolano. Desde el PSL y nuestra corriente sindical C-cura, hemos venido haciendo grandes esfuerzos para ligarnos a las luchas de los trabajadores y sectores populares. Nuestro objetivo central ha sido tratar de construir un frente o alianza política con sectores de izquierda o disidentes del chavismo. Tratando de conformar una alternativa política independiente de los partidos patronales, y claramente enfrentada al gobierno de Maduro. Fue así como participamos con diversos sectores en la Plataforma del Chavismo Crítico y posteriormente en la Oposición de Izquierda en Lucha (OIL). Lamentablemente ninguna de estas agrupaciones logró desarrollarse. Todavía hay importantes sectores de la izquierda en el seno del chavismo, que siguen generando expectativas en el gobierno. Y en la práctica le ceden a este, aunque con un supuesto discurso de izquierda.

En el seno del movimiento sindical, hemos tratado de conformar un movimiento obrero con autonomía organizativa e independencia política del gobierno, los patronos privados y sus partidos, en diversos sectores como la industria petrolera, sector universitario, industria privada, salud, entre otros. En ese marco, el año pasado, con dirigentes sindicales de izquierda, chavistas críticos y otros ligados a partidos tradicionales, constituimos la Intersectorial de Trabajadores de Venezuela (ITV), para de manera unitaria luchar por reivindicaciones salariales, contra las tablas salariales y en defensa de los contratos colectivos. Esa experiencia fue muy progresiva pero corta, porque un sector significativo decidió acompañar a Juan Guaidó en su política golpista y de injerencia imperialista de los EEUU, y nosotros nos retiramos de ese espacio sindical al estar en contra de toda nuestra historia y política de autonomía, democracia obrera e independencia de la clase trabajadora, respecto de cualquier variante burguesa.

En ese sentido, hoy, con un grupo de dirigentes sindicales de izquierda y democráticos hemos creado un espacio denominado “Trabajadores en Lucha”, desde allí hemos realizado actividades de agitación en las sedes de instituciones estatales, volanteos en sectores de trabajadores como salud, junto a los compañeros del sindicato Sirtrasalud, y vamos a realizar foros para explicar los ataques antiobreros y antipopulares del gobierno de Nicolás Maduro. Ese espacio se deslinda y opone tanto a Maduro como a Guaidó, por eso reivindicamos las necesidades inmediatas de la gente como un salario igual a la canasta básica como estipula el artículo 91 de la Constitución Nacional de Venezuela, el cumplimiento de los contratos colectivos, la derogación del memorándum 2792, el recazo a los despidos y suspensiones y la libertada de trabajadores y dirigentes sindicales detenidos como Rubén González y Rodney Alvarez, todo en el marco del enfrentamiento al paquete de ajuste antiobrero de Nicolás Maduro; con el objeto de que en la lucha podamos constituir un referente político y sindical de la clase trabajadora, que se convierta en una nueva dirección revolucionaria, que salga desde las bases obreras y populares.

En las actuales condiciones materiales esas tareas son muy complicadas, porque los dirigentes y trabajadores tienen problemas incluso para trasladarse a los lugares de reunión y protesta, ante el costo del transporte y su escasez. Además, muchos dirigentes y militantes han migrado para buscar un empleo en el exterior y enviar dinero a su familia en Venezuela. Es difícil hasta imprimir un volante para difundir nuestras posiciones políticas en los lugares de trabajo por el costo, y muchos trabajadores usan su tiempo libre para hacer otras actividades económicas para complementar su salario depauperado.

Hemos visto informes de represión de activistas sindicales, algunos detenidos, otros desaparecidos y asesinados. ¿Quién es responsable de estos actos de represión? Si no son actos aislados, explíquenos su significado. ¿Cómo están respondiendo usted y su corriente política a estos ataques? ¿Cómo están respondiendo otras corrientes y fuerzas en el movimiento obrero?

El gobierno de Maduro es absolutamente antidemocrático y represivo, ha venido limitando conquistas democráticas y los derechos políticos con el control total del Consejo Nacional Electoral (CNE), la Fiscalía General de la República (FGR), el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), y de la ilegal y autoritaria Asamblea Nacional Constituyente (ANC).

