Argentina: Sobrero pidió que se escuche a la izquierda

Con campera de jean, zapatillas rojas, con un inconfundible estilo rocker , la melena platinada de Rubén Sobrero se abrió paso entre los estudiantes. Unos cien jóvenes lo esperaban en el playón de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, a la intemperie, con la noche encima y sentados a la vuelta de un improvisado escenario desde donde el gremialista ferroviario relató su reciente experiencia en prisión.

Con campera de jean, zapatillas rojas, con un inconfundible estilo rocker , la melena platinada de Rubén Sobrero se abrió paso entre los estudiantes. Unos cien jóvenes lo esperaban en el playón de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, a la intemperie, con la noche encima y sentados a la vuelta de un improvisado escenario desde donde el gremialista ferroviario relató su reciente experiencia en prisión.

El ambiente universitario bullía de un entusiasmo revolucionario. Decían las paredes: «Juventud y liberación». Los muros estaban tapizados de leyendas políticas e invitaciones a diferentes movilizaciones. Una mirada huidiza a su alrededor le bastó a Sobrero para comenzar con su disertación. Citó y evocó de entrada al trotskista argentino Nahuel Moreno. El viejo referente de la izquierda es la musa política del dirigente ferroviario, que, sin rodeos, pidió por el voto a los candidatos del Frente de Izquierda para las elecciones del 23 de octubre. Es más, dos candidatos lo flanqueaban: Edgardo Reynoso, aspirante a senador nacional y delegado gremial del Sarmiento, y José Castillo, el profesor de Comunicación que sueña con una banca en Diputados.

«Chicos, les pido el voto por la izquierda. Es necesario que la voz de la izquierda se escuche en la cueva de bandidos en la que se convirtió el Congreso», largó Sobrero, antes de brindar los detalles de su detención y su enfrentamiento dialéctico con el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

«La causa se cae sola, está armada y es imprecisa. Fue inventada por el perverso de Aníbal. Hoy [por ayer] dejaron en libertad a los dos compañeros, que la única razón para haber estado en cana es que eran pobres», se quejó.

El juez federal Juan Manuel Yalj liberó anoche a Fernando y Guillermo Díaz, que estaban bajo sospecha, al igual que Sobrero, por la quema de trenes en Haedo.

Tras su exposición acerca de sus cuatro días en prisión, Sobrero enfatizó su discurso en la disputa por el poder en la Unión Ferroviaria. «No vamos a parar con nuestra lucha hasta no verlo a Pedraza [José] pudrirse en la cárcel», dijo, en referencia al gremialista detenido por el crimen del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra. También envió una sugestiva crítica al líder de la CGT, Hugo Moyano, que había aventurado anteayer un complejo panorama económico. «Ya no hay más viento de cola. Hasta los amigos del Gobierno dicen que se vendrán tiempos complicados», señaló.

Las charlas con figuras políticas en las universidades se han convertido en una convocante propuesta para los jóvenes. Anteayer, Moyano estuvo en Córdoba ante un auditorio atestado de gente. Anoche, en la misma sede de la UBA que lo hizo Sobrero, disertó la diputada nacional del Frente Progresista Victoria Donda.

Al llegar, Donda interrumpió amablemente la exposición de Sobrero y lo saludó con un simpático beso y un apretón de manos. Es más, lo elogió durante su exhibición, en la confitería de la facultad. Con las dos charlas en marcha, casi comenzadas en simultáneo, los estudiantes se debatían entre escuchar las gestas sindicales del ferroviario Sobrero u oír las palabras de la bonita legisladora, que hechizó a más de una mirada.

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