Lo primero, la libertad y autonomía sindical, con el despido masivo de dirigentes sindicales y trabajadores que luchan por sus derechos laborales en empresas e instituciones del Estado. Lo segundo, con la criminalización y judicialización de las luchas laborales, con la eliminación del derecho a huelga y la detención de dirigentes sindicales y trabajadores como es el caso de Rodney Álvarez, que tiene ocho años preso por un montaje judicial a través del cual lo han involucrado en un asesinato que cometió un sindicalista oficialista, y en tres ocasiones han cambiado a los jueces cuando ya se acerca el momento de dictar sentencia. El año pasado, después de una marcha aquí en Caracas, detuvieron al dirigente sindical Rubén González, que siendo civil es juzgado por un tribunal militar y todavía se encuentra detenido. Tercero, con las acciones de ocupación y desplazamiento forzado de pueblos indígenas ubicados en los territorios de la Gran Sabana, en el estado Bolívar, donde han creado el Arco Minero del Orinoco. Cuarto, con el cierre de facto de la Asamblea Nacional, y la detención de un conjunto de dirigentes de la oposición patronal que nosotros enfrentamos por sus posiciones políticas, pero a los cuales no les garantizan el debido proceso y les violan su derecho a la defensa. Quinto, con la persecución de los medios de comunicación con una línea editorial crítica del gobierno de Maduro, se les bloquea sus páginas web, se les ataca a sus equipos de prensa y dificulta la importación de papel para las ediciones impresas. En ese marco, en la actualidad, la página web, de comunicación alternativa, llamada Aporrea, se encuentra bloqueada en el país, por orden de las instituciones del Estado. Nosotros también hemos sufrido estos ataques contra nuestra página web www.laclase.info.

Además, diversas instituciones represivas del Estado realizan constantes allanamientos a las casas de los opositores del gobierno de Maduro y el asesinato de habitantes de los sectores populares que protestan por la situación de los servicios básicos y el problema de los alimentos, en esas actividades participan efectivos del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), la Dirección General de Contrainteligencia Militar, las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes) y de los grupos armados paraestatales denominados “colectivos”.

Esas represiones son la reedición permanente de la violencia estatal y paraestatal que ha crecido desde la rebelión popular del año 2017, cuando la dirección de la oposición patronal dejó de convocar a las movilizaciones en el mes de junio, y terminó sentada negociando en República Dominicana con el gobierno de Nicolás Maduro, después del asesinato de más de 140 jóvenes opositores en las calles de Venezuela.

Nosotros, al contrario, estamos convencidos que la conquista de libertades democráticas solo será posible con la movilización obrera y popular, por eso avanzamos en la creación de un organismo de clase como “Trabajadores en Lucha”, que permita aglutinar la defensa de las trabajadoras y los trabajadores despedidos. Esa es la única forma de alcanzar la democracia, que nosotros le ponemos un apellido, porque la entendemos como la democracia de los trabajadores y las trabajadoras. En ese sentido, hemos promovido campañas internacionales de solidaridad para apoyar la exigencia de libertad inmediata de Rodney Álvarez, con el apoyo de la UIT-CI.

Regresemos a la situación internacional, ¿Cómo han respondido usted y su corriente al envío de asesores militares de Rusia a Venezuela?

Rechazamos cualquier tipo de intervención de potencias extranjeras, tanto los EEUU como Rusia y China, sin desestimar el lugar que juegan otros países aliados del gobierno de Maduro como Turquía y Cuba. En este momento el imperialismo norteamericano tiene una política agresiva y descaradamente intervencionista, con el apoyo de Guaidó y los partidos patronales, propiciando un intento de golpe, y amenazando incluso con una intervención militar. Esto lo rechazamos categóricamente. Una revisión de la experiencia histórica, debe dejar claro que en todos los países donde han intervenido los EEUU y Rusia solo ocasionaron muertes y más destrucción para defender sus intereses geopolíticos y geoeconómicos. Por eso, nosotros sostenemos que la presente crisis política que intensifica la lucha interburguesa por el control del Estado venezolano, la debemos resolver los venezolanos y las venezolanas, con la solidaridad de la clase trabajadora mundial y latinoamericana, con los métodos tradicionales como la movilización obrera y popular.

En términos puntuales, Rusia ha sostenido al gobierno de Maduro con su apoyo político y militar, pero además le ha entregado financiamientos económicos a cambio de la oferta de negocios petroleros y gasíferos para la empresa rusa Rosneft. En los últimos meses, hemos visto de manera pública y notoria el incremento de la presencia y las operaciones de los asesores militares de Rusia en Venezuela, y desde nuestra posición revolucionaria rechazamos esa situación lesiva para nuestra soberanía nacional y la entrega de nuestros recursos naturales a Rusia, que es una potencia capitalista.

Chávez llegó a ejercer una tremenda influencia sobre las corrientes políticas de izquierda en todo el mundo y, como resultado, la solidaridad internacional con Venezuela de parte de los izquierdistas de Estados Unidos hasta ahora ha sido dirigida por organizaciones que defienden a Maduro. Muchos aquí están dispuestos a hablar de los “errores” de Maduro, pero el consejo general parece ser que la prioridad debe ser la oposición a una intervención de los Estados Unidos sin fijarse en cuestiones del papel que juega el gobierno de Maduro en la crisis. ¿Cómo cree que los activistas en los Estados Unidos pueden oponerse a las amenazas de Trump y también apoyar una alternativa independiente a Maduro y Guaidó?

Nosotros, debemos partir de la gran angustia y desesperación que existe en el pueblo trabajador de Venezuela, que considera como una necesidad imperiosa la salida del gobierno de Maduro, que es el responsable fundamental de la tragedia que vivimos, más allá de que las sanciones aplicadas desde enero, han agravado la situación. Por eso la campaña injerencista de la oposición patronal ha calado en sectores medios y populares del país que apoyan una intervención militar de los EEUU. Eso no lo podemos ocultar. El PSL se ha destacado por oponerse abiertamente a la intervención militar de los EEUU, efectuando una tarea de propaganda para explicar al pueblo trabajador venezolano el carácter y las consecuencias de una acción imperialista de ese tipo, sin dejar de plantear nuestra oposición a Maduro y su ajuste brutal contra el pueblo.

En ese sentido, combatimos cualquier ilusión en el imperialismo yankee y sus acciones injerencistas, y en ese marco nuestra política fundamental es demostrar que el antiimperialismo del gobierno de Maduro es totalmente falso. Por ejemplo, hay muchas empresas transnacionales en la industria petrolera venezolana, que son de capital originario de los EEUU, Rusia, China, Francia, España, Bielorrusia, entre otros países. Nosotros, planteamos que la industria petrolera debe ser totalmente del Estado y dirigida por sus propios técnicos y obreros, de manera democrática. Ya en la época del paro petrolero de diciembre de 2002, los trabajadores petroleros gestionaron la industria petrolera por 45 días y no hubo ningún tipo de accidente. Además, rechazamos la presencia de las empresas mixtas entre Pdvsa y el capital transnacional petrolero, que fue el método utilizado por Hugo Chávez para entregar en propiedad los yacimientos de la Faja Petrolera del Orinoco.

Otro ejemplo, es la prioridad absoluta otorgada al pago de la deuda externa por parte del gobierno de Maduro, que ha beneficiado abiertamente al capital financiero transnacional, con la cancelación de más de 80 mil millones de dólares entre 2014 y 2018. En ese sentido, son iguales Maduro y Guaidó. El actual líder de la oposición patronal, con el apoyo de los EEUU promovió el pago de los bonos 2020 de Pdvsa, mientras el pueblo trabajador venezolano padece una enorme miseria.

Sin embargo, han querido vender a la llamada ayuda humanitaria como una solución a los problemas sociales del país, y ya hemos visto la corrupción efectuada por los dirigentes de la oposición patronal en Colombia. Es evidente que Maduro y Guaidó son iguales, en lo que respecta a la apropiación de los recursos que deberían de orientar al pueblo trabajador de Venezuela.

En conclusión, nosotros rechazamos la injerencia imperialista de los EEUU, que apostó por el golpismo y ahora por la negociación de las cúpulas partidistas en Noruega y Suecia, todo con el objeto de bloquear la posibilidad de una rebelión popular que saque del gobierno a Maduro, y cree una nueva correlación de fuerzas más favorable para la clase trabajadora. En ese sentido, nosotros creemos que la movilización obrera y popular debe derrocar al gobierno de Maduro. Estamos claros que ni Maduro ni Guaidó son alternativa para el pueblo. Por ello es fundamental construir una opción política de los trabajadores y el pueblo, que impulse la movilización independiente teniendo siempre como perspectiva el gobierno de los trabajadores y las trabajadoras.

